AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños

La conspiración del virus chino (1): El PCCh es culpable sin ningún género de duda

Redacción




Enrique de Diego.

En torno al coronavirus se urde una trama genocida y sin escrúpulos morales que partiendo del Partido Comunista Chino, tiene en Bill Gates su autor intelectual, y la OMS como comparsa pero cómplice necesario. Las culpabilidades son patentes y conviene tenerlas bien presentes ante los tiempos venideros.

El coronavirus tiene unos prolegómenos ilustrativos. El primero es del 16 de noviembre de 2015, cuando el tercer canal de la televisión pública italiana, la RAI, emitió un programa de divulgación científica en el que explicaba cómo unos científicos chinos habían logrado modificar el virus SARS para que pudiera transmitirse de murciélagos a seres humano, afectando principalmente al sistema respiratorio de estos últimos. En otras palabras, el actual coronavirus. Misteriosamente, este video no está disponible en youtube, red que afirma que es privado, como toda explicación: https://www.youtube.com/watch?v=YHD5bfIghNU El programa, emitido el 16 de noviembre de 2015 en la sección científica del programa de noticias de la estación RAI, “TGR Leonardo”, detalla cómo científicos chinos lograron crear un organismo modificado “al alterar la proteína de la superficie de un coronavirus encontrado en los murciélagos”, de modo que genera un síndrome respiratorio agudo severo (SRAS). Según el informe, este virus creado en un laboratorio podría infectar a los humanos, lo que despertó un debate sobre si los aprendizajes obtenidos a través de este experimento justifican los posibles riesgos que implica. El director de TGR Leonardo, que el reportaje se basó en la revista científica Nature que «dejó claro en claro que el virus sobre el que se informó, creado en el laboratorio, no tiene relación con el virus natural [que causa] el COVID-19”. En noviembre de 2015, en Nature figura un artículo titulado “El virus creado de murciélago genera debate sobre riesgos de la investigación”. La publicación fue actualizada en marzo de 2020 con una nota editorial que dice: “Sabemos que esta historia se está utilizando como base de teorías no verificadas de que el nuevo coronavirus que causa el COVID-19 fue diseñado. No hay evidencia de que esto sea cierto. Los científicos creen que un animal es la fuente más probable del coronavirus”. Los «científicos» deben saber no creer y saben que es de laboratorio. El vídeo del programa TGR Leonardo está visible en la web de la RAI. Fue emitido el 16 de junio de 2015 y en él se denuncia la creación de un “súpervirus”, una quimera, un coronavirus utilizando secuencia de ADN del murciélago y mejorando la proteína con que enlaza con el receptor. El presentador dice que la investigación ha generado gran polémica porque no se alcanza el “beneficio” de una investigación  tan peligrosa. Es una prueba concluyente.

También en 2015, en su charla TED el degenerado magnate norteamericano, monopolizando las vacunas, a través de GAVI, anuncia que el peligro para la Humanidad es una pandemia respiratoria, para la que el mundo no está preparado.

También son resaltables las dotes proféticas de la OMS. En mayo de 2018, se fundó la Global Preparedness Monitoring Board Secretariat (Junta de Monitoreo de la Preparación Mundial), por el Grupo del Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud. En septiembre de 2019, publicó: “Un mundo en peligro: Informe anual sobre preparación mundial para las emergencias sanitarias” donde se dice: “nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas mayo de 2018 por el Grupo del Banco Mundial y la Organización Mundial de la Salud, en su primer “Un mundo en peligro: Informe anual sobre preparación mundial para las nemergencias sanitarias” de septiembre de 2019, dice: “nos enfrentamos a la amenaza muy real de una pandemia fulminante, sumamente mortífera, provocada por un patógeno respiratorio que podría matar de 50 a 80 millones de personas y liquidar casi el 5% de la economía mundial. Una pandemia mundial de esa escala sería una catástrofe y desencadenaría caos, inestabilidad e inseguridad generalizadas. El mundo no está preparado”.

Dejemos sentado que en el mundo real no existen las casualidades sino las causalidades. Ni Bill Gates es un visionario, ni la OMS goza el don de la profecía. Ambos tienen estrechas relaciones con el Partido Comunista Chino.

