Javier de la Calle.
Los vecinos de Galapagar braman con el privilegio de «casta» de Pablo Iglesias, cuya mansión en La Navata ha pasado a contar con «vigilancia estática»: un coche camuflado con un efectivo de la Benemérita, en tres turnos de 8 horas, sin relevo. También los de Colmenarejo, que dependen del Puesto Principal de la Guardia Civil en Galapagar. El privilegio del vecino Pablo Iglesias lo van a pagar caro todos los demás, porque eso representa, cuanto menos, restar tres efectivos de la Guardia Civil para la protección de 45.000 personas, con una población diseminada en chalets y con urbanizaciones, como Parquelagos, que son una ciudad en sí. Y los efectivos de la Guardia Civil están ciertamente exhaustos y son francamente limitados para el territorio que tienen que cubrir: son aproximadamente 50 y restar 3 es un descalabro.
Las redes sociales en Galapagar y Colmenarejo arden en indignación. Reproducimos algunos de los comentarios de los grupos de vecinos de Galapagar, que son bien significativos respecto del malestar. La expresión más repetida es casta. Pablo Iglesias ha pasado a ser miembro destacado de la casta y goza de sus privilegios en detrimento de los demás.
Los vecinos de Galapagar han descubierto un nuevo juego: descubrir el vehículo camuflado de la vigilancia estática del proyecto de familia Iglesias-Montero.
El municipio de Galapagar ha pasado en solo cuatro años de ser uno de los más inseguros de la Comunidad de Madrid al tercero más seguro, una meritoria labor del Área de Prevención de la Delincuencia del Puesto Principal de la Guardia Civil y de la Policía Local. Los vecinos temen que la inseguridad vuelva a enseñorearse del término y haya una regresión en esa tendencia tan positiva.