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“Exigimos respeto, en nombre de cien mil exlegionarios, a nuestro Fundador, Millán Astray”

Redacción




Enrique de Diego

El "credo legionadio" obliga a acudir en defensa de la memoria de Millán Astray. /Foto: generaldavila.wordpress.com.

El «credo legionario» obliga a acudir en defensa de la memoria de Millán Astray. /Foto: generaldavila.wordpress.com.

Para entender la gallarda defensa por los legionarios de la memoria de Millán Astray hay que entender que siempre se es legionario, que imprime carácter, y cien mil exlegionarios se sienten ofendidos por el revanchismo de Manuela Carmena. Emilio Domínguez Díaz, exlegionario, Licenciado en Filología Inglesa, Doctor Europeus en Humanidades, es uno de los organizadores de la concentración por el “sí a la calle Millán Astray”, el sábado 24, a las 12 horas, en la Plaza Mayor. Rambla Libre ha hablado con él:

  • ¿Por qué habéis convocado una concentración el 24 de septiembre, a las 12 horas, en la Plaza Mayor de Madrid?

El “credo legionario” obliga a acudir en defensa del compañero en peligro y ahora el ataque es a la memoria del mismo Fundador, el general Millán Astray, así que los legionarios debemos acudir.

 

El motivo de la concentración se resume en el lema principal de la misma: «Sí a la calle Millán Astray«. En representación del colectivo de unos 100.000 antiguos caballeros legionarios, exigimos respeto a la figura de nuestro fundador y que, como en otros casos y calles, se mantenga un mismo criterio a la hora de evaluar las pruebas aportadas ante la Comisión de la Ley de Memoria Histórica. Los indicios nos invitan a pensar en una doble vara judicial a la hora de medir a los «acusados«.

Nuestra interpretación del Artículo 15 de esa ley no se corresponde con los «cargos» que la Comisión presenta contra el general. Millán Astray. No estaba en España cuando se produce el Alzamiento en la noche del 17 de julio de 1936 y, además, su papel en la Guerra Civil fue testimonial durante los escasos meses que dirige la Oficina de Prensa y Propaganda del bando nacional. Millán Astray se encontraba en Argentina desde marzo de 1936 y su relación con España y la milicia se habían quedado en esa larga travesía en barco hacia América.

Por otro lado, la ley habla del espíritu reconciliador que pretende con su aprobación. Nada más lejos de la realidad. Retirar ese tributo al Fundador de La Legión no es un guiño a la reconciliación. Todo lo contrario. Se trata de una demostración de rencor y revancha ante el héroe que, muerto, no se puede defender ni recibir el beneficio de la duda al que cualquier reo, sin pruebas contundentes, tiene derecho. Buena prueba de las sospechosas intenciones de la LMH quedan reflejadas en la alternativa que ofrecen para la nueva denominación, «Avenida de la Inteligencia«, abusando del mítico enfrentamiento del militar con D. Miguel de Unamuno el 12 de octubre de 1936. Contra Unamuno, por cierto, no existen cargos y pruebas para un juicio como el de Millán Astray, las hay con creces. De hecho, la República y Azaña no dudaron a la hora de usarlas para destituir al escritor como Rector de la Universidad de Salamanca. Era el verano de 1936.

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Indudablemente, la contradicción entre lo propuesto por la ley y los primeros pasos y decisiones de la Comisión es más que evidente.

¿Qué pretende Manuela Carmena cambiando el nombre de la calle Millán Astray?

Manuela Carmena pretende cumplir con la normativa vigente en lo referente a la Ley de Memoria Histórica pero olvida la fractura social que una decisión como ésta puede acarrear entre los miles de antiguos caballeros legionarios, aquellos que aman España y La Legión. La ausencia de esa placa supondría un ataque frontal contra La Legión y, por ende, el Ejército. Además, ese ataque premeditado es el principio de otros que, en breve, se irán produciendo de manera sectaria no sólo contra el estamento militar, sino también contra otras instituciones que ya están en el punto de mira. Como se suele decir, de seguir así, lo peor está aún por llegar.

También es de destacar que los que caprichosamente prendieron la mecha al promulgar esta ley han ido desapareciendo del entorno socio-político de España. Su cobarde ausencia es prueba más que evidente del propósito inicial de sus intenciones. Los actuales políticos han tomado el testigo y se han convertido en ejecutores de aquellos que tiraron la piedra y escondieron la mano.

Sois jóvenes legionarios, con alto nivel intelectual, ¿qué os mueve a esta protesta? ¿el espíritu legionario tiene aún capacidad de influir y ser seguido?

Nuestra formación intelectual es complementaria al amor que sentimos por La Legión. Lo cortés no quita lo valiente y, en muchos casos, cuando nos alistamos a La Legión ya teníamos una carrera universitaria y la suficiente capacidad de juicio para emprender el arduo camino que la vida legionaria y el cumplimiento de su Credo nos proponían.

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Precisamente, la fidelidad a todos y cada uno de los espíritus del Credo Legionario (aunque sea en nuestra posterior vida civil) se transforma en obligación de acudir a la llamada de nuestro Padre, el Fundador de La Legión, en unos momentos en los que el eco del «Espíritu de Unión y Socorro» retumba en lo más profundo de los corazones de aquellos que nos sentimos legionarios, españoles y deudores de un tributo a uno de nuestros héroes. Millán Astray fue un héroe en la contienda, en el enfrentamiento bélico, en Filipinas o Marruecos pero, además, fue un héroe social para un barrio tan desamparado como el de Las Latas, en el Puente de Vallecas. Y eso duele; sobre todo, en nuestra sociedad actual, una sociedad huérfana de héroes o que ha creado iconos que rozan la mediocridad o, como vemos en sus proclamas, la violencia y el terrorismo.

Como Millán Astray, el espíritu legionario engancha. De igual forma, La Legión también «enganchaba» a sus aspirantes con aquellos banderines como el de Vallecas que, como el resto, estaban abiertos a gente de todo tipo, de cualquier condición social y política. No había limitaciones, sólo el imperioso sentimiento de amor a la Patria. La realidad que vivimos y las escasas referencias laborales e, incluso, académicas de las jóvenes generaciones necesitan un espejo como el que proyecta La Legión, pleno de esfuerzo, trabajo, respeto y disciplina. Y todos ellos, ciertamente, suponen un reto al que el materialismo y comodidad de estos días no contribuyen.

¿Creéis que, además de revanchismo, hay un ataque a las Fuerzas Armadas?

Como comentaba antes, la hoja de ruta está marcada y, además, con ejemplos tan claros como el de un ex-JEMAD como máximo exponente. Su implicación en una fuerza política que no condena el terrorismo o reniega de España es un mal síntoma para el bienestar militar de nuestra nación. En esa ruta, hay paradas y la primera, sospechosamente, está definida por el rencor y la revancha, no por la reconciliación, el olvido de los enfrentamientos o la curación de unas heridas que, en la última década, han empezado a manchar de sangre la tranquilidad de la que gozamos cuando éramos niños o, más tarde, adolescentes.