Wuhan: Diciembre de 2020, Li Weinlang da la voz de alarma

Todos tenemos una deuda pendiente con Li Wenliang, un oftalmólogo de 33 años, nacido en Beizhen, el 12 de octubre de 1986, y fallecido-asesinado convenientemente en 7 de febrero de 2020, en la UCI del Hospital Central de Wuhan. El pueblo chino le tiene veneración. Su padre dice de él que “era un hombre maravilloso”. Es un mártir, que quiere decir testigo, del coronavirus.

Fue el primero en alertar de la pandemia. En diciembre, envió mensajes a 7 médicos diciendo que 7 personas estaban siendo tratadas en su hospital de una enfermedad parecida al síndrome respiratorio agudo grave (SARS), que padecían una neumonía atípica. Algunos eran trabajadores del Mercado húmedo de pescado y mariscos Wuhan. Los mensajes se multiplicaron, corrieron como la pólvora, saltando de la privacidad que había querido Li, al conocimiento, mediante los mensajes de móvil, de toda China.

¿Cuál fue la reacción de las autoridades chinas? El encubrimiento y la ocultación, con todo el peso de un Estado totalitario. El 3 de enero de 2020 la policía de Wuhan le convocó y le amonestó por “hacer comentarios falsos en Internet”, obligándole a firmar un documento, junto a dos oficiales de policía, en el que admitía haber “alterado el orden social de manera grave” y en donde le ordenaban detener la “extensión de los rumores” o bulos, un delito que conlleva en China una pena de hasta 7 años, en las cárceles chinas.

Li subió el documento a su cuenta como una especie de expiación por haber contado la verdad. Se reincorporó al trabajo y, según la versión oficial, fue contagiado por un paciente e ingresado en la UCI del Hospital Central de Wuhan, en donde nos dejó la foto que ilustra este artículo. No era personal de riesgo, con 33 años, sin patologías previas y, sin embargo, murió. Una muerte muy conveniente para el Partido Comunista Chino. Fuera testigos molestos del encubrimiento. Su muerte produjo un enorme enojo en la población china y desató críticas contra el PCCh en tal cantidad que sobrepasó la capacidad de los diligentes censores. De hecho, su muerte fue «retrasada» ante la indignación ciudadana y se dijo oficialmente que había sufrido un infarto pero que luchaba por su vida. La foto supuestamente está hecha por él, en la UCI, con un respirador, una mala praxis médica que tendrá letales consecuencias. Dejó mujer y dos hijos, uno venía en camino y no conocerá nunca a su padre.

En Wuhan, ciudad de 11,4 millones de habitantes, está instalado el Instituto Virológico, dedicado a la guerra bacteriológica, dedicado a la investigación con virus, con coronavirus, más concretamente, y que fue denunciado por la RAI por hacer experimentos peligrosos, dañinos para el hombre. Wuhan, como Nagasaki en Japón, es la ciudad más cristiana de China. Hemos visto como a Li Wenliang se le reprende y se oculta la expansión de lo que terminará siendo una pandemia, según los nuevos criterios aprobados por la OMS, una institución política bajo la máscara sanitaria. No se le pone una medalla, ni se investiga la realidad de sus afirmaciones. En un régimen tan centralizado como el chino, es indudable que la policía actúa siguiendo las órdenes de Pekín, al más alto nivel. Las autoridades ocultan la nueva enfermedad exitosamente.

NO TE LO PIERDAS:   ¡Victoria! Zasca en toda la boca a la putrefacta OMS. Los miembros "pobres" de la organización tumban el tratado de pandemia que pretendía usurpar la soberanía de las naciones.

«Sopa de murciélagos» y cierre del espacio aéreo interior pero no el exterior

Parémonos un momento más en la escena y el contexto. Sí Lin Wenliang no hubiera avisado a sus amigos, y sin pretenderlo a toda China, no hubiéramos sabido nada del coronavirus o lo hubiéramos sabido más tarde. El Partido Comunista Chino empieza su relato de mentiras: el virus es transmitido de animal a humano, mediante el consumo de carne de murciélago, la denominada «sopa de murciélago». Esta se constituye en la versión oficial amplificada por todos los medios de comunicación, por las terminales chinas y también por los que militan en la aversión a Trump; la versión del virus chino queda para los medios alternativos. En España. esto es muy claro: todo el ose poner en duda la «sopa de murciélagos» es silenciado. Ocurre, sin embargo, que en el mercado húmedo de Wuhan no se venden murciélagos. Y que el coronavirus es de laboratorio, con secuencias genéticas de murciélago, de pandolín, de perro y de humano, pero entonces no se sabía.

