Riccardo Cascioli en La Nuova Bussola Quotidiana.
El consorcio de los medios de comunicación católicos, catholic-factchecking.com, guiado por Aleteia y vinculado a la Santa Sede, es un proyecto para silenciar a los periodistas católicos no alineados, financiado por los grandes grupos de presión internacionales contrarios a la vida y la familia, conchabados con las grandes compañías farmacéuticas que producen las vacunas. Así se explican muchas cosas….
Una investigación muy bien documentada del portal estadounidense Church Militant revela cómo Google, Soros y Bill Gates financian los medios de comunicación católicos que están a favor de la vacuna para oponerse a quien, en la Iglesia, no lo está. Y se descubre que quien guía el consorcio de los medios de comunicación católicos, que se autodenominan fact-checkers (es decir, que controlan la veracidad de las noticias, en esta caso, sobre la vacuna contra el COVID) es el portal Aleteia, publicado en siete idiomas, que goza de una estrecha colaboración con el Dicasterio vaticano para las Comunicaciones y, también, con el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.
El consorcio, que incluye unos treinta medios, está activo desde hace unos meses y busca nuevos reclutas a traves de su propio sitio catholic-factchecking.com (definido “International Catholic Media Consortium on Covid-19 vaccines”, es decir, Consorcio internacional de los medios católicos sobre la vacuna COVID-19). Este consorcio es uno de los once proyectos (sobre 309 competidores de 74 países) que se ha repartido los tres millones de dólares puestos a disposición por Google News Inititative a través de Covid-19 Vaccine Counter-Misinformation Open Fund.
En resumen, Google está preocupada por quienes cuestionan la narrativa según la cual la vacuna es la única salvación para la humanidad y pone en marcha todo su poder para oponerse totalmente al enemigo. Solo esto, al ser Google el principal motor de búsqueda en el mundo, debería preocupar. Preocupación que debería convertirse en inquietud cuando se sabe que, desde 2019, el «hermano» de Google (emanación de la misma compañía Alphabet), Verily, que se ocupa de sanidad, tiene una «alianza estratégica» con grandes compañías farmacéuticas, entre las cuales Pfizer. Además, actualmente Verily es socio de Pfizer y del Duke Clinic Research Center en el estudio de la seguridad a largo plazo de las vacunas contra el COVID.
Es curioso que nadie haya sospechado que hay conflicto de intereses. En lo que atañe a los católicos, debería causar escrúpulos el hecho de que Google promueva abiertamente los derechos reproductivos (anticoncepción y aborto) y la agenda LGBTQ… Pero, es evidente, pecunia non olet, y ante la necesidad de doblegar cualquier resistencia a las vacunas entre los católicos no se puede ir con sutilezas. Por otra parte, Aleteia tiene desde 2013 una relación sólida de colaboración con Google. Pero no solo: para poder beneficiarse de los fondos de la Google News Initiative, Catholicfactchecking utiliza la asesoría de un instituto de investigación español, el Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona que, a su vez, a lo largo de los años ha recibido 57 millones de dólares de la Fundación Bill y Melinda Gates y 150.000 dólares de la Fundación Open Society de George Soros, según cuanto ha podido reconstruir Church Militant.
Además de tener intereses en la campaña de vacunación (sobre todo Gates), Church Militant recuerda, justamente, que ambas fundaciones, hace seis meses, patrocinaron el informe Tip of the Iceberg, cuyo fin es desacreditar los movimientos provida europeos, incluida la COMECE (la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea).
Pero hay otro aspecto que es, como mínimo, inquietante: en el Comité científico preparado por Catholicfactchecking hay tres miembros de la Pontificia Academia para la Vida, entre los cuales su canciller, monseñor Renzo Pegoraro. Los otros dos son Rodrigo Guerra Lopez y el padre Alberto Carrara. Precisamente este último nos demuestra cómo se mueven estos soldaditos para neutralizar a todo el que se salga del camino trazado, tachando en estos días en Twitter como fake news un artículo de Edward Pentin, periodista del National Catholic Register.
Pentin ha escrito un artículo criticando el apoyo evidente de la Pontificia Academia para la Vida a la vacunación de los niños a pesar de los riesgos comprobados que ello supone; y para demostrarlo ha publicado la lista detallada de 48 casos de niños estadounidenses que han muerto tras haber sido inoculados con la vacuna Pfizer, lista presente en la base de datos que informa de los sucesos adversos vinculados a la vacunación (Vaers). «Como miembro de la Comisión científica de catholic-factchecking.com –ha tuiteado el padre Carrara–, me encuentro en la misma línea que Annamaria Staiano, presidenta de la Sociedad Italiana de Pediatria: ‘Todas las comunidades científicas de pediatras están a favor de la vacuna contra el COVID en la franja de edad de 5 a 11 años’». Es decir, ningún argumento, solo el acto de fe en la vacuna y la etiqueta de fake news a artículos que, por el contrario, están bien documentados.
Resumiendo: hay una serie de medios de comunicación católicos, vinculados a la Santa Sede, que forman parte de un proyecto cuyo objetivo es silenciar a los periodistas católicos no alineados, financiado por grande grupos de presión internacionales contrarios a la vida y la familia, conchabados con las grandes compañías farmacéuticas que producen las vacunas. ¿Cómo lo queremos llamar? ¿Conflicto de intereses? ¿Fraude? ¿Traición? ¿Vergüenza? ¿Escándalo? Decidan ustedes.
Al menos nos hace comprender por qué los medios de comunicación católicos oficiales, y sobre todo la Pontificia Academia para la Vida, están tan obstinados en apoyar la vacunación de masa y pretenden hacer creer que la Iglesia se ha pronunciado en favor de la vacuna sin dudarlo, cuando en realidad el documento publicado hace un años por la Congregación para la Doctrina de la Fe dice cosas muy distintas, como hemos subrayado en diversas ocasiones.
Publicado por Riccardo Cascioli en La Nuova Bussola Quotidiana.