Luis Bru.
Cuando un tonto coge la linde…no la suelta. Eso le ocurre a Libertad Digital y a la inefable Yésica Sánchez, con nombre de telenovela venezolana, que se ha abonado a la neo inquisición y ha abandonado todo atisbo de liberalismo, hasta ensalzar la censura como argumento de autoridad, de la racionalidad y de la ciencia, con el método prueba-error, para hundirse en el estilo cenagoso de George Soros que identifica a El Diario de Ignacio Escolar. Yésica, además, amenaza «con los que vendrán» de reportajes «desmontando bulos», haciendo la competencia desleal a Newtral de Ana Pastor y a Maldita. La misma técnica: amalgama y un científicucho de tres al cuarto pontificando.
Empieza con Andrew Wafefield y su sonado texto relacionando la triple vírica con el autismo, que daba una explicación a que se hayan triplicado los casos en lo que llamamos Occidente, mercurio como conservante por medio, y que ha captado la imaginación de personas como Donald Trump y Robert de Niro, tan antagónicas. Luego la emprende con Luc Montagnier, premio Nobel de Medicina 2008, descubridor del virus del SIDA, y aprovecha para descalificarlo porque en un trabajo publicado en Science ha indicado que tiene «importantes y significativas implicaciones implicaciones para la homeopatía». ¡Qué horror! ¿Homeopatía, ha dicho? ¡Válgame, Dios! ¿Y todavía no está en la hoguera? Dice Montagnier que uno puede no infectarse «si tiene un buen sistema inmunológico», lo cual es herejía, porque, exaltación de la censura en un medio que se llama Libertad Digital, ya dijo Robespierre: «Libertad, ¡cuántos crímenes se cometen en su nombre!», y que es verdad que es digital: «los vídeos que difunden en las redes, aparecen sesgados, editados e incluso terminan siendo eliminados por las plataformas en las que se alojan».
De esa forma, Montagnier, que es un científico independiente, ha dicho verdades del barquero como que las vacunas de ARN mensajero modifican el genoma humano y podrían incluir la propia enfermedad, lo cual la sabionda Yésica lo considera un «bulo», terminología progre, que se traduce porque es una verdad como un castillo. Seguimos con los bulos, o sea con la verdades como puños del grande Luc Montagnier, para quien la vacunación masiva «es un error fatal, un error científico y también un error médico. Es un error inaceptable».
Pues para la taruga de Yésica el problema es que no nos obligan a timo vacunarnos a todos. Pasen y lean en un digital que se las daba de liberal y que ha caído el comunismo-globalismo amoral: «los expertos alertan de la necesidad de la inmunización sea global, porque el virus muta a medida que se replica y, si tiene la posibilidad de infectar a más personas, también la tiene de que se produzcan nuevas formas del virus, que puedan ser causar la enfermedad de forma más grave o presenten mejor transmisibilidad». Lo dice Luc Montagnier pero no hay que hacerle caso porque lo dice Yésica: «La curva de vacunación es seguida por la curva de mortalidad». El error Yésica es identificar timo vacunación con indemnización, lo cual es totalmente falso, y más teniendo en cuenta que no inmunizan para nada de las variantes, porque el escape inmunológico ya se da por todos lados y en vacunados, como en la India o en Orense.
Claro, que Losantos ha hablado de la «leyenda alemana» de AstraZeneca que se lo puede contar al cabo Francisco Pérez Benítez, que en Gloria esté, y a tres más fallecidos, dice el Ministerio de Sanidad, que se pueden multiplicar por diez, y del «milagro del capitalismo y la competencia» que es haber hecho pronto y mal una especie de vacunas, en 16 meses, sin casi experimentos en animales y someter a la población mundial a un proceso de ingeniería social made in Bill Gates, China y la OMS. Losantos, si le pagan, es capaz de que Yésica Sánchez cante la palinodia de las virtudes de la talodomida. Miren si no a Losantos. Todo sea porque caigan las migajas del gran negocio de las timo vacunas.