Zhao Lijian.

Ante las peticiones de transparencia por parte de Estados Unidos, el portavoz del ministerio de Exteriores de China llegó a afirmar, el 12 de marzo de 2020, a través de Twitter que el Ejército de Estados Unidos podría haber llevado el coronavirus a la ciudad de Wuhan. «¿Cuándo comenzó el paciente cero en los Estados Unidos? ¿Cuántas personas están infectadas? ¿Cómo se llaman los hospitales? Podría ser el Ejército de Estados Unidos quien llevó la epidemia a Wuhan», escribió Zhao en su cuenta de Twitter.

La prueba definitiva: China suspende los vuelos interiores pero no cierra su espacio aéreo

Hay una prueba definitiva de la culpabilidad de China. Suspende los vuelos interiores pero no cierra su espacio aéreo. Propaga el virus intencionadamente. Donald Trump hace esta acusación ante la Asamblea General de Naciones Unidas el 22 de julio de 2020, donde acusa a China de «infectar al mundo» por cuanto «en los primeros días con el virus, China cerró los vuelos domésticos pero permitió vuelos al extranjero», pidió que China «rinda cuentas» y acusó a la OMS de estar «controlada» por China. Para esos momentos, Trump está enfilando la recta hacia las elecciones y los medios de comunicación se hacen eco como una excusa de Trump y enmarcan las acusaciones dentro del conflicto chino-norteamericano. El 14 de julio de 2020, Japón acusa a China de haber desarrollado «campañas de desinformación» y «propaganda». Toda la información llegada de China debe ser interpretada en esas claves.

China, pues, evita la propagación por su territorio, mientras no tiene ninguna preocupación, sino que favorece la propagación por todo el mundo. El coronavirus tiene las puertas abiertas.

Sólo a finales de marzo, se producen en cascada las medidas de las aerolíneas internacionales. Dos de las mayores aerolíneas de Estados Unidos, Delta Airlines y American Airlines, anunciaron que suspendían sus vuelos a la China continental en atención al anuncio de la OMS. Las estadounidenses se suman a otras de las mayores líneas aéreas del mundo que suspendieron sus viajes al país asiático: Air France (Francia), Lufthansa (Alemania), Turkish Airlines (Turquía), British Airways (Reino Unido), Alitalia (Italia) y Air Canada (Canadá), entre otras.

Y el gobierno de EE.UU., tras emitir una alerta en la que pide a sus ciudadanos no viajar a China anunció el veto a la entrada al país de los extranjeros que haya visitado el gigante asiático, con la excepción de familiares directos de ciudadanos estadounidenses.

El mundo occidental pierde el tiempo y China exagera y la OMS pone a China como ejemplo

El mundo, Occidente, no cierra las fronteras con China. En España, el Gobierno del PSOE y los medios de comunicación se dedican a hacer que no hay peligro y frivolizan con el virus. Resulta enervante observar la evolución de los dirigentes políticos y mediáticos de España; da la impresión que, en un primer momento, no tienen consignas, hasta el 14 de marzo de 2020, el presidente Sánchez decreta el estado de alarma, legitimado por los votos de todos los partidos con representación parlamentaria.

Mientras tanto va empezar una «danza de la muerte» que ofician de común China y la OMS. De repente, China, que ha hecho silenciar a Li Wenliang, y le ha hecho firmar que se retrata de difundir bulos en internet, que ha suspendido los vuelos interiores, reacciona de una forma brutal que sugiere premeditación: manteniendo su sistema productivo intacto, confina a la población de Wuhan, el que se resiste al atropello es cazado por la policía como un animal con redes, las familias son confinadas y nadie circula por las calles. En un acto de propaganda de la tiranía comunista, se ofrecen imágenes de hospitales que se levantan en días. Y lo que es peor, se ofrecen imágenes de los enfermos, Li Wenliang por ejemplo, tratados con respiradores. El 30 de enero de 2020, la OMS declara la epidemia y el 11 de marzo 2020 se declara la pandemia.

