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Carta abierta al falsario Julio Ariza, enemigo de las clases medias

Redacción




Julio Ariza, en sus tiempos de lacayo de Mariano Rajoy y el Ibex 35.

Enrique de Diego.

No leo nunca La Gaceta. Es una mentira desde su cabecera, que es propiedad, por sentencia judicial, de Alfonso Arteseros, al que, entre Julio Ariza y el Juzgado de lo Mercantil 11 de Madrid, lo han estafado.

Alfonso Arteseros, propietario de la cabecera de La Gaceta. /Foto: prnoticias.com.

Ser un estafador es una vocación y Julio Ariza -que debe 69 millones de euros a proveedores y periodistas y 12 millones a la Hacienda pública- se permite todavía dar lecciones. La estafa intelectual es total y los lectores de La Gaceta se dejan tomar el pelo como auténticos pardillos: ya contaremos la utilización como kleenex de Kiko Méndez Monasterio y su defenestración artera.

Kiko Méndez Monasterio. /Foto: teinteresa.com.

No leo nunca La Gaceta, es una coartada del sistema que no llega ni a disidencia controlada. Pero un buen amigo me remite el «editorial multimedia» de un envejecido y acabado Julio Ariza, que se ufanaba de que nunca saldría en televisión y empezó a intervenir por el éter telefónico y ahora parece que le ha cogido gusto, en su escuálido chiringuito, al protagonismo con dosis de cinismo estomagante.

Este impresentable falsario que ha dejado una ristra de vidas truncadas, que iremos contando para desvelar de una vez la realidad del personaje, se mete ahora a denunciar el expolio de las clases medias, como si alguna vez las hubiera defendido y no hubiera sido uno de sus enemigos, aprendiz de amo del mundo y compulsivo especulador. El vídeo del anciano Ariza es de vergüenza ajena y da auténtica grima:

Recuerdo bien los ojos inflamados de ira con los que me esperó al fin de uno de mis programas radiofónicos de A Fondo, zahiriéndome como si hubiera provocado el fin del mundo. En el programa el profesor Guillermo Rocafort, una de las mejores cabezas del patriotismo español, había estado hablando de su tesis doctoral que iba a versar sobre las SICAV. Habíamos mencionado a la bicha.

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Guillermo Rocafort. /Foto: plazamayorradio.com.

Hasta ese momento en España, esa palabra estaba proscrita y he de reconocer que yo, con décadas de profesión a mis espaldas, no la había oído nunca. Habíamos roto, de la manera más inocente, un tabú y una conjura de silencio y Julio Ariza bramaba haciendo méritos para ser un amo del mundo y expoliar y hundir a las clases medias. Y me pasaba al teléfono a un portavoz de Renta 4.

Habla de que «las grandes inmobiliarias» se están haciendo «con los restos de las cajas«, cuando él ni denunció ni permitió denunciar el expolio de las cajas en el que él participó con un crédito mancomunado de cuatro cajas controladas por el PP, que no ha devuelto, por supuesto, nunca.

Luego he sabido que, en términos de especulación, tenía un grupo organizado, con algunos directivos y periodistas, que invertía en Bolsa utilizando Intereconomía para subir o bajar la cotización, según les convenía, que controlaba su querida secretaria, Ana Roldán.

Este lacayo del Ibex 35, que se pavoneaba de ser muy amigo de Emilio Botín, que se negó a conseguir información tumbativa sobre José Bono, porque la quería para pasársela a Mariano Rajoy, que estuvo en la organización del tamayazo, que defendió a capa y espada a la trama Gürtel, que tuvo de directivo a Álvaro Pérez, el Bigotes, que tiene como accionistas a Rodrigo Rato y Mario Conde, que tenía mesa y mantel en el Grupo de Arturo Fernández, que ha servido a todos los corruptos, que se situó como el paladín en la defensa de César Alierta en el tráfico de influencias de su sobrino, que no movió un dedo por defender a las clases medias sino que hizo todo lo posible por hundirlas, que, por supuesto, silenció por completo mi libro «El manifiesto de las clases medias«, que prohibió hablar de la Plataforma de las Clases Medias (el vídeo sobre la concentración en Colón nunca llegó a emitirse por orden de Ariza), que ahora, avejentado y sin mirar a cámara, como alucinado, se presente con un socorrido ya lo dije yo hace diez años, es simplemente un mentiroso y un falsario.

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Lo único que le ha ocurrido es que los amos del mundo ya no le quieren ni para que les lama el culo, en lo que es tan experto y tiene tanta experiencia.