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César Vidal, ante la cobardía de Losantos

Redacción




Luis Bru.

Antes de que se produzca el desenlace en términos de ruptura, César Vidal va a tener un gesto extremo de amistad heroica. Es preciso contener por un momento la respiración porque este tipo de conductas son hoy altamente excepcionales. César Vidal quiere salvar a su amigo Losantos, quiere avisarle del peligro y preservarle de los bajíos del arrecife hacia donde se encamina la nave de Libertad Digital.

Le lanza, pues, un salvavidas. César Vidal ha caído, supongo que inconscientemente, en ese esquema de que el rey alberga mente preclara y buenos sentimientos pero está mal aconsejado; el mal está en los consejeros, en la camarilla, que en Libertad Digital SA son Dieter Brandau y Javier Somalo. Si Losantos se entera, si se le explica bien, si se le habla claro, saldrá del sopor del sesteo y tomará medidas cogiendo a tiempo y firme el timón. Es muy posible que, hasta este momento decisivo, César Vidal haya callado muchas cosas en la seguridad de que Losantos sería capaz, por sí mismo, de ver la realidad y tomar medidas. Ante la prolongada ceguera del autócrata, César Vidal le remite un memorándum de diez páginas. Fue una manera de darle una oportunidad a Federico Jiménez Losantos para que demostrara que, efectivamente, era un amigo. Ese memorándum -esa especie de carta magna- nunca se ha hecho público. Sabemos que una copia le fue remitida a Alberto Recarte, quien entonces era presidente de Libertad Digital.

En sus autobiografía, No vine para quedarme, Memorias de un disidente, César Vidal da pistas de lo que debe ser su contenido:

Política de personal basada en el servilismo y no en el mérito: “Me fui enterando de las purgas que se habían realizado en la casa siempre sobre la base de criterios de servilismo y nunca de competencia; examiné uno por uno los ascensos que habían tenido lugar y que habían recaído, por regla general, en gente mediocre, pero dócil«.

Maniobras torticeras de politización lacaya, falta de independencia: «Supe los cables que se habían lanzado al PP prometiendo que quien me sustituiría por la noche en la dirección del programa sería alguien mejor mandado; se me informó de aquellos que habían buscado un trabajo oficial en el aparato del PP aunque, la verdad sea dicha, sin conseguirlo y, por supuesto, constaté una y otra vez la censura que se ejercía en el interior de la casa sobre mi persona».

Mala gestión de Es.Radio: “En los últimos meses, fui viendo una y otra vez cómo la radio estaba siguiendo el trágico destino de LD TV. La gestión era, como mínimo, discutible; los salarios de la gente no habían vuelto a subirse a pesar del cobro (de la venta) de la televisión; los gastos injustificados seguían sumándose; el departamento de publicidad seguía siendo intangible a pesar de que no destacaba por su eficacia y un dúo, digno de una película italiana de los cincuenta, escoltaba todos los días a Federico para llevarlo a un despacho donde, sin duda, le instaban a la santidad y las buenas costumbres”.

Medidas para salvar la situación: “¿Sobrevivirá Es.Radio? Lo hará si, efectivamente, recorta los gastos innecesarios; si despide a gente incompetente que sólo ha demostrado ser ducha para la intriga, para despedir a los capacitados y colocar a los suyos, y si de una vez reforma el departamento de publicidad. De no darse esas tres condiciones, su situación puede volverse muy delicada en poco, muy poco tiempo”.

Las Memorias están escritas y publicadas después de la salida aparentemente abrupta de Es.Radio. Estas citas pueden darnos una idea aproximada del contenido de la carta al ‘amigoFederico Jiménez Losantos, pero mientras no se haga pública no conoceremos el contenido real, que, en cualquier caso, ha de ser muy diferente en el tono; es como una corrección fraterna evangélica.

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Vidal es un hombre de fe, con una visión cristiana de la vida. Su itinerario espiritual lo ha contado con cierto detalle en las citadas Memorias de un disidente: Se convirtió a inicios de 1977 leyendo el Nuevo Testamento en griego y, más específicamente, la carta a los Romanos.  Durante meses, no supo a donde ir aunque le parecía obvio que no pintaba nada en la Iglesia Católica.  Tras muchas vueltas y revueltas que duraron algunos meses, en agosto de 1977 encontró una iglesia evangélica donde, para gran sorpresa suya, creían y enseñaban exactamente lo mismo que él había encontrado en la Biblia.  Allí se quedó. Es evangélico. La fe evangélica queda compendiada en los famosos Sola. Sola Scriptura – es decir, la creencia en que la Escritura es la única regla de fe y conducta – Sola Gratia – es decir, la salvación es fruto de la gracia de Dios y no de nuestras obras – Sola fide – es decir, la justificación es otorgada por Dios al pecador mediante la fe en el sacrificio expiatorio de Cristo en la cruz – y Solo Christo – es decir, sólo Cristo es salvador y mediador entre Dios y los hombres. César Vidal no es pastor, como en algunas ocasiones se ha difundido. Uno de los que se ha hecho eco es Luis Herrero, que en este tramo de la historia va a adquirir protagonismo.

