Luis Bru
Albert Rivera se reivindica como el que ha trabajado para desbloquear la situación de bloquea y también el nuevo espacio político de centro frente a la vieja política.
Rivera se mostró, en ese sentido, equidistante. No se mostró entusiasmado, desde luego, con el pacto con el PP, sino que lo situó como un plan B.
Destacó algunos datos negativos de la gestión de Rajoy, como la pérdida de la condición de clase media de tres millones de españoles, así como los altos niveles de fracaso escolar y la politización de la Justicia y la fiscalía. Y desde luego resaltó los altos niveles de corrupción alcanzados del PP, partido del que Ciudadanos no se fía, y menos en esa materia. Ciudadanos se sitúa como una oposición responsable.
Rivera, frente al silencio excesivo de Rajoy sobre el acuerdo, desgranó los puntos del acuerdo, con las aportaciones de Ciudadanos, incidiendo en que cien de los ciento cincuenta puntos estaban ya en el pacto con el PSOE. Insistió en ir a mayor proporcionalidad en la ley electoral. Y también fue reiterativo en la acogida de refugiados.
Resaltó la importancia de que se pueda controlar a un Gobierno en minoría. A Pablo Iglesias le dijo que considera un hombre de Estado más a Otegi que a Adolfo Suárez.
Rivera presentó a su partido como una formación que trabaja en positivo, negociando y buscando acuerdos.
Rajoy consideró que PP y Ciudadanos se van a llevar bien, porque no queda otra. Reiteró los datos de su gestión, que encomió, sin resaltar demasiado los puntos del acuerdo.