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Carta abierta al miserable de Carles Puigdemont (2)

Redacción




Carles Puigdemont. /Foto: elviejotopo.com.

Enrique de Diego.

Usted, Carles Puigdemont, en su naturaleza miserable, en sus delirios de grandeza, en su huida hacia adelante de mediocre político profesional, de infame cazasubvenciones, es incapaz de ver lo obvio: que la masacre de Las Ramblas y el atentado de Cambrils (y la explosión de Alcanar) han matado el «proces», ese referéndum con el que usted, mediocre, lleva a Cataluña al desastre final.

Con su ultrasubvencionado aparato de propaganda, está usted, miserable, abusando del síndrome de Estocolmo de una sociedad traumatizada y desarmada, incluso pretendiendo presentar como exitosos a los mossos d’esquadra, cuyo fracaso es hiriente y clamoroso.

A usted le han estado a punto de volar en sus narices nada menos que la Sagrada Familia, esa maravilla del genio de Antonio Gaudí, y sólo se ha evitado por una especial protección de Dios y por la impericia de los niñatos criminales con su imam alucinado y por la volatilidad del TATP (perióxido de acetona) que oportunamente explosionó produciendo una nube en hongo.

Explosión del chalet de Alcaran.

Es preciso recordarle, miserable manipulador, y también a esa tarugán de Joaquim Forn, algunas verdades del barquero: a) una docena de niñatos terroristas islámicos estuvieron planeando durante meses una masacre aún mayor, dirigidos por un imam integrista, sin que los mossos detectaran nada, a pesar de que algunos de esos niñatos proclamaban su integrismo públicamente en facebook; b) el imam, que había estado en la cárcel 4 años, que era un integrista presente en sumarios (como bien sabían el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Jaume Asens, y el diputado autonómico de la CUP, Benet Salellas, ambos abogados de terroristas), que ni lo contrataban en Vilvoorde, la ciudad belga de los yihadistas, por demasiado venado, pudo desarrollar su vida entre Ripoll y Alcanar con total tranquilidad, sin que ningún investigador de los mossos le inquietara lo más mínimo; c) la tremenda y providencial explosión de Alcanar (donde se guardaban 500 litros de acetona, 106 bombonas y kilos de clavos para que actuaran de metralla) fue tratada por sus cegatos e incompetentes mossos como cuestión trivial, relacionada con un laboratorio de droga, y remitida al Juzgado de Guardia; d) entre la nulidad de su equipo de Gobierno, miserable Carles Puigdemont, y la del equipo del Ayuntamiento de Barcelona de la proislamista Ada Colau fueron incapaces de poner unos simples bolardos en Las Ramblas, facilitando su letal recorrido al terrorista; e) éste no encontró Policía ninguna a su paso y pudo superar la operación Jaula, matando de paso a Pau Pérez. ¡Hay quince personas inocentes muertas por sus negligencias!

No están para condecoraciones sino para dimisiones

Después de todos estos dislates, ustedes no están para dar condecoraciones sino para presentar sus dimisiones. Porque lo más grave es que esa policía lacaya al servicio de políticos corruptos y alucinados que son los mossos no podían, en ningún caso, impedir el atentado, porque usted, miserable Carles Puigdemont, había decidido que Cataluña no era objetivo terrorista, que ningún mal podía venir de los nous catalans, a pesar de que Cataluña es el paraíso de los integristas, con una de cada tres mezquitas militando en el salafismo wahabista.

Imagen de Las Ramblas tras el atropello: un muerto. /Foto: enoticies.cat.

Voy a recordarle, miserable, que usted y los suyos y sus tardocomunistas mariachis de la CUP votaron en el Parlament promover la supresión del término «terrorismo islamista» y ordenar a los mossos que evitaran «perfiles étnicos y religiosos«. Y que esa propuesta fue presentada por el abogado de terroristas islamistas, Benet Salellas, diputado de la CUP que mantiene sus posaderas en el sillón de presidente de la Generalitat. ¿No han sido la masacre de Las Ramblas y el atentado de Cambrils «terrorismo islamista«? ¿No lo hubiera sido si hubieran destrozado la Sagrada Familia en acción de cristianofobia, que no sabemos que hubiera pensado de ella Ada Colau aunque nos lo imaginamos? Usted, miserable, votó que no había «terrorismo islamista«. Y lo había y lo ha habido.

Después de tanta negligencia y tanto desastre, sin que nadie asuma responsabilidades y se vaya a su casa, usted se dispone a seguir su huida hacia adelante hacia ese referéndum que es la irresponsabilidad de quien se cree Napoleón y no es más que un mediocre cazasubvenciones.

