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Acusan a las vacunas de provocar autismo y daños cerebrales

Redacción




Robert de Niro, padre de un joven autista, quiere saber la verdad./convivirconelautismo.com
Robert de Niro, padre de un joven autista, quiere saber la verdad./convivirconelautismo.com

Victoria Lloret

Las vacunas pueden provocar autismo y daños cerebrales, algo de lo que la topoderosa industria farmacéutica no quiere que se hable. El médico Andrew Wakefield rompió esa conjura de silencio en 1988, pero para plantear el debate han sido importantes las declaraciones de Donald Trump y el actor Robert de Niro, padre de un autista.

El británico Andrew Wakefield publicó en 1988 un estudio en 1988 en el periódico The Lancet en el que relacionaba la vacuna triple vírica (sarampión, rubeola, paperas) con el incremento del autismo. Fue perseguido por los intereses médico-farmacéuticos y se le retiró la licencia como médico. Pero se trasladó a Estados Unidos y ha seguido con la denuncia. Una de sus últimas aportaciones ha sido un documental: “Vaxxed: del encubrimiento a la catástrofe”. Wakefield acusa al Centro para el control y prevención de las enfermedades (CDC) de conocer y esconder deliberadamente los riesgos de la vacuna triple vírica.

El documental iba a ser en el Festival de Cine Tribeca de Nueva York, pero las críticas de médicos e investigadores oficiales hicieron que Robert de Niro, impulsor del Festival, reconsiderara su propuesta y retirara el documental. De Niro basó la decisión en “no hacer daño al festival”, aunque indicó que “esto (el autismo) es muy personal para mí y mi familia y quería que haya un debate”.

Posteriormente, en el programa de Today Show de la NBC, el actor lamentó haber dado marcha atrás y dio su testimonio: “Hay muchos testigos que afirman que vieron a sus hijos cambiar durante la noche tras recibir la vacuna triple vírica”. Robert de Niro es padre de un autista, Elliot, que ahora tiene 18 años. “Mi propia esposa dice que eso es lo que le pasó a mi hijo”.

Robert de Niro explicó que “las vacunas son más peligrosas para ciertas personas que son más susceptibles. Hay una conexión entre las vacunas y el autismo, aunque están diciendo que no la hay. Yo, como padre de un niño que tiene autismo, quiero saber la verdad”.

El hecho es que el autismo se ha disparado estadísticamente en Estados Unidos. El ahora ya candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, planteó la cuestión al inicio de su campaña. “El autismo se ha convertido en una epidemia. Hace 25 ó 35 años las estadísticas no estaban cerca de los datos de hoy. El autismo está totalmente fuera de control”.

“He visto –añadió Trumpa bellos niños y fueron vacunados…Una semana después tuvieron una tremenda fiebre y ahora son autistas”.

No sólo la triple vírica, sino que otras vacunas, como la de la tosferina, producen reacciones febriles, que pueden llegar a provocar convulsiones, que pueden dañar el cerebro, y que pueden estar detrás de los incrementos de déficit de atención o hiperactividad y del Trastorno Límite de Personalidad. Es una experiencia de muchas familias, con la que ha contactado Rambla Libre, pero que se silencia por la gran cantidad de intereses económicos que se mueven detrás de las vacunas. La industria farmacéutica produce más dinero que el tráfico de armas o las telecomunicaciones. Las familias son obligadas a vacunar a sus hijos sin informarles de posibles riesgos, como si fueran inocuas.