Rafael Alonso
Se ha perpetrado un genocidio contra los cristianos en Irak y Siria. Ese genocidio sigue en marcha. Los culpables son Barack Husein Obama, los wahabistas Saud y la complaciente y desnortada Unión Europea.
Ese genocidio tiene como objetivo el exterminio de los cristianos, ante el que la Iglesia Católica ha adoptado una postura acobardada y sólo está siendo enfrentado por el nuevo liderazgo mundial emergente de Vladimir Putin.
Los datos de ese genocidio, del que no se informa, que no sale en los informativos, que no ocupa las portadas, son aterradores. En Irak, en la época de Sadam Husein había 1.600.000 cristianos; ahora sólo quedan 200.000. Según Yosuf Thomas Mirkis, obispo de Kirkuk, “si no nos ayudáis, va a ser la tercera guerra mundial. Es como ocurrió con los nazis”. En Alepo, Siria, había 150.000 cristianos, ahora quedan 50.000, según Antoine Audo, arzobispo caldeo. Se calcula que de los 2.500.000 de cristianos que había en Siria, ahora han descendido a 1.250.000. Muchos han tenido que emigrar, pero otros muchos han sido asesinados, martirizados, a veces con muertes horribles, entre ellos el arzobispo de Mosul, Paulos Faraj Rahho.
Genocidio similar al de los armenios
Según el obispo de Kirkuk, Iraq, los cristianos están sufriendo “un genocidio similar a los armenios”. Se trata de una estrategia de exterminio, de los nazarenos, como han dado en tildarles los musulmanes integristas. El arzobispo greco-católico melquita, Jean–Clement Jeanbart, de Alepo, pide: “poned fin a estas monstruosidades”. Una niña cristiana de nueve años, fue violada por tres hombres del estado islámico, “están verdaderamente locos, son enfermos, salvajes”.
Los patriarcas (el de Antioquía, griego-ortodoxo, griego-católico, siriaco-ortodoxo, siriaco-católico) reunidos en Damasco, en junio de este año 2015, acusaron a la comunidad internacional y a la ONU de negligencia. Denunciaron que la persecución “es muy silenciada por los medios de comunicación y a veces tergiversada”.
Jean-Clément Jeanbart, arzobispo de Alepo, describe “la cara triste y desesperada de los cristianos de Oriente al ver las privaciones de todo tipo que tienen que sufrir todos los días y las desgracias que acechan cotidianamente su existencia”.
El Padre David Fernández, misionero argentino en Alepo, resalta que “no hay persecución del gobierno hacia el pueblo como muchos piensan, sino desde los grupos terroristas”, al tiempo que “crece la fe heroica de los cristianos, a pesar de que son martirizados”. El arzobispo caldeo de Alepo, Antoine Audo, señala que en esa ciudad siria “se vive la situación más dramática porque está a cuarenta kilómetros de Turquía y todos los ataques llegan de Turquía. Allí acogen a estos grupos armados, les dan formación militar, armas y la ayuda necesaria para atacar Alepo”.
Comunidades cristianas bimilenarias en trance de desaparición
Se trata de las primeras comunidades cristianas, que llevan allí desde el comienzo del cristianismo, que muchas utilizan el arameo evangélico como lengua litúrgica y que han sobrevivido durante estos dos mil años y ahora en cinco años están a punto de ser exterminadas. Porque el objetivo es exterminar a los cristianos.
El obispo de Kirkuk, Yosuf Thomas Mirkis concluye que “la invasión norteamericana no hizo ningún bien a Irak”. El 31 de octubre de 2010, un ataque a la catedral de Bagdad produjo cincuenta muertos. En junio y julio de 2014, empezaron las matanzas del estado islámico. Un auténtico genocidio. Aldeas enteras han sido exterminadas. Se han destruido todas las iglesias y monasterios que han caído en manos del estado islámico.
Obama, el principal culpable, al servicio de los Saud
Es Obama el principal culpable de este genocidio de los cristianos. Se trata de un genocidio planificado en el que participa Estados Unidos. Obama es el autor intelectual, el que lanzó la primavera árabe, comparando a los fanáticos integristas con los ciudadanos de Berlín Este que demolieron el Muro. Visto con perspectiva, ya George Bush y el trío de las Azores actuaron al servicio de los Saud en la invasión de Irak, pero Obama ha llevado esa sumisión a niveles que han llevado a la persecución de los cristianos y a su martirio.
