Enrique de Diego
Quiero felicitar a todos el equipo de Rambla Libre, a todos los lectores y a sus familias: Feliz Navidad, Feliz Natividad del Señor.
Iniciamos esta andadura en junio y en pocos meses hemos conseguido situarnos como un Digital de referencia, con aumento constante de usuarios únicos, gracias a la promoción que nos hacen nuestros lectores. Es preciso ir confluyendo cada vez más.
A nadie se le oculta que vivimos tiempos duros. Desde hace décadas el mundo parece haber salido de sus goznes y bailar sin sentido como una peonza. El mundo no ha hecho otra cosa que perder la referencia de Belén, que los malvados de este mundo tratan de borrar o de atentar contra ella, tiñendo de luto estas fiestas llenas de sentido religioso y, por ende, de profundidad humanidad.
Vienen a mi memoria aquellas Navidades de niño, con familias extensas, en las que todos acudíamos a celebrarlas con los abuelos, con muchos menos bienes materiales que ahora, pero con un horizonte más abierto y anclados en referencias más seguras, cuando el relativismo no lo había emponzoñado todo y la unidad de las familias y el patriotismo eran alas de estabilidad para la aventura de la vida. Cuando las rondallas pedían con los entrañables villancicos el aguinaldo y era fácil distinguir el bien del mal, la virtud del vicio, cuando las palabras tenían su significado pleno y se usaban con sencillez y sin temor.
No eran tampoco fáciles los tiempos en los que Jesús vino al mundo en un humilde pesebre. A los pocos días, la saña de Herodes quiso matarlo y perpetró una de esas masacres que hoy han vuelto helándonos a veces la sangre.
Rambla Libre quiere ser un puerto seguro de información veraz y también un instrumento de combate a favor de la libertad y la civilización amenazadas. Ese esfuerzo, cada vez más fructífero, quiere ser un esfuerzo común con nuestros lectores.
Si Dios con nosotros, ¿quién contra nosotros? Feliz Navidad de corazón. ¡Ven, Señor, no tardes!