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Carta abierta a Albert Rivera: O patriota o globalista, tienes que elegir

Redacción




Albert Rivera e Inés Arrimadas, celebrando el triunfo de su partido. /Foto: elmundo.es.

Enrique de Diego.

Toca felicitarte Albert por los resultados de las elecciones catalanas que son, sin duda, magníficos para Ciudadanos y muy malos para España. Para Ciudadanos, está el respaldo de 1.100.000 catalanes, la victoria por votos y escaños y la abultada victoria en Barcelona -24 diputados, 6 más que el segundo, Esquerra- y en Tarragona. El descalabro del PP, al borde del testimonialismo extraparlamentario y sin poder formar grupo propio, establece la expectativa de la sustitución del PP por Ciudadanos. Todo te beneficia como político profesional, en esta nación ayuna de estadistas. En el lacayismo sembrado tan persistentemente en cuatro décadas y que ha dado frutos tan abundantes como amargos es previsible una ola de oportunismo mediático con viento huracanado de popa a favor de Ciudadanos.

He de reconocer, como es justicia, que su campaña, Albert, se ha producido en medio de tensión, insultos y que todos los miembros de ese partido, empezando por Inés Arrimadas, han demostrado y demuestran arrojo y gallardía en la defensa de la unidad de España.

Pero, siendo comprensible la euforia, me pareció frívola y aún absurda la forma de celebración de esa victoria pírrica. El momento es de gravedad. No veo motivos, la verdad, para la alegría, en su sentido más profundo, y mucho menos para una celebración propia de hooligans futbolísticos. Tanto tú, Albert, como Inés Arrimadas hablasteis casi en exclusiva de Ciudadanos y no de España. Dicho sea de paso, ese coranzocito hortera que ha devenido en vuestro emblema, con la bandera nacional, la catalana y la europea, me parece una empanada mental y una identidad confusa por adicciones.

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No hay nada que celebrar, y menos con cava catalán, porque no hay que comprar a quien te odia. La cuestión es que en este artículo 155 de la señorita Pepis has participado tú de manera animosa y sin crítica, anteponiendo los intereses partidarios a los nacionales.

No deja de ser una tragedia añadida que la defensa de la unidad de España haya quedado en manos de un personaje como tú, que estás entregado, y aún vendido, a los más oscuros poderes globalistas. De un personaje que es partidario de eliminar las fronteras de España y una de cuyas preocupaciones es que a España vengan el mayor número de «refugiados». ¿Qué identidad de España defiendes tú y Ciudadanos? Es hora de que empieces a aclararlo, porque eres el chico de los recados de Bilderberg.

Tienes un desastre de organización, un no partido, sin ninguna democracia interna, con un personaje nefasto y liberticida al frente de la secretaría de organización, Fran Hervías, con un sistema telemático que tiene más fallas que el puchero de cobre de la abuela. Tu partido se financia de manera ilegal e irregular de las administraciones y está lleno de oportunistas y desechos de tienta de otras formaciones políticas, especialmente del PP.

Eres, Albert, una marca. Y eso, en esta España degradada y decadente, funciona. Pero no sirve, a la hora de la verdad. Eres un patriota al tiempo que un globalista y ambas cuestiones son contradictorias. O una cosa o la otra, Albert.