Se trataba de sustituir y desbancar a una serie de dictadores laicos y tolerantes con minorías como la cristiana para entregar esas naciones al fanatismo islámico wahabista de los Saud. Porque cada uno de los criterios utilizados para atacar a Gadafi o a Bashar Al Asad serían mucho más predicables de la Arabia Saudí, donde la decapitación es una costumbre legal contra los opositores, y donde se abomina de la democracia y de las elecciones. El objetivo final de esa falsa primavera árabe devenida en un aterrador invierno integrista era el exterminio de los cristianos y de los chíies, y de otras minorías, como los yazidíes de etnia kurda.
Estados Unidos financia oficialmente a grupos terroristas sirios que combaten contra Al Asad y que son denominados como rebeldes. Así han sido presentados hasta hace unos meses por todos los medios de comunicación europeos. Los miembros del estado islámico fueron formados militarmente en Arabia Saudí y Turquía por militares estadounidenses y con financiación saudí. Esos falsos rebeldes combaten al lado y con la misma finalidad que el Frente Al Nusra, la filial siria de Al Qaeda, y del frente islámico. Los drusos también son exterminados por el Frente Al Nusra. Los ataques a Alepo o a la kurda Kobane provienen de la Turquía del integrista Erdogan. Cuando los kurdos empezaron a vencer y a hacer retirarse al estado islámico, Turquía se ha dedicado a bombardearles, sin que la OTAN haya hecho nada para detener la masacre.
Obama salió de Irak de manera vergonzante, financiando a un supuesto ejército iraquí, cuyas soldadas se pagaban y al que se dotó de moderno armamento. Muchos de los soldados de ese ejército cobraban sus sueldos pero no aparecían por sus cuarteles y cuando se produjo el ataque del estado islámico, en el verano de 2014, huyeron en desbandada dejando todo el material en manos de los fanáticos.
De la falsa primavera árabe al duro invierno integrista
Con el apoyo de la Unión Europea y de la OTAN, se destruyó a la Libia de Gadafi para sumir a su población en un auténtico caos y en una guerra civil endémica, con dos gobiernos, multitud de señores de la guerra, y una filial del estado islámico; todo un desastre del que no se informa porque produce vergüenza. Lamentablemente, la situación de los cristianos bajo Sadam Husein era infinitamente mejor que la que viven actualmente. El viceprimer ministro de Sadam, era un cristiano caldeo, Tariq Aziz (en realidad se llamaba Michael Youhanna).
Bashar Al Asad pertenece a una secta chíi, los alauitas, que representan el 20% de la población siria. Los cristianos no tenían en Siria ningún problema para celebrar sus festividades de manera pública, ni para rehabilitar o construir nuevos templos. Ya se han citado las afirmaciones de un misionero argentino en Alepo: “no hay persecución del gobierno hacia el pueblo sino desde los grupos terroristas”. Al Asad ha tenido que resistir y afrontar lo que no es una guerra civil, sino una coalición internacional de asesinos fanáticos, formados por Estados Unidos, apoyados por Turquía y financiados por Arabia Saudí.
El partido Baaz (Renacimiento), que gobierna en Siria y al que pertenecía Sadam Husein, fue fundado por un cristiano sirio, Michelle Aflaq, junto con Salah Al–Din Al-Bitar, con una impronta laica, panárabe y socialista. El partido tuvo su primer congreso en Damasco en 1947, bajo el lema “Unidad, Libertad, Socialismo”. Unidad, árabe; libertad, descolonización. Llegó al poder en Siria el 8 de marzo de 1963. En 2012, tuvieron lugar elecciones multipartidarias, en las que Bashar Al Asad y el partido Baaz obtuvieron 134 de los 250 escaños del Consejo del Pueblo.
Sumisión al petróleo de los señores wahabistas de La Meca
Este designio genocida de los cristianos, al que han colaborado y colaboran Estados Unidos y la Unión Europa, parte de La Meca, de los Saud. Todo el fanatismo integrista que ha eclosionado en los Hermanos Musulmanes de Egipto y Palestina, en Boko Haram de Nigeria, en el estado islámico (Daesh) tiene su sustento en la corriente wahabista financiada por los Saud, a través de una red internacional de mezquitas salafistas (vuelta a los orígenes). El Corán, editado por el Ministerio de Asuntos Religiosos de Arabia Saudí, que se distribuye en la mezquita de la M-30, Madrid, establece que la única aleya válida para la relación con los infieles es la que ordena: “Matadlos a todos, allá donde los encontréis”.
El wahabismo fue creado por Muhammad ibn Abd-al.Wahhab (1703-1792) y su auge se debe a su condición de doctrina oficial de los Saud. Esta corriente dentro del sunismo destaca por su rigorismo en la aplicación de la sharia y por su designio de expansión del islamismo. Y por su ido cerval a los chiíes (destruyeron las tumbas de Alí y Fátima, yerno e hija de Mahoma). Su hegemonía en el sunismo parte del descubrimiento de yacimientos de petróleo en 1938 en Arabia Saudí, que destina parte del dinero obtenido a la expansión del wahabismo.