Un mentecato que evacúa vaciedades y ha perdido el sentido de la realidad

Usted ha declarado, tras la masacre, que «Cataluña ha sido, es y será una tierra de paz y de bienvenida. Y no dejaremos que una minoría acabe con una forma de ser que se ha forjado a lo largo de los siglos«. Y que «Barcelona es una ciudad de diálogo y de democracia, abierta al mundo y orgullosa de su cosmopolitismo». ¿No se cansa, usted, pedazo de miserable, de evacuar vaciedades, de toda es retahíla de beatería pacata? Incluso el día 21 estampó el siguiente tuit: «Gracias por el compromiso de los musulmanes de Cataluña con la paz y la convivencia. Una implicación imprescindible para construir el futuro juntos». Desde luego su idiocia, Carles Puigdemont, es terminal. Supongo que se refería a las dos centenas de manifestantes musulmanes, porque los terroristas eran musulmanes y su compromiso con la paz y la convivencia era trágicamente descriptible. ¡Oh, Dios, cómo puede soportar una sociedad a un patente mentecato que ha perdido el sentido de la realidad!

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El mediocre que quiere pasar a la Historia

Usted, en abril de este año, se retrató en el Círculo del Liceo, un foro burgués, donde usted se describió como de «perfil bajo» -personaje gris, gris- cuyo móvil o intención es pasar a la historia, porque no ha hecho nada relevante y el referéndum es su gran oportunidad. No hay nada más peligroso que un mediocre tratando de sublimar sus complejos y es el caso patético. Al menos, fue sincero. Usted, miserable Carles Puigdemont, no ha hecho nada relevante; primero fue un cazasubvenciones y luego un político profesional. Osea que toda su vida ha sido un parásito.

Artur Mas y Carles Puigdemont.

Entre 1999 y 2002, usted fue director general de la Agencia Catalana de Noticias, ACN, un chiringuito subvencionado que ha terminado siendo al 100% de la Generalitat, y que en 2015 costó 3,2 millones del contribuyente sostener. Luego puso en marcha un periodicucho en inglés, Cataluña Today, para el que ya el primer trimestre le dieron una subvención de 30.000 euros en concepto de «lanzamiento del diario catalán en inglés«, que así se las ponían a Felipe II o con el dinero de otros hacen fiesta los devotos y usted ha sido de los más devotos. Un pésimo gestor, eso sí; y un prepotente incapaz de hacer equipo, pero una buena pieza en el juego del pilla-pilla presupuestario: 480.000 euros. Luego ha sido alcalde de Gerona y presidente de la Generalitat colocado por Artur Mas, el recaudador del 3%, mayordomo de la famiglia Pujol.

Usted, mediocre cazasubvenciones, miserable Carles Puigdemont va a pasar a la historia de la estupidez por provocar el mayor desastre de la historia de la queridísima Cataluña. Usted va a abrir la caja de Pandora desatando las furias del averno, de las que la masacre de las Ramblas es un preludio. Usted no lleva a Cataluña hacia Ítaca sino hacia el abismo.

La quimera peligrosa de la autodeterminación

Usted se ha puesto a jugar con la quimera más peligrosa del siglo XX, con efecto retardado: el falso derecho de autodeterminación, laberinto que sería extensible a cada ciudad, cada barrio, cada calle y cada casa. Eso del «derecho a decidir» del pazguato de Pablo Iglesias. Un explosivo ideológico mucho más letal que el TAPT y que a usted le estallará en las manos como el perióxido de acetona al canalla del imam de Ripoll. Fue utilizado de manera irrestricta en la descolonización provocando guerras, desolación y hambre; con frecuencia, genocidios. Algunas de esas guerras fueron populares en su día: Biafra, Katanga, Argelia…Algunas perduran en sus consecuencias: Sudán, Sáhara. En África, sometida a esa proceso destructivo, han sido cientos; tantas que dejaron de interesar, con la excepción breve del genocidio de los tutsis a manos de los hutus en Ruanda. Podría enumerarle, miserable Carles Puigdemont, uno a uno todos los desastres de la autodeterminación en África en 1980, pero sería desolador. O las matanzas en la división de la India con Pakistán -mito de Gandhi aparte- que aún pugnan por Cachemira.

Enric Prat de la Riba. /Foto: biguesiriells.cat.

Cataluña no es una comunidad moral

¡Oh! Cataluña no es África, aunque los terroristas islamistas de Ripoll llegaron de Marruecos, como nous catalans, pero tampoco es Eslovaquia. Ni tampoco es Quebec (aunque con Justin Trudeau terminarán pareciéndose) ni Escocia. Cataluña no es hoy una comunidad moral. Usted, miserable Carles Puigdemont, no es vástago de Enric Prat de la Riba, autor de «La nación catalana«, que era un nacionalista identitario coherente. Usted es un aborto fétido del clon de Satanás, George Soros. El que con su Open Society Iniative for Europe subvencionó con 27.100 dólares a Diplocat y con 24.973 dólares al CIDOB y que quiere destruir las patrias y las fronteras para imponer un gobierno mundial.

George Soros.

El cosmopolitismo, por cierto, es la confluencia enriquecedora de personas de orígenes distintos pero con un respeto común a las normas de convivencia, que empiezan por el no matarás (sin excepciones). Su Cataluña es multicultural, cosa bien distinta, en las antípodas: «comunidades» yuxtapuestas, incomunicadas, llamadas a enfrentarse. Y es la cuestión clave que la matanza de Las Ramblas por nous catalans ha mostrado en sus inmensas y profundas contradicciones.