La OMS pone a China como ejemplo y el mundo la sigue, sobre todo España. Empieza el confinamiento, los aplausos a las 8, el aló presidente, el cierre de bares y comercios, las mascarillas, la distancia de seguridad, los cierres perimetrales y el genocidio protocolario. «Confinamos porque no sabíamos qué hacer», ha confesado Fernando Simón. Las televisiones establecen la consigna del día y extienden el pánico y la psicosis. La gente encerrada en sus casas, se encuentra a merced de las televisiones, que se emplean a fondo. Pánico televisivo irrestricto. Paneles de ‘expertos’ explican que es una enfermedad respiratoria, desconocida, que produce neumonía bilateral, y que se necesitan respiradores. Amancio Ortega llega a hacer una donación de ellos. Es una enfermedad que se ceba en los ancianos, 84 años la media de edad, y que asola las residencias.

Va tener lugar un crimen del sistema, de Pedro Sánchez, de los políticos y del personal sanitario, especialmente de las UCIs, que queman los pulmones con oxígeno puro, en vez de tratar con anti inflamatorios y antivirales. El virus es coronavirus beta de la misma familia que el MERCK y el SAS-COVI 1. A las residencias de ancianos se les envía morfina y sedación, según ha denunciado el presidente de la patronal de Residencias de Mayores.

No se hacen autopsias

Una pandemia precisa de autopsias para saber el tratamiento, pero en España no se hacen, en medio del pánico, y siguen sin hacerse. No es hasta mayo que se establece un protocolo para el coronavirus, y tan restrictivo, que se interpreta como una prohibición. El documento “Procedimiento para el manejo de cadáveres de casos de COVID-19” publicado por el Ministerio de Sanidad en mayo de 2020. En caso de que haya que hacer una autopsia “con indicación clínica justificada y desconocimiento del estado infectivo de covid-19” se recomienda “realizar Test de PCR previo a la autopsia. En caso de resultado negativo, valorar con los datos clínicos, radiológicos y de laboratorio si procede repetir la PCR (por alta sospecha de infección por COVID-19) o efectuar la autopsia de forma consensuada entre clínicos y patólogos”.

NO TE LO PIERDAS:   Arabia Saudita y la OTAN Musulmana

Recomienda además “reducir al mínimo imprescindible el número de personas que van a realizar la autopsia, sin que haya ninguna persona adicional en la sala salvo aquellos que la están realizando”. También aconseja “elaborar un listado de todo el personal implicado y efectuar auto vigilancia de cualquier síntoma compatible con COVID-19 en los 14 días posteriores a la última exposición a un caso confirmado”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) también publicó, a finales de marzo de 2020, su protocolo de actuación ante cadáveres que pudieran estar infectados de COVID-19. La OMS señalaba que los centros de atención médica debían “garantizar que se han adoptado medidas de seguridad para proteger a quienes realizan la autopsia”, que la necropsia debía hacerse en una sala con una “ventilación adecuada” y que el personal que participase debía “reducirse al mínimo”.

Así, se llega a la conclusión de que «no existe tratamiento específico; las medidas terapéuticas principales consisten en aliviar los síntomas y mantener las funciones vitales». Un reconocimiento de la mala praxis.

Las vacunas como objetivo y el paripé de la OMS

Con 3.538.083 fallecidos, entre los cuales un elevado porcentaje no se debe al coronavirus; un 15% según Andreas Büttner, quien comenzó a hacer autopsias a fallecidos a causa del coronavirus el mes de noviembre de 2020, director del Instituto de Medicina Forense del Hospital Universitario de Rostock. De los 35 cadáveres diseccionados, pudo determinar que seis de ellos no fallecieron por coronavirus, como había sido establecido en planta. La ONU echando leña a la pira: considera las muertes entre 6 y 8 millones. Las vacunas se sitúan como el único objetivo. El pánico ayuda mucho.

En todo momento, China y la OMS han ido de la mano: 1) avala los datos chinos y la forma de tratar la enfermedad; 2) ayuda a propagar manteniendo el silencio de las autoridades chinas; 3) en todo momento se muestra conforme con la tesis oficial de la transmisión de animal a humano, concretamente el murciélago. Es un escándalo mayúsculo, que tiene su escenificación cumbre en la misión fallida y ridícula de la OMS en Wuhan, en febrero de 2021, para callar las críticas, encabezada por Peter Ben Emburek, quien declara a CNN «todo el trabajo que se ha hecho para identificar su origen continúa señalando a una reserva de este virus o de un virus similar en poblaciones de murciélagos». La casualidad de que el Instituto Virológico esté en Wuhan sólo merece 4 páginas de las 363 del informe, que concluye que es «altamente improbable» el escape de ese Instituto. Nunca antes se ha tomado por tontos al mundo entero.

