Miguel Sempere
Pablo Iglesias avanzó decidido por el populismo, situando a Podemos como la representación de la gente indefensa y decente, descalificó por completo al PP situándole como heredero de franquismo y con un directo “ustedes son la corrupción”. Llegó a la crueldad con Albert Rivera tildándole de marioneta de las élites. Y tendió la mano a Pedro Sánchez para intentar formar un gobierno alternativo.
Iglesias dijo que “no traicionaremos nuestra palabra ni nuestros principios” y que representan a la gente sacudida por la crisis, expoliada, mientras Rajoy representa a la España en la que mientras crece la pobreza aumentan los millonarios y las retribuciones de los directivos del Ibex.
El líder de Podemos se preció de decir “verdades como puños” y, en esa línea, afirmó que Rajoy no tiene ninguna credibilidad en que vaya a luchar contra la corrupción, porque “ustedes con la corrupción”, y expresó que el fichaje de políticos por las empresas del Ibex también es corrupción.
Iglesias definió a España como plurinacional y como país de países.
Especialmente duro y despreciativo estuvo con Albert Rivera, del que dijo que Rajoy lo estaba humillando y que no es más que la marioneta de las élites, con el objetivo de frenar a Podemos, como ha dicho Begoña Villacís.
Iglesias elogió a Pedro Sánchez por haber aguantado la presión de Felipe González, los barones y Juan Luis Cebrián.
Rajoy lo trató como a un jacobino adolescente, que se cree el único puro y el único independiente. Le indicó que no tiene el patrimonio de los buenos sentimientos e hizo una reseña demoledora del balance de Syriza en Grecia.