Hay muchas sospechas de que los saudíes han financiado las campañas de Obama y de que tienen a sueldo a políticos occidentales, no sólo al muy notorio caso de Juan Carlos de Borbón. La política norteamericana y de la Unión Europea en las últimas décadas ha estado al dictado de los orondos Saud.
Esa sumisión incluye el continuo silencio respecto a la violación sistemática en Arabia Saudí de cualquier derecho humano: matar a la esposa no es delito y se dan cada año miles de casos de matrimonios concertados con niñas de nueve años (la mayoría de edad islámica, pues esa edad tenía Aisa, la última esposa de Mahoma, cuando la desvirgó).
Genocidio de los cristianos con el silencio de la Iglesia Católica
El genocidio de los cristianos en Iraq y Siria y Libia se está produciendo con el silencio generalizado de los medios de comunicación occidentales (algunos, como el español grupo Prisa, dominados por Qatar, otro pilar wahabista). Y también con algo muy parecido al silencio de la Iglesia Católica. Son muy contadas las referencias del Papa Francisco al martirio de los cristianos, que, además, no es reconocido como tal: son mártires que no se reconocen, que no serán canonizados. El 15 de agosto de 2015, 130 diócesis, 66 de Francia, hicieron sonar sus campanas en apoyo a los cristianos perseguidos en Oriente Medio. Esta iniciativa fue saludada con alborozo por los cristianos sirios al entender que no habían sido olvidados por completo. Según el arzobispo de Alepo, ese simple gesto “ha animado mucho a los fieles y les ha dado consuelo”. El 23 de mayo de 2015, las diócesis italianas promovieron una jornada de oración. Poca cosa. En España, que se sepa, ni la Conferencia Episcopal ni ningún obispo ha hecho gesto alguno, ni referencia a esta tremenda persecución genocida. El apoyo, como se ve, es mínimo y vergonzante.
Sudán, genocidio, y Nigeria, más de mil mártires anuales
La persecución a los cristianos se está produciendo en otros lugares. Desde que en 1956, Sudán accedió a la independencia, se desató una cruenta persecución contra el sur cristiano. Intensificada con la Ley Islámica de 1983 del presidente Nimeiri. Un golpe de Estado en 1989, dio el poder al ejército y a los Hermanos Musulmanes, cuyo líder Hasan Al-Turabi se convirtió en el ideólogo del Estado, propugnando la arabización y la islamización del Sur, lo que implicaba un exterminio tanto étnico como religioso. En 1992, el Norte islámico declaró la yihad y, en la línea de la sharia, estableció la pena capital para la apostasía, penas corporales y tres desigualdades: hombre sobre esclavo, musulmán sobre no musulmán y hombre sobre mujer. La etnia Nuba fue masacrada, se bombardeó indiscriminadamente los poblados; hubo cientos de miles de muertos, en una guerra nada publicitada. Cuando el Sur consiguió su independencia, sólo contaba con 20 km de asfaltado de carretera.
En Nigeria, los cristianos son perseguidos y martirizados tanto por la guerrilla integrista Boko Haram como los pastores fulani, musulmanes, que perpetran ataques de inusitada crueldad en el Estado de Plateau. Según datos de Ayuda a la Iglesia Necesitada, cada año entre 1.000 y 1.200 cristianos son asesinados por musulmanes. Nigeria es la nación más poblada de África con 151 millones, de los que 60 millones son musulmanes, concentrados en el norte, y 60 millones, cristianos, que viven, sobre todo, en el centro y el sur.
Kenia: Cebándose con los cristianos
El 3 de abril de 2015, cinco miembros de la guerrilla somalí integrista Al Shabab irrumpieron en la Universidad de Garissa, asesinando a 147 jóvenes estudiantes. Primero dispararon de manera indiscriminada, pero después separaron, por sus vestimentas, a los alumnos musulmanes y se cebaron en los cristianos.
El 5 de abril, el Papa Francisco hizo mención a este crimen. “Pedimos a Jesús victorioso que alivie el sufrimiento de tantos hermanos nuestros perseguidos a causa de su nombre, así como de todos los que padecen injustamente las consecuencias de los conflictos y las violencias que se están produciendo”, mencionando a Siria e Irak, donde pidió que “cese el fragor de las armas”. El Papa pidió “una paz para este mundo sometido a los traficantes de armas”. Referencias bastante genéricas para la magnitud del genocidio en marcha