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Las consignas de la tiranía mediática

Redacción




Luis Bru.

¿Existen consignas en la tiranía mediática compuesta por medios dispares e incluso supuestamente enfrentados? Aparentemente sí. Por supuesto, todos los medios coinciden en aspectos esenciales, todos llevan una única línea en las cuestiones cruciales relativas al modelo de sociedad y a la geopolítica, todos están a favor de la inmigración irrestricta con fronteras abiertas, todos compiten en posiciones radicales en pro de la ideología de género, etc. Todos utilizan incluso una misma semántica, de forma que quien se opone a cualquiera de las materias que el sistema considera cruciales para sus intereses es de inmediato situado en la extrema derecha o anatemizado mediante etiquetas descalificadoras. Todos publican reportajes muy similares sobre los mismos sucesos cuando estos pueden resquebrajar el dominio ideológico de las élites depredadoras. Por supuesto, todos negaran la existencia de onerosos privilegios en torno a las Sicav. Y establecen climas de histeria moral cuando los intereses de la casta están puestos realmente en peligro.

Esa consignas llegan, por lo menos en apariencia, a que el mismo día aparezcan informaciones y reportajes en una misma línea, con un trasfondo común, en medios dispares, de forma que se genere la especie de un falso consenso o de un quimérica verdad.

Por ejemplo, el lunes 17 de septiembre de 2018, La Vanguardia, El Confidencial y Público coinciden en demostrar un inusitado interés por el ascenso de la extrema derecha en Alemania. Así La Vanguardia publica un reportaje lleno de opiniones e interpretaciones sesgadas titulado «El espectro nazi vuelve a planear sobre Alemania«. También lo acompaña de otro sobre «¿Un tinder para ultras? El plan tecnológico para conectar entre sí a los radicales de toda Europa», que promete más de lo da. El Confidencial publica: «Contra la identidad europea: La crisis de los refugiados fue nuestro 11 S». Y Público inserta el reportaje: «La extrema derecha alemana prosigue su camino hacia el centro político».

La tesis de todos los artículos es que hay un peligro neonazi en Alemania, que está circunscrito a la Alemania del Este y que Alternativa para Alemania forma, mediante la estrategia de la amalgama, parte de ese peligro, del que nuestros benefactores de las élites políticas, económicas y mediáticas nos quieren salvar, aunque no saben cómo, al margen de manipulando. En realidad, se trata de un burda manipulación que nada tiene que ver con la realidad, pero que está difundida por tres medios dispares.

Vamos por partes, como Jack el destripador. Por de pronto, la primera noticia es que tres solicitantes de asilo -dos de ellos tenían que haber sido expulsados, pero esto es un caos provocado por Ángela Merkel– han asesinado a dos alemanes, uno en Chemnitz y otro en Kötthen. Los solicitantes de asilo eran un iraquí, un sirio y un afgano. El único punto en común es que los tres son musulmanes. El hecho de que acogidos asesinen a acogedores es una noticia muy llamativa. Nunca se ha producido algo así en el devenir humano. No muestran ni el más mínimo agradecimiento sino un odio que llega al asesinato. Apenas si sabemos nada de los dos hechos. De Daniel, el asesinado en Chemnitz desconocemos los motivos de la discusión; en el ámbito del rumor se ha difundido tanto que salió en defensa de una mujer de la que pretendían abusar como que querían robarle. El único hecho que se ha difundido es que fue cosido a puñaladas con ensañamiento: 35. ¿Por qué la prensa alemana es incapaz ni tan siquiera de reproducir los hecho de manera fidedigna? En cuanto al asesinado en Kötthen, se ha difundido desde fuentes oficiales que murió de un infarto, pero no a raíz de las heridas. Es evidente que el infarto no puede ser más que la consecuencia de la paliza pues cayó sin sentido.

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No se ha ofrecido ni el más mínimo análisis sociológico de por qué tres solicitantes de asilo la emprenden a golpes y puñaladas con dos alemanes, que estarían manifiestamente vivos si Ángela Merkel no hubiera abierto las fronteras. Tampoco hemos leído ninguna investigación respecto a en qué albergue vivían los presuntos asesinos, ni que tipos de ayudas sociales han recibido, ni cuál ha sido su mentalidad en todo este tiempo. Ni tan siquiera una explicación convincente respecto a por qué dos de ellos no habían sido expulsados tras denegarle el asilo. ¿Podría pensarse que un número destacado de los llamados refugiados son xenófobos y racistas contra los alemanes autóctonos? ¿Por qué ningún sociólogo ni politólogo indaga y nos ilumina con sus análisis y opiniones?

