Enrique de Diego.
Además de miserable, Carles Puigdemont, eres un mentiroso y un negligente y estás tardando en dimitir (que no es un nombre ruso) e irte a casa. El 18 de agosto, un niñato terrorista, inflado a ayudas sociales, un nou catalan, mató a 14 personas en La Rambla (y uno más, tras saldarse la mierda de cordón policial montado). Y el 25 de mayo, de Estados Unidos los mossos recibieron un aviso alertando de un atentado terrorista «específicamente en La Rambla». ¡Y no pusisteis ni unos míseros bolardos! Porque según el bocachancla de Trapero era «postureo«.
La primera cuestión es que tú, miserable, y tus patéticos colaboradores habéis mentido. El argumentario de tu asquerosa mentira, miserable, es: a) no nos relacionamos con la CIA, ya nos gustaría; b) esa comunicación nunca ha existido. Ahora resulta que sí ha existido -de «otras fuentes», ¿cuáles?- aunque: a) se le dio «una baja credibilidad»; b) se le comunicó «al Estado» que no le dio «veracidad». ¿Quién es el Estado? Con nombres y apellidos, ya estamos hartos de tramas burocráticas de inútiles de todos los colores.
La misma mentira repetida por tres
El 20 de agosto, en una entrevista en La Sexta realizada por la complaciente Ana Pastor, dijiste: «Las policías se relacionan con otras polícias y las agencias de inteligencia se relacionan con otras agencias de inteligencia. Estoy convencido de que los servicios de inteligencia españoles están en contacto con los servicios de inteligencia de otros países. Lo que es evidente es que a una policía como los Mossos d’Esquadra ya nos gustaría poder tener relación directa con la CIA, pero evidentemente esto no ha ocurrido”.
Dos días después el tarugán Joaquim Forn te copia la respuesta: «Ya nos gustaría tener relación con la CIA. Desgraciadamente, esto no se ha producido».
El humorista macabro y portavoz de los incompetentes mossos, Josep Lluís Trapero, repite como un loro: «Si tenemos ya problemas en el ámbito internacional para relacionarnos porque no es la competencia nos reconoce el Estado y la Policía Nacional, todavía menos relaciones con servicios secretos de inteligencia. No es una competencia propia de los cuerpos policiales relacionarse con servicios de inteligencia de otros países. Los servicios de inteligencia se relacionan con servicios de inteligencia, no con servicios policiales». La periodista Mònica Terribas preguntó entonces: «¿Por tanto es mentira?». Y Trapero remachó: «Sí«.
Trapero, Forn y tú, miserable Puigdemont, sois unos mentirosos. Por mucho menos, en cualquier democracia, la gente dimite; por plagias en una tesis doctoral, por ejemplo. La mentira corrompe las sociedades y las democracias y es fundamental que haya responsabilidades para que se corrijan errores, tan trágicos como el que ha costado la vida a 16 personas inocentes.
Pero a la mentira se une la negligencia. Es obvio que quienes decidieron dar una «baja credibilidad» a una nota tan expresa, identificando tan claramente el objetivo, son una pandilla de inútiles, que deben ser relevados. Es preciso recordarte, miserable incompetente, que ya se habían producido masacres similares en Niza, Berlín, Estocolmo y Londres. Así que darle una «baja credibilidad» al aviso es de indigentes mentales. ¿Qué medidas adoptastéis, miserable? ¡Ni tan siquiera unos bolardos!
La explosión de Alcanar, altísima credibilidad
Además, la explosión de Alcanar debió tener de inmediato una «altísima credibilidad» e interrogar exhaustivamente a Mohamed Houli, pero como Cataluña no era objetivo terrorista, según habías establecido en diciembre de 2016, y es maravillosa la diversidad y el único peligro es la islamofobia, se os ocurrió eso de tebeo de que era un laboratorio de cocaína, que de eso parece que los chicos de Forn saben más.
Dice el tarugán de Forn que la espléndida información de El Periódico es intoxicación y el documento un «montaje«. Y el humorista macabro Trapero que está «dictada» con la intención de «desprestigiar a los mossos«.
Parece como si los separatistas fuera una tribu de degenerados gilipollas que han abandonado la racionalidad y la realidad y funcionan con toscos esquemas de amigo-enemigo, los nuestros y los otros, de forma que si los mossos la cagan, tan clamorosamente, hay que reír maldita la gracia y cerrar filas con ellos, por aquello de la independencia, e intentar echar la culpa al Estado, a pesar de que uno tenga «competencias plenas«, y hubiera bastado que alguien de la comisaría de Ripoll o Trapero se hubieran leído el facebook de Mousa Oukabir para ver que era un niñato integrista que quería matar a todos los no musulmanes. ¡Que te monten un grupo terrorista en Ripoll con 10.000 habitantes es para hacérselo mirar y para que hubiera habido dimisiones en cadena!
Para echarse a temblar
Miserable Puigdemont, contigo al frente gritar «no tinc por» es un ejercicio de locura y una exhibición de síndrome de Estocolmo. Contigo al frente, pedazo de inútil, es para echarse a temblar.