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Verd Madur y las falacias del catalanismo

Redacción




Françes Cambó. /Foto: abc.es.

Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

En su conjunto, el catalanismo era una cosa mísera cuando, en la primavera de 1893, inicié en él mi actuación (…) Organizamos excursiones por los pueblos del Penedés y del Vallés, donde había algún catalanista aislado (…) no creo que hiciéramos grandes conquistas: los payeses que nos escuchaban no llegaban a tomarnos en serio (…) Aquél era un tiempo en el que el catalanismo tenía todo el carácter de una secta religiosa. Puede decirse que todos los catalanistas se conocían entre síCAMBÓ  (Memorias )

La manipulación de la historia que los llamados catalanistas, ayudados por la pasividad de los distintos Gobiernos de las últimas décadas se ha convertido en uno de los aspectos más lamentables de ese denominado procès que quiere concluir en el golpe de Estado que consumaría una desastrosa separación de España .

Sin embargo, como escribiera César Vidal:     Como el resto de los españoles, los catalanes también resistieron al invasor francés en el Bruch y en el asedio de Gerona, y no deja de ser significativo que una de las heroínas españolas más famosas de la guerra de la independencia fuera la catalana Agustina de Aragón.

Como el resto de los españoles, también los catalanes combatieron en Marruecos en 1859, a las órdenes de un general catalán llamado Prim, y desfilaron por las calles al sonido de Los voluntarios, una marcha militar que se interpretó entonces por primera vez.

Como el resto de los españoles, los catalanes sufrieron también el desastre de 1898. Cuatro de los 33 últimos soldados de Filipinas fueron catalanes.

Como el resto de los españoles, en suma, sufrieron las alegrías y tristezas de la historia de España, sin excluir la guerra civil de 1936, en cuyos dos bandos participaron. Nadie puede olvidar, por ejemplo, al Tercio de Montserrat, que, encuadrado en el ejército nacional, dejó su sangre, por ejemplo, en la batalla del Ebro.

Y no solo el mencionado Tercio. Como puso de manifiesto Jesús Lainz en España contra Cataluña, Ediciones Encuentro, desde los cardenales Gomá y Pla hasta Cambó que, tras medio siglo de liderazgo catalanista, puso su fortuna a disposición de Franco y organizó en París, junto con Llonc, Ventosa, Estelrich y otros huidos de la Cataluña republicana, la Oficina de Propaganda y Prensa para defender el bando franquista ante la opinión pública europea y organizar su servicio de espionaje.

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Cambó también fue el responsable del manifiesto que secundaron cientos de personalidades catalanas de la política, la empresa y la cultura en el que proclamaron que «como catalanes, afirmamos que nuestra tierra quiere seguir unida a los otros pueblos de España por el amor fraternal y por el sentimiento de la comunidad de destino, que nos obliga a todos a contribuir con el máximo sacrificio a la obra común de liberación de la tiranía roja y de reparación de la grandeza futura de España».

Otros catalanes que se distinguieron por su apoyo a Franco fueron, entre otros muchos, Josep Pla, Eugenio d’Ors, Agustí Calvet, Federico Mompou y Salvador Dalí. Por otro lado, Xavier de Salas, Josep Maria Fontana, Josep Vergés, Ignasi Agustí y Juan Ramón Masoliver fundaron en Burgos la influyente revista Destino.

En esta vorágine de falsificaciones y complicidades antihistóricas, merece la pena rescatar una curiosa película: Siega Verde, o Verd madur, rodada en 1961 por Rafael Gil y que fue estrenada en castellano y en catalán con notable éxito comercial en su momento.

Jeanne Valerie, Carlos Larrañaga, José Rubio, Marta Angelat, Luis Induni son los protagonistas de esta película romántica cuajada de tierra catalana, de los paisajes catalanes y de amor por la auténtica esencia de la cultura catalana. La historia es simple pero efectiva: “En un pueblo del Pirineo catalán hay dos casas centenarias: la rica Can Pujalt, y Can Xanot, una casa prácticamente en ruinas, donde nace una niña, Xana.. Cuando ya es mayor, un día es atacada por el vagabundo Met, pero el heredero Enric Pujalt la salva y ambos se enamoran apasionadamente».   

La película  brilla con una excepcional  fotografía de Enrique Guerner y Cecilio Paniagua, que ha sabido captar la belleza de un lugar asilvestrado del cual es imposible no enamorarse. El film fue rodado en las localizaciones de  La Vall d’Arán y l’Alt Pallars.

La  banda sonora  fue también enormemente cuidada (y premiada por El Circulo de Escritores Cinematográficos en su año): un trabajo de Xavier Montsatvage, uno de los grandes compositores españoles (catalanes) del siglo XX.  . En una de la secuencias se puede contemplar el Esbart Dansaire de La Pobla de Segur, danzas tradicionales  que culminan en una sardana al ritmo de la música tocada por las grallas y timbales, tradiciones que todavía hoy se conservan en todo el territorio.

Verd madur se basa en una novela  del escritor catalán José Viros ( 1905-1987 ), que firma también el guión y se implicó a fondo en la difusión de una obra impregnada del alma de Cataluña.

Rafael Gil  (1913- 1986) adaptó a autores modernos como Jardiel Poncela o Rafael Sánchez Mazas y a clásicos como Alarcón o Cervantes en versiones que siguen manteniendo un gran interés. De hecho, una gran parte de sus 68 películas están basadas en la literatura española. Llevó al cine obras de Félix Lope de Vega, Miguel de Cervantes Saavedra, Wenceslao Fernández Flórez, José Santugini, Enrique Jardiel Poncela, Jacinto Benavente, Pedro Antonio de Alarcón, José María Pemán, Armando Palacio Valdés, Miguel Mihura, Vicente Blasco Ibáñez, Manuel Halcón, José Echegaray, José Antonio Jiménez Arnau, Torcuato Luca de Tena, Alejandro Pérez Lugín, Agustín de Foxá, José Virós, Rafael Sánchez Mazas, Carlos Arniches, Rafael García Serrano, Emilio Romero, Miguel de Unamuno, Benito Pérez Galdós, Azorín, Ana Diosdado, Antonio Gala, Juan Antonio Zunzunegui y Fernando Vizcaíno Casas.

Carlos Larrañaga era el galán de la historia, y junto a él – como hemos señalado – Jeanne Valerie, una actriz francesa gran promesa en aquellos momentos y que pudo llegar a convertirse en estrella.

Jeanne Valérie nació en Paris el 19 de agosto de 1941 y tuvo su debut cinematográfico a los diecisiete años en un film de Roger Vadim: “Les Liaisons Dangereuses”, (1959) interpretando el papel de la ingenua Cecile de Volanges junto a dos monstruos del cine francés de la época como Jeanne Moreau (Juliette de Merteuil) y Annette Stroyberg (madame de Tourvel).

En Siega Verde su belleza resplandece en el bellísimo paisaje del Valle de Arán.

Merece la pena rescatar la historia. Merece la pena defender la riqueza de una Cataluña que forma parte ineludible del ser rico y multiforme de España.