Vamos a contemplar las reacciones muy diversas en César Vidal y en Federico Jiménez Losantos. Asistiremos a una incomunicación total, que se ha labrado en Es.Radio porque en COPE, por los datos, no existía. Vidal está tratando de salvar al amigo, por el que, recordemos, ha quemado las naves; está tratando de reflotar el proyecto, la empresa, en la que Losantos es viable, porque no sabe hacer otra cosa. ¡No está para cosechar trufas en Orihuela del Tremedal! Hemos de suponer que Vidal espera ser llamado por Losantos para agradecer la carta, reconciliarse, castigar a los malos, premiar a los buenos, enderezar el rumbo de nuevo hacia alta mar.

No deja de emocionarme y admirarme la cándida ingenuidad de César Vidal, quien a estas alturas, con todo lo pasado, sigue creyendo que Losantos es su amigo, sin darse cuenta de que ahíto de adulación ya es incapaz de escuchar lo que no quiere oír. Nada estamos dispuestos a creer más que aquello que deseamos. Y Vidal deseaba que la amistad perdurara y salvar al amigo de aquella telaraña tejida de pequeñas mezquindades que le atenazan.

Losantos reacciona como era previsible y como César Vidal no esperaba. Da la callada por respuesta. Ya no es un amigo. No contestó porque eso habría implicado tener que dar explicaciones y no estaba en condiciones. Federico Jiménez Losantos puede dar imagen de valentía, pero, en realidad, es muy cobarde. Bocazas, pero muy cobarde. Además, lo que haya podido hacer Javier Somalo, que algo habrá hecho, ha sido con el consentimiento y a favor de Losantos, al que la avaricia le pierde y puede romperle el saco.

El rey siempre es culpable de lo que maquina la camarilla. Losantos teme, tiembla. De alguna manera, lo que César Vidal plantea, o al menos Federico sospecha que plantea, es entrar en la trastienda, en los rincones oscuros, que son muchos, en los pasadizos secretos, que también los hay. Por ejemplo, la compra de acciones de Libertad Digital por Luis Bárcenas, de la que César Vidal no está enterado. Acciones que se terminaron recomprando a un precio desorbitado que le permitieron a Bárcenas comprarse casa en Baqueita Beret, con lo que Libertad Digital sirvió para blanquear el dinero de las comisiones corruptas. La contabilidad de Libertad Digital SA no resiste un escrutinio.

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Luis Herrero. /Foto: abc.es.

Lo que hace Federico es enviarle a César Vidal un emisario, un mediador. Toda una década de colaboración estrecha, de amistad y ni tan siquiera es capaz de dar la cara y sostener la mirada. La elección del mensajero no es afortunada ni desafortunada, es simplemente una pérdida de tiempo. Ya hemos visto que Losantos considera a Luis Herrero un pastelero, así que quién mejor. Las relaciones de Federico con Luis siempre han sido funcionales. Losantos siempre le ha despreciado cordialmente. En la etapa de COPE echaba pestes de él. Cuando Luis Herrero, tras su fracaso en La Mañana, se busca la salida, con José María Aznar, de eurodiputado, Losantos, que es certero en los apodos, pasa a denominarle Euroluis. Nadie quiso apoyarle para que repitiera como eurodiputado y eso le colocó en una tesitura laboral delicada. Tuvo, a la postre, suerte porque su salida de la política coincidió con la puesta en marcha de Es. Radio y Luis le pidió trabajo a Losantos. Éste no lo debía ver muy claro porque consultó con Vidal, quien dijo que por su parte no había ningún problema. El consenso general indica que Luis Herrero trata muy mal a la gente y peor cuanto más cerca está de él y mucho peor a su segundo o segunda. Quizás su hostilidad atávica se deba a un acendrado instinto de supervivencia, aunque Losantos afirma que no se puede esperar otra cosa de alguien que ha nacido en un gobierno civil. Losantos, en suma, siempre ha mirado por encima del hombro a Luis Herrero. No son pares.

Volvemos a la corriente central de nuestra historia. Allá que se va Luis a cubrir el trámite. Herrero transmite, de parte de Federico, que si se podría llegar a algún arreglo. Tengamos en cuenta que ni Libertad Digital es una multinacional como Google ni su sede en Juan Espandiú, 13 es el Pentágono. Vamos, que se podían haber visto en cualquier pasillo, que no hacía falta este extraño meandro que sugiere autojustificación por parte de Losantos. César Vidal le responde al solícito correveidile que el memorándum no es un ultimátum, pero que, obviamente, dado el paso, no podía quedarse en la radio si todo seguía igual, porque sería traicionarse a sí mismo. Y en buena medida al engaño de una amistad sin reciprocidad.

Incapaz de comprender el gesto heroico de amistad que representa la carta magna de César, de atisbar que quien te dice las verdades es quien realmente es amigo tuyo, que -de nuevo Quevedo- no hay lisonja sin puñalada, de dar una mínima respuesta personal, atrincherándose en su atávica cobardía, Federico Jiménez Losantos muestra sin lugar a dudas que quiere que César Vidal se vaya. Es un completo despropósito, pero no veo ninguna otra explicación lógica. Me parece claro que la cabeza de la conjura de los necios no es ni Javier Somalo, ni tampoco Dieter Brandau, es directamente Federico Jiménez Losantos. La respuesta desatadamente virulenta que se producirá, de inmediato, tras la marcha de César Vidal sugiere premeditación y teatralidad. Losantos responderá como un pequeño Stalin al fraccionalismo de César Trotsky y la purga se desatará sobre los fraccionalistas. Juan Espandiú, 13 va a ser una checa liberal.