Virginia Montes
Hoko Baram significa la “educación occidental (o no islámica) es pecado». El objetivo es una Nigeria islámica mediante el exterminio de los cristianos, que son más de la mitad de la población, y mayoritarios en el Sur.
Según el Gobierno nigeriano, el terrorismo musulmán de Hoko Baram ha costado la vida a 12.000 personas desde 2009. Fuentes de Ayuda a la Iglesia Necesitada sitúan en 9.000 los cristianos martirizados cada año.
Se calcula que 10.000 mujeres cristianas han sido secuestradas y utilizadas como esclavas sexuales. A los varones, los capturan y los decapitan.
Hay un gran salvajismo en las acciones de Hoko Baram, que actúa en el Norte de Nigeria. En el estado de Borno, las gentes desplazadas se concentran en las ciudades y no se aventuran en el campo. Los estados limítrofes de Adamawa y Yobe son objeto de incursiones constantes.
Uno de sus objetivos preferentes son las escuelas. En febrero de 2014 quemaron una escuela con sesenta niños cristianos dentro. El 14 de abril de 2014 secuestraron a doscientas niñas de una escuela de Jibik; violadas varias veces al día.
Las Iglesias cristianas, por toda Nigeria, están custodiadas por seguridad armada. En la ciudad Magdali, el pasado 26 de febrero de 2017, mataron a decenas de cristianos y prendieron fuego a todas las iglesias.
Se calcula que hay dos millones de desplazados en Nigeria que han tenido que abandonar sus casas.
A pesar de éxitos, con la muerte del fundador de Hoko Baram en 2009, el Ejército nigeriano no es capaz de controlar la situación. Sería precisa la colaboración internacional para apagar este fuerte foco de peligroso integrismo. Se trata de un genocidio silenciado.
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