Josep Sansano.
El Partido Popular recupera la alcaldía de Alicante, que perdió por los numerosos casos de corrupción de las etapas de Luis Díaz Alperi y Sonia Castedo. El nuevo alcalde es Luis Barcala. El acceso a la alcaldía se obtiene mediante una aritmética que le obligará a gobernar mediante pactos.
Para conservar la alcaldía, el PSOE precisaba conseguir 15 votos; es decir, los suyos, los de Guanyar y los de Compromís, más el voto de la no adscrita Nerea Belmonte, que salió de Guanyar-Podemos tras conocerse que había dado contratos públicos a sus compañeros de candidatura; una caso de corrupción podemita. Nerea había dejado claro cuál era el precio de ese decisivo voto número 15: que le devolvieran el sueldo que se le retiró en 2.016. El acuerdo parecía posible pero Nerea exigió que se le pusiera por escrito y ahí embarrancó todo.
Luis Barcala llega como el candidato del partido más votado, pero sin una coalición que le respalda, por lo que el Ayuntamiento de Alicante o entra en la inactividad o tendrá que hacer acuerdos continuamente y amplios. El nuevo alcalde ha dicho en su discurso de investidura que «hemos llegado hasta aquí y poco importa el por qué, lo importante es el para qué».
La presidenta del PP valenciano, Isabel Boning, ha declarado, desde las Cortes Valencianas, que «la reconquista empieza por el sur». Después de años de malas noticias, los peperos tienen, por fin, una buena, aunque no sirve para ocultar la atonía y la falta de pulso político de la que adolecen.