Editorial.
No es ya cuestión del artículo 155 sino del Código Penal. El Estado de Derecho ha de actuar con contundencia contra los rebeldes. Es cuestión del Código Penal. Es preciso detener cuanto antes a Carles Puigdemont y a toda esta pandilla de facciosos. Nadie está por encima de la Ley y menos estos sinvergüenzas corruptos. El Gobierno ha venido actuando con debilidad, tarde y mal. Ha dejado hacer. Se ha perdido en la retórica.
Se necesita un presidente fuerte al frente del Gobierno y Rajoy no lo está demostrando. Se precisa un líder en la oposición fuerte y Pedro Sánchez no lo está demostrando. Se necesita un Estado de Derecho que aplique la Ley con toda su contundencia.
En estos momentos de gravedad extrema, hay que recordar que el deber constitucional de las Fuerzas Armadas es preservar la integridad territorial. Ese es el artículo 8 de la Constitución, tan vigente como el artículo 155. En el caso de que el poder civil cayera en traición, el Ejército está obligado a actuar, es un deber constitucional y su imperativo patriótico.
¡Basta ya de dudas! ¡Basta ya de complejos! ¡Basta ya de medias tintas con las que no se va a ninguna parte! Es indignante que se haya permitido proceder a una votación de declaración de independencia. Es indignante que no se haya detenido de inmediato a los rebeldes.
Carles Puigemont ha abierto la vía de la guerra civil.
Nada produce mayores desastres que la debilidad y aquí ha habido toneladas de debilidad. Hora ya es de fortaleza. Y si Rajoy no se siente con fuerzas, que dimita.
Hoy más que nunca: ¡Viva España!