Enrique de Diego.
Estás «abatido», ese es tu estado de ánimo, te admiras de que «colecciono variantes», como la OMS siga empeñada en inventárselas las vas a tener repes. Aprovechas de paso para atizar, sin ton ni son, a los que llamas ‘antivacunas’, que ya te explique, pero tú de entendederas andas fatal, que no éramos antivacunas, sino anti esta timo vacuna con ARN mensajero, que es un desastre sin paliativos. Una hija tuya dice que está muy preocupada «por la salud de su padre». Natural. Tú sigue pinchándote hasta que estés como un coladero y tu sistema inmunológico sea una patata. Eres imbécil, porque eres incapaz de establecer sencillas relaciones causa-efecto. Os abrazasteis la actriz porno gore Marta Flich y tú a un infectado de coronavirus, allá por marzo de 2020, y no te paso nada, pasaste las olas surfeando, el confinamiento, y nada; ha sido ponerte el timo del veneno de muerte y caíste, porque te infectaron, es obvio, lo entiende el más garrulo, el más corto. Te pones la de refuerzo y vuelves a caer, porque te vuelven a infectar.
Y sigues con las patochadas nazis. Mira lo que me encuentro en tu twitter que está escrito por un gilipollas, o sea tú: «Antivacunas: gracias a la pauta completa me estoy echando unas risas leyendo vuestras gilipolleces en mi TT. Así que entiendo perfectamente vuestra rabia. GRACIAS a la ciencia y a nuestros sanitarios aquí sigo, sin apenas síntomas. A que jode». ¿A qué ya no te ríes? Insisto, haciendo el socrático, con más paciencia que el santo Job: Risto, te podías preguntar por qué coges el coronavirus tanto y cómo te va a quedar el sistema inmunológico. Piensa, macho, figura, que no hace daño. Tienes un concepto de la ciencia deleznable y totalitario y nuestros sanitarios son unos putos mandados de los políticos sin iniciativa, ni ética de la responsabilidad, unos autómatas enfangados en sus protocolos de mierda.
Risto Mejide: A lo mejor tiene razón Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina, y las variantes no van por el aire, sino que mutan en tu interior por pincharte. Se llama escape inmunológico. Te lo explique todo en el programa aquel en que estaba la incompetente Montse Suárez, que risa tía Felisa, pero tienes las entendederas muy cortas, muy hechas polvo. Cuando no pudiendo soportar el baño épico y glorioso que te di, me bajaste, como un puto nazi, el sonido, los expertos escoria esos que comparten tu ignorancia proteica. andaban cachondeándose del gran Luc, el mejor, con esas mamarrachadas de que está mayor, que se ha inventado el sistema -el coro de sapos de Black Rock, de Pfizer y del alucinado de Bill Gates- para desprestigiarle. Pero tu caso es de libro, so zoquete. ¡No te contagia nadie, te infectan con el pinchazo! Y tú eres el que creas las variantes en tu cuerpo, cada vez más maltrecho. Como el de Antonio Resines, otro que tal baila y del que no se reporta parte médico, qué vaya ridículo la familia desmintiendo al globalista Abc que no le había dado tiempo a ponerse el tercer pinchazo, que sólo se había dado dos. Dos o tres, en caso es que no está inmunizado para nada sino infectado. Otro, que como tú, nos quería enviar a la cárcel, con una pegatina puesta. A ti te convendría ponerte una bien grande: soy un burro, so imbécil, y me creo las consignas trilladas que me vende el sistema, más falsas que un Judas de plástico. Que te recuperes y a por la cuarta banderilla, Rito, el torero bombero. A por otra variante.
Épica y gloriosa primera intervención de Enrique de Diego en el programa de Risto Mejide