Enrique de Diego
La operación perpetrada, sin pruebas ni tan siquiera indicios, contra el secretario general de Manos Limpias, Miguel Bernard, tiene un oscuro contenido político que la sitúa como una operación bajo la razón de Estado que implica al Gobierno de Rajoy.
Profesionales del Derecho de Manos Limpias, incluido el propio Miguel Bernard recibieron en las tres semanas anteriores, varios mensajes explícitos de que iban a por ellos. Uno concretamente, transmitido por una fuente de toda solvencia del mundo de la Judicatura y relacionado con las víctimas del terrorismo aseveró con toda rotundidad: “Soraya ha dado la orden de que hay que acabar con Manos Limpias”.
El objetivo marcado desde la vicepresidencia del Gobierno era quebrar a Miguel Bernard para hundir a Manos Limpias, desprestigiando a la persona y a la organización, con la finalidad de que su retirada del caso Noos pudiera significar la ‘salvación’ de Cristina de Borbón.
Soraya controla el CNI. Después de seguimientos y escuchas telefónicas, lo único que ha sido capaz de aseverar la UDEF en su informe es que “Bernard es el pelele de Luis Pineda”, lo cual, además de falso, es jugar a la literatura barata. Incluso eso tan chabacano de ser el pelele no es delictivo.
Intento de quebrar a Miguel Bernard y desprestigiarlo
Para quebrar a Miguel Bernard era fundamental meterlo en prisión, un hombre de 74 años, aun siendo obvio que no había riesgo de fuga. Mientras tanto, mediante un periodista de bajo nivel, Javier Chicote de Abc se ha desarrollado una campaña de infamia y manipulaciones groseras, impropias de un panfletucho de barrio. El fin, a lo que se ve, justifica los medios en este Abc en caída libre de ventas y sin ninguna credibilidad. Alguien, o el juez Santiago Pedraz o las cloacas del Estado, por orden de la DJ Soraya Saénz de Santamaria, han entregado al desaguadero en que ha degenerado ese birrioso y aburrido periódico que es hoy Abc, han entregado a un periodista mediocre el disco duro del sindicato para que tergiverse sin escrúpulos morales. En su papel de presunto sicario mediático, haciendo méritos, Javier Chicote, en Telemadrid, llegó a amenazar físicamente a Miguel Bernard, según fuentes presenciales.
“Manos Limpias no tiene ni para el alquiler de la sede”
Miguel Bernard aseveró en su declaración ante el juez Pedraz que “Manos Limpias está arruinada, no tiene un duro ni para el alquiler de la sede”. Esa no es la situación lógica si estuviéramos ante una trama corrupta. Lo que vemos en las tramas de corrupción, muchas de ellas del Partido Popular, es que tienen cuentas en Suiza o en Panamá, que traen y llevan el dinero, que acumulan propiedades inmobiliarias y que nunca viven de alquiler y menos se las ven y se las desean para pagarlo.
Lejos de haber pruebas, ni tan siquiera indicios, hay testimonios claramente exculpatorios como el del número 2 de La Caixa, Jaume Giró, quien declaró en sede judicial que se reunió tres veces con Miguel Bernard, una de ellas en un almuerzo, y que en ninguna de las tres ocasiones Bernard le pidió dinero y menos aún para exculpar a la Infanta. Y, a pesar de ello, el juez Santiago Pedraz mantiene a Miguel Bernard en prisión desde el 15 de abril, saltándose un principio fundamental como la presunción de inocencia. El abogado de Cristina de Borbón, Miguel Roca quiso reunirse con Miguel Bernard, pero éste lo interpretó como “una trampa” y esa reunión nunca tuvo lugar. ¿Por qué se mantiene, pues, a Bernard en prisión? ¿con qué fundamento jurídico?
La venganza del amigo de Baltasar Garzón
La operación política bajo la inmoral razón de Estado se ha unido en este caso con la venganza personal del juez Santiago Pedraz, íntimo amigo de Baltasar Garzón. Fue Manos Limpias la que consiguió la expulsión de la Judicatura del juez estrella. Santiago Pedraz hizo causa común con su amigo y el día en que Garzón se despidió de la Audiencia Nacional, Pedraz se mostró con él, en actitud solidaria. Ahora, según diversas fuentes jurídicas, Baltasar Garzón y Santiago Pedraz se están tomando su venganza, utilizando para ello la prisión preventiva de manera arbitraria. Un grave abuso de poder.