AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Ciudadanos en Sevilla no es ninguna maravilla

Redacción




Ciudadanos en Sevilla no es ninguna maravilla. /Foto: ramblalibre.com.

Enrique de Diego.

Foto de familia en fiestas de Triana de Ciudadanos arropando a la diputada nacional Virginia Millán Salmerón. Insertó en su curriculum de presentación de candidatura al Congreso que era «abogada con más de 5 años de ejercicio de profesión«, cuando sólo llevaba 3,5 de colegiada, y estampando 0 euros de ingresos en 2014, una cifra sorprendente para una «abogada en ejercicio». Ejercicio de ¿qué?

Ahora la vida la sonríe. Tiene un buen sueldo del contribuyente. Una labor parlamentaria tan en blanco como cuando se le pidió que recomendara el voto por Ciudadanos. Y se ha casado en el Rocío con el exrecepcionista y ahora prestigioso secretario de organización del partido, el número 4 del organigrama, Fran Hervías, alias «Señor Lobo«, que cobra también del erario público como asesor del grupo parlamentario, con lo que se llevan a su casa de Las Rozas dos sustanciosos sueldos.

Atrás quedaron las antoñanas emociones y los pristinos ideales; como hojas caducas en otoño han caído los ajados principios de la prometida regeneración y han desaparecido las palabras tan presentes en las campañas y tan olvidadas el día después: primarias, transparencia. Ahora se conjugan dos ideas fuerza: poder y dinero.

Virginia Millán Salmerón, siempre según fuentes solventes, tiene una ambición ilimitada. Ahora quiere segarle la hierba bajo los pies a Juan Marín y hacerse con todo el poder de Ciudadanos en Andalucía, para lo que cuenta con el rendido apoyo del secretario de organización. Y también de Javier Millán, portavoz en el Ayuntamiento y en la Diputación, en el partido contrario a acumular cargos.

Además de ambos, en la foto, la estrecha cúpula de Ciudadanos en Bormujos. Ya no hay que regenerar nada. La nueva política se ha tornado rancia en horas veinticuatro. Ahora se trata de fidelidades lacayunas y ansias de poder. Uno de los que posa es Antonio Bejarano, que venía por puro idealismo a la política, y a las primeras de cambio enfiló hacia el Ayuntamiento para pedirle al alcalde un trabajo para su esposa, según fuentes solventes. Orencio Martínez, que tuvo que dimitir como representante del partido en Aljarafesa, la compañía aguas, cuando saltó a la luz pública que estaba amañando contratos con su empresa, pero que sigue como militante. ¡En el partido que exige dimisiones fulminantes en los demás partidos!

NO TE LO PIERDAS:   Unidad o suicidio

También sigue de militante Cira de la Cruz, otra de las retratadas, condenada por agredir a una compañera de partido. A su vera, su esposo, Manuel Romero Cárdenas, que facturó gastos electorales a través de su empresa, que luego recuperó de las cuotas de los afiliados.

Ciudadanos en Sevilla no es ninguna maravilla. Da lo mismo lo que hagas o no pasar la prueba del algodón, ahora solo cuenta la fidelidad a los de arriba, apoyar a Virginia Millán Salmerón en sus ambiciones, poder y dinero, que más cornás dada la abogacía activa, 0 euros de ingresos en 2014, ni un pleito que llevarse a la boca, ni el turno de oficio, nada de nada y de ahí, mentira tras mentira en el curriculum, a por las 14 pagas de más de 5.000 euros en el Congreso, más los privilegios añadidos (más el sueldo de Fran Hervías como asesor).

Hay que reconocer que Virginia Millán Salmerón se ha regenerado y mucho. Para algo ha servido Ciudadanos, que los de Bormujos han de conformarse con dietas por asistencia a pleno, un aguinaldo, pero no se han cumplido las expectativas. Pero si Virginia medra, pero si Virginia sube. El futuro está abierto. La esperanza es lo último que se pierde.

Poder y dinero, esa es la nueva política, tan vieja como la vieja. No, desde luego, Ciudadanos en Sevilla no es ninguna maravilla.

¿La regeneración? Obscenidad citarla. Pendiente. Otra vez será. ¡El vivo al bollo y la regeneración al hoyo!

Carta abierta a Fran Hervías: Te van a caer dos querellas demoledoras