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Un globalista que quiere ir de patriota

Usted es un globalista -antes he reproducido su retórica vacua de la corrección política- que quiere ir de patriota y ambas cosas son contradictorias. Usted, miserable Carles Puigdemont, no se aclara. Es, además, un ignorante proteico que se ve demasiado en TV3 y que sabe que ha tenido la vida de un trepa. Imagínemos, en hipótesis, que usted burla a ese otro mediocre, débil y traidor, de Rajoy y celebra el referéndum del 1-o, rompiendo con la legalidad. Usted perdería toda legitimidad. Usted no ha sido elegido presidente de ninguna república. Usted tendría que dimitir de inmediato y dejar un vacío de poder. Y luego convocar presidenciales y luego constituyentes y, más tarde, legislativas.

¿Usted está en su sano juicio para meter a Cataluña en ese laberinto? y ¿a quién se pagan los tributos? ¡A usted claro! Y a Oriol Junqueras y a la lumbrera mostrenca de Gabriel Rufián. Ustedes van a colapsar la economía, sin legislación marco. Y tampoco es cuestión menor que en la comunidad separatista anida la subcomunidad antisistema de la CUP, una de cuyas diputadas afirmó que los hijos deben ser educados por la tribu, aunque la natalidad en la CUP es tendente a cero. Y que quiere ir a una república socialista soviética o bolivariana.

Cataluña es, como poco, una comunidad separatista y otra unionista. En las elecciones de 2015, la unionista sumó 1.972.057 votos y la separatista, 1.957.348, aunque ésta obtuviera más escaños. Dos comunidades que, con creciente intolerancia por la separatista, coexisten, pero cuyos puentes serán cortados el 1-0 para que usted, mediocre papanatas, pase a la Historia de los desastres humanos. Pero es que esa foto ya es más falsa que un Judas de plástico. Usted -insisto- ya no es vástago de Prat de la Riba, que no lo reconocería en su progenie, sino que usted y el separatismo han mutado al globalismo de George Soros y se han inventado eso de los nous catalans, de modo que, con la infinita estupidez de este separatismo sin identidad, un marciano que hablara catalán sería un nou catalan y tira que corre a votar.

Nous catalans eran los terroristas que sembraron de cadáveres Las Ramblas, mataron a Pau Pérez, a la señora zaragozana, Ana María Suárez, que disfrutaba de la tranquilidad del Paseo Marítimo de Cambrils y que querían destruir esa maravilla sacrosanta de la Sagrada Familia (y la Catedral del Mar y Monserrat y todo que veneraba Prat de la Riba). Eran niñatos hipersubvencionados. Le recomiendo que lea la vomitiva carta de Raquel Rull, que se presenta como educadora social de Ripoll, y que exhibe sin rubor su fracaso como madre sustituta de los terroristas; el fracaso de la Cataluña separatista, pues los terroristas habían pasado por el adoctrinamiento de la escuela nacionalista y se habían beneficiado de todas las prebendas a cambio de las cuales se esperaba que fueran mascotas independentistas.

Ustedes prefieren, miserable Carles Puigdemont, antes una Cataluña islámica que una Cataluña española y por eso el separatismo es cómplice y responsable de la matanza de Las Ramblas, que es su fracaso completo, pues no ha habido integración, no hay comunidad moral, sino guerra civil interna, puesto que el islamismo -recreado en su inmenso fanatismo en la segunda generación mimada- es otro globalismo que abomina de las patrias, que abomina de la Cataluña separatista igual que de la española, pues a ambas odia como cristianas -aunque Ada Colau sea incapaz de entenderlo con sus anteojeras de ideología de detritus- y pecadoras.

Toda su ensoñación separatista, miserable y mediocre Carles Puigdemont, es una gran mentira; una mentira tras otra, a la que, por los jirones de su ajado cortinaje, se avizoran conflictos inenarrables y pesadillas tenebrosas. Cataluña no es una comunidad moral. En propiedad, Cataluña ha dejado de existir, se ha soltado de sus anclajes y se ha salido de sus goznes, y es un mosaico amorfo de comunidades yuxtapuestas, sin tradición común, sin narrativa unificadora, sin regularidades, incomunicadas en catalán o enquistadas en el dialecto marroquí del árabe. Cataluña ha de ser recompuesta y recreada. Al borde del abismo, el miserable Carles Puigdemont está dispuesto a dar un paso al frente con entusiasmo.

En las confidencias ante el Círculo del Liceo, el miserable Carles Puigdemont dijo estar preparado para ir a la cárcel. Pues Rajoy -siempre lo empeoras todo a fuer de no hacer nada-, ya estás tardando. Aunque a Puigdemont le vendría mejor un frenopático: un mediocre que quiere pasar a la Historia es un peligro público llamado a provocar grandes desastres.

Carta abierta al miserable de Carles Puigdemont

Carta abierta a Ada Colau: Los terroristas islámicos y tú tenéis en común el odio al cristianismo

El fracaso de los servicios sociales y de los “nous catalans”