Enrique de Diego.
Se ha llegado a tal nivel de deterioro y degradación que en España se mata por llevar la bandera de España. Víctor Laínez ha sido asesinado en Zaragoza por el mero hecho de llevar la bandera de España. De hecho, el presunto asesino no conocía de nada a la víctima por lo que sólo le movió el odio irracional que le provocó la rojigualda. Este asesinato no se puede desvincular del clima de odio hacia España y hacia sus símbolos que han ido difundiendo y provocando los partidos separatistas catalanes y Podemos, cuyo nefando secretario general, Pablo Iglesias lo pretendió elevar a la condición de víctima tras haber dejado parapléjico a un guardia urbano.
El patriotismo y la bandera debieran ser asumidos con orgullo como patrimonio de todos los españoles, al margen de ideologías, como ocurre en todo el mundo civilizado, al que Podemos no pertenece. No es de recibo la nota supuestamente condenatoria de la cuenta oficial de twitter de Zaragoza en común: «Condenamos la violencia en las calles de Zaragoza. No hay nada que justifique agresiones en nuestra ciudad. Zaragoza es y será una ciudad de convivencia«. ¿Qué es lo que condenan? ¿Ni tan siquiera se merece Víctor Laínez la justicia de la cita expresa?
A este terrible asesinato se ha llegado tras una siembra constante de odio, a la que se ha concedido total impunidad. La violencia de la ultraizquierda, la única real y que llega hasta el asesinato, está rodeada de una completa impunidad; tiene patente de corso. Es asombroso que la Policía sólo facilitara las siglas del presunto asesino. Es lamentable que durante varios días haya habido una completa opacidad y un silencio cómplice.
Este terrible asesinato no es un caso aislado, sino la consecuencia previsible de la impunidad concedida a la ultraizquierda, a la que de manera asombrosa se suele presentar como pacifista, y del odio hacia España y todo lo español, que campa por su respetos. El Ayuntamiento de Zaragoza mantiene una vergonzosa complicidad con la casa okupa Kike Mur de Zaragoza, Pablo Iglesias llegó a reunirse con la madre de este degenerado reincidente. Un gesto irresponsable y obsceno.
Los de Podemos no son pacifistas. No hacen más que sembrar odio y violencia. El Gobierno y la Policía deben de dejar de mirar hacia otro lado frente a la ultraizquierda. Por de pronto, han de hacer respetar los símbolos nacionales que cualquier español debe poder exhibir sin que ello represente ningún riesgo, sino que coseche el respeto general.