La comunidad científica se indigna y responde: el 13 de mayo de 2921, 18 destacados científicos piden, en la revista Science, una «auténtica investigación» porque “siguen siendo posibles tanto la teoría de un escape accidental de un laboratorio como la de un salto natural desde los animales”. Entre los firmantes figuran algunos de los investigadores que han liderado el estudio del nuevo coronavirus, como la inmunóloga Akiko Iwasaki, de la Universidad de Yale (EE UU); el microbiólogo David Relman, de la Universidad de Stanford (EE UU); y el epidemiólogo Marc Limpsitch, de la Universidad de Harvard (EE UU). El 24 de mayo de 2021, en vísperas de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud, el Wall Street Journal publica un informe de inteligencia según el cual tres investigadores del Instituto Virológico de Wuhan fueron hospitalizados en noviembre de 2019, con «síntomas similares al coronavirus». Los acontecimientos se desencadenan: el secretario de Estado de Salud norteamericano. Xavier Becerra pide a la OMS una investigación «con unos términos de referencia que sean transparente y basados en la ciencia y debe dar a los expertos internacionales independencia para analizar de forma completa la fuente del virus y los primeros días del brote». El presidente Joe Biden se ve emplazado a solicitar un informe de inteligencia en 90 días concluyente.

Un virus de laboratorio que no tiene «un ancestro natural creíble»

Un exclusiva publicada por el Daily Mail ofrece nuevos y reveladores datos sobre el origen del Covid-19. Según su autor, Josh Boswell, un nuevo y explosivo estudio científico arrojaría datos reveladores sobre el origen humano del virus chino. La principal conclusión del estudio sería la siguiente: «No tiene un ancestro natural creíble» y FUE creado por científicos chinos que luego trataron de cubrir sus huellas con la «retro-ingeniería» para hacer que parezca que surgió naturalmente de los murciélagos». El nuevo artículo científico está escrito por el profesor británico Angus Dalgleish y el científico noruego Birger Sørensen que se publicará en la revista Quarterly Review of Biophysics Discovery.

El estudio muestra que hay pruebas que sugieren que los científicos chinos crearon el virus mientras trabajaban en un proyecto de ganancia de función en un laboratorio de Wuhan. La investigación sobre la ganancia de función, prohibida temporalmente en Estados Unidos, consiste en alterar virus naturales para hacerlos más infecciosos con el fin de estudiar sus posibles efectos en los seres humanos. Según el artículo, los científicos chinos tomaron una «columna vertebral» de un coronavirus natural hallado en murciélagos cavernícolas chinos y le empalmaron un nuevo «pico», convirtiéndolo en el mortal y altamente transmisible: COVID-19.

Los investigadores creen que los científicos aplicaron ingeniería inversa a las versiones del virus para ocultar sus huellas. El estudio también apunta a la «destrucción, ocultación o contaminación deliberada de datos» en los laboratorios chinos y señala que «los científicos que deseaban compartir sus hallazgos no han podido hacerlo o han desaparecido.

Conclusión

Lo asombroso es la inconmensurable y grosera manipulación perpetrada por el Partido Comunista Chino y la Organización Mundial de la Salud, con el concurso de la generalidad de los medios de comunicación. Las evidencias son claras y clamorosas:

1) En Wuhan está el Instituto Virológico, dedicado a investigaciones de la guerra biológica, y no en ningún otro sitio, en ninguna otra ciudad, en el inmenso territorio chino, 9.562.910 Km2

2) El coronavirus se conoce por un oftalmólogo del Hospital Central de Wuhan, Li Wenliang, al que se amonesta, con la coerción de un Estado totalitario, y se silencia, pero se difunde por China. Muere convenientemente o es asesinado

3) China suspende sus vuelos interiores pero mantiene los exteriores, en una clara intencionalidad de infectar al mundo

4) No hay ninguna duda de que el coronavirus, por su secuencia, es de laboratorio, «no tiene antepasado natural creíble»

El Partido Comunista Chino es culpable.

Ha necesitado cómplices y un autor intelectual. Lo veremos en la segunda y, por ahora, última entrega.