Enrique de Diego.
Has brillado, Macarena, con el fulgor parlamentarios rumboso en un cúmulo de mediocridades, como los podemitas, porque la mierdocracia española ha servido para que medren personajes como Pablo Iglesias, Irene Montero, Ione Belarra, Yolanda Díaz, Lilith Verstrynge, citarlos da vergüenza ajena, o para que Pedro Sánchez viaje en Súper Puma y en Phantom mientras nos admoniza sobre las virtudes de cortar el gas y la energía, porque así se lo han ordenado sus amos, los que buscan nuestra eliminación y nuestra esclavitud. ¡Maldita mierdocracia, maldito aborregamiento de los españoles, incapaces de acabar con el tinglado!

Me he desviado, perdona Macarena, brillaste e hiciste ruido como una mascletá, pareciste la «mujer fuerte» que, con buen dicterio, estabas dispuesta y lo hacías, cantabas las cuarenta y sacabas los colores a socialistas de opereta, comunistas de comedia bufa, separatistas de toda laña, terroristas con piel de cordero. Has tenido intervenciones memorables. Has servido al sistema ayudando a legitimarlo. Le has hecho sombra al macarra de gimnasio algo que Santiago Abascal, siempre inseguro, no perdona ni a las luciérnagas más baratas. Y te fuiste a la aventura andaluza confiada en tu buena estrella para ser presidenta o vicepresidenta y el cuento se ha acabado: Debiste darte cuenta desde el primer mitin que te habían abandonado los purasangres por tu exhibicionismo y tu orgía de pinchazos, haciéndote foto para mostrar que eras una cochina mentira más, para mostrar tu sumisión a las farmacéuticas, a Bill Gates y a toda la escoria genocida del mundo, que buscan nuestra perdición y la tuya; esa escoria que paga al inefable patibulario de Juan Luis Steegmaan, oro que tal baila.
Pero no te vas como una desertora por no haber cumplido tus expectativas, no es ese tu estilo. Te vas por problemas de salud, por cuestiones médicas, devenidas por las timo vacunas, por las banderillas de muerte. ¡Presta un servicio real a la Patria y a tus compatriotas! Di, la verdad, que has sido víctima propiciatoria de ese brebaje letal de proteína Spike. Que has sido cazada, una borrega más. Presta un servicio real a tu Patria, a la que dices amar, a tus compatriotas, que creyeron en ti, antes de que se apaguen las candilejas, se haga el silencio a tu alrededor, no suena el teléfono de tanto adulador y de repente parezcas que, incluso, has menguado de estatura. Tienes la oportunidad. El sistema al que tú has servido, agoniza; la insurrección está próxima; el chiringuito se acaba; el alpiste se agosta; Vox está muerto, como el PP del vacunazi Alberto Núñez Feijoó, hiede. Pero puedes salvar a unos cuantos de que no se pongan la cuarta dosis. Puedes ayudar a desvelar la conjura del nuevo orden mundial, a la que Vox sirve, porque en otro caso se hubiera opuesto a la timo vacunación, al genocidio hiriente tomando a los pobres borregos como imbéciles. No tienes ya nada que perder. Sé clara, sé directa: te han herido con la timo vacuna. ¡Pon en evidencia toda la mentira! Todo el ataque al que somos sometidos con la participación estelar y acanallada de toda la clase política y la nauseabunda clase mediática.
Fuerza y honor, pero de verdad, que no sean palabras de retórica hueca. Demuestra que eres patriota.
Macarena Olona: Una imagen que ha costado más que mil palabras