Cuando se destaca en esos medios dispares que David Röckert, dirigente de Thügida, grupo minúsculo definido como neonazi, tomó la palabra en Kötthen y dijo «es una guerra. Lo que pasa aquí es una guerra racial contra el pueblo alemán. ¿Queremos seguir siendo ovejas o queremos convertirnos en lobos y destrozarles«, ¿lo terrible es su violenta opinión o la verdad de sus términos? ¿hay o no una guerra racial y un racismo antiblanco?

Los medios parecen seguir consignas en sus burdas manipulaciones y en sus continuas mentiras. En los últimos meses, se ha estado insistiendo en que en Alemania descendieron los delitos en 2017, luego el malestar con los inmigrantes es infundado. ¡Los inmigrantes hacen bajar los delitos! Esta estúpida patraña se ha repetido hasta la saciedad, cuando la verdad es que en Alemania han descendido los delitos en 2017, pero han seguido aumentando los cometidos por ‘refugiados’ y los de peores consecuencias: asesinatos y violaciones. Y por supuesto han descendido los delitos respecto al histórico de 2015, que es cuando se dispararon con la llegada de los mal llamados refugiados.

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Todos los medios españoles, a rebufo de los alemanes, insisten en que en Chemnitz hubo una caza de extranjeros. El jefe de los servicios de inteligencia del Ministerio del Interior, Hans-Georg MaaBen, en declaraciones al Bild, ha dejado claro que no hay ninguna prueba de que tal cosa existiera. La respuesta del sistema ha sido la previsible: pedir la dimisión de Hans-George MaaBen. Esta polémica, de todas formas, ha sido ocultada por quienes muestran tanto interés inducido por ese rebrotar inflado neonazi. El hecho es que sigue insistiendo como hecho probado que hubo una caza de extranjeros, que nunca existió. Todo gira en torno al Partido Nacional Democrático, que, por cierto, se está extinguiendo.

Con nítido acierto, Alexander Gauland, dirigente de Alternativa para Alemania, ha declarado que «así como los saludos hitlerianos son repugnantes, el acontecimiento verdaderamente grave fue el derramamiento de sangre cometido por solicitantes de asilo». Es una lección obvia de periodismo, pero el periodismo ha muerto a manos de la propaganda de la autodestrucción de las sociedades europeas a manos del globalismo de las élites.

La manipulación siempre sigue las mismas pautas: se cambia la noticia, las víctimas pasan a ser verdugos, ni tan siquiera se ofrece las fotos de los dos asesinados, ni se cuentan sus circunstancias, ni se permite hablar a sus familias, y se recurre a las opiniones de diversos sociólogos y politólogos, profesores de Universidad. Estos coinciden, sin fisuras, en denigrar a las personas que se muestran contrarias a la inmigración invasiva y a la política de fronteras abiertas. Todos indican que se trata de gente que tiene miedo a la globalización, que se sienten fracasados y desprotegidos, que al ser de la Alemania del Este acumulan todos esos miedos, más el de tener menos nivel de vida que los de Alemania del Oeste. Es el desdén del ilustrado, aunque esos sociólogos y politólogos parecen tener anteojeras de burro, pues sólo opinan sobre lo que le conviene al sistema y como le conviene. Así Eric Linhart, politólogo de la Universidad técnica de Chemnitz, llega a reconocer que los manifestantes eran gentes normales de clase media, pero «no parecen poner objeción a estar en una manifestación junto a neonazis violentos».

Mas, realmente, los que han mostrado ser violentos son los refugiados o solicitantes de asilo, ellos son los que han provocado dos muertes, una de ellas con un ensañamiento bárbaro (35 puñaladas). ¿Por qué nadie informa ni opina sobre la violencia real sino de otra manifiestamente inventada? ¿No serán realmente los neonazis los asilados que encima viven del contribuyente al que asesinan? Y si matan y violan, ¿no está justificado el miedo?

¿Quién da las consignas para manipulaciones tan de parvulario? Y ¿hasta cuándo van a abusar de nuestra paciencia?