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Abascal patético: Un defensor del Daesh en la puerta de la Torre Trump

Redacción




Hasta el portero se ríe de Rafael Bardají, defensor de Daesh.
Hasta el portero se ríe de Rafael Bardají, defensor de Daesh.

Enrique de Diego

Santiago Abascal no ha hecho otra cosa que vivir de la política y ahora cobra 3.500 euros de Vox, merced a los incautos militantes y a los engañados donantes (el Tribunal de Cuentas ha recordado que debe hacer públicos los superiores a 25.000 euros). Está, además, a las órdenes de la imaginación de un empresario moroso, Julio Ariza, que lleva tres meses sin pagar a los trabajadores (debe 69 millones de euros a proveedores y 12 millones a Hacienda), y el resultado es patético. Vox es un partido menguante.

La asistencia de Santiago Abascal a la cumbre de dirigentes identitarios europeos en Coblenza (Alemania), como periodista de Intereconomía, para hacerse unos selfies y presentarse mendazmente en comunicado oficial como la acreditada marca del populismo español es una manipulación de tebeo. Pero, si nos atenemos a las fabulaciones que evacúa Vox en sus delirantes comunicados oficiales, no sólo Abascal se ha clonado con Marine Le Pen (sin que ésta lo sepa), sino que Vox –con 771 votos en Álava y sin presentarse en Galicia- tiene en el bote al magnate y nuevo presidente norteamericano, Donald Trump.

Dice el comunicado de manipulación creativa del partido en latín, que “también se han creado canales de comunicación con el Partido Republicano norteamericano. El pasado 19 de enero, Rafael Bardají, fundador y actual director del Grupo de Estudios Estratégicos (GEES) y asesor del Gobierno de José María Aznar, se reunió en la Torre Trump con el equipo del recién nombrado presidente de EEUU Donald Trump”. Se aporta como testimonio concluyente de la reunión, al tal Bardají presuntamente saliendo de la Torre Trump o haciendo que sale (nótese el estupor del bedel).

Al político profesional que es Abascal defendiendo sus 3.500 euros se le han puesto ínfulas de estratega, que el papel lo aguanta todo y por ahí anda La Gaceta, donde la ciencia-ficción tiene acomodo. “Rafael Bardají fue enviado por Santiago Abascal en nombre de Vox para analizar el avance de la “Alt Right” europea y el futuro de Europa”. Y de los grandes expresos europeos.

Abascal, desde luego, debe hacérselo mirar. Nadie menos apropiado para reunirse ni con el bedel afroamericano de la Torre Trump que el tal Rafael Bardají. Eso del GEES se ha quedado en terreno de nadie -a dos velas- desde que Rajoy le ha quitado las subvenciones a la FAES (un tanque de estómagos agradecidos predicando el liberalismo con cargo al contribuyente), y Bardají está en las antípodas de Trump.

De manera repugnante, el nuevo fichaje del desnortado tándem Abascal-Ariza (ni paga ni indemniza) es un defensor de Daesh, tal y como se posicionó en su nauseabundo artículo “Siria. Assad no es la solución”, en el que, para abrir boca, afirma que “el malo de la película de lo que está pasando en Siria no es el Estado islámico, sino Bashar al-Assad”. De forma, que según ese hombre que Abascal manda, como el zorro del desierto, Rommel, a otear los avances de la “Alt Right”, afirma que “en lugar de negociar con Assad, el Gobierno español debería apoyar que se bombardee a Assad”.

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Desde luego, al último mono del equipo de Trump se le pondrían los pelos como escarpias con este personaje patibulario, para quien, por de pronto, no se debe bombardear al Estado islámico:

“Creer que bombardear al Estado Islámico aliviaría los flujos migratorios sobre Europa y beneficiaría a la población civil siria demuestra un grave desconocimiento del conflicto que se desató en ese país en marzo de 2011 y de las dinámicas de confrontación entre sunies y chiíes que sacuden todo el Oriente Medio. El responsable de los millones de desplazados y de la muerte de más de un cuarto de millón de personas, incluidos mujeres y niños, no es otro que el dirigente de Damasco, Bashar al Assad. Quien sitia, somete a hambruna y bombardea con barriles explosivos a civiles no involucrados en acciones militares es él. De hecho, si el ministro escuchase las declaraciones de los refugiados que están llegando a Austria y Alemania, la cantinela es siempre la misma: “Acabad con la guerra, acabad con Assad”.

Bardají: El Estado islámico es «un aparato generador de seguridad y orden»

El tal Bardají, tan puesto en Alt Right como en por donde amargan los pepinos, llega a definir al Estado islámico como “un aparato generador de seguridad y orden”. Para quien no salga de su asombro, la cita completa: “Al fin y al cabo, cumpliendo con el islam rigorista que defienden los dirigentes del Estado Islámico, los negocios podían abrirse, las escuelas funcionaban y el temor a perder la vida mientras se hacía la compra desaparecía. El Estado Islámico no era un simple grupo terrorista, como nos gusta decir por aquí; era un aparato generador de seguridad y orden. De hecho, si se analizan las muertes causadas por el EI, son diez veces inferiores a las causadas por Assad, y la mayoría están directamente relacionadas con sus combates contra el régimen y contra otros grupos de la oposición, incluido el Frente Al Nusra”.

Una de las líneas más claras de Donald Trump es el acercamiento a Rusia y la alta consideración de Vladimir Putin. Nada más lejos de la mostrenca visión geoestratégica de Rafael Bardají para quien “negociar con Damasco sería un error estratégico de primera magnitud. Apuntalaría un régimen brutal y despiadado que durante décadas ha representado la mayor amenaza militar contra nuestro aliado Israel; dejaría que la Rusia de Putin, en medio de su escalada de fuerza en Europa, se instalara como un potente actor en la zona; alimentaría las ambiciones regionales iraníes, que tan perniciosas han sido en el Levante, y, por último, alentaría a que la oposición al régimen se radicalizara aún más y se echara en brazos de Al Qaeda y el Estado Islámico, aumentando la amenaza de ataques terroristas en nuestro propio suelo”.

Cristiano crucificado por Daesh, que da "protección y seguridad", según Bardají.
Cristiano crucificado por Daesh, que da «protección y seguridad», según Bardají.

Este degenerado intelectual, al que Abascal y Ariza han fichado, llega en sus despropósitos garrulos a aseverar que la gente está bastante contenta con Daesh, porque les trae “protección y certidumbre” y el califato “no es un reino de terror irracional”, sino una mezcla de empresarios y honorables soldados profesionales. De nuevo la cita textual para los incrédulos:

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“Yo desde luego no conozco ningún grupo terrorista que explote pozos de petróleo y ponga el crudo en el mercado sin interrupción; cuyos miembros conduzcan y empleen carros de combate o se permitan sitiar ciudades durante semanas. Banderas e himnos es ya más común. Es más, las prácticas del Estado Islámico o como se le quiera llamar son brutales, pero no es menos cierto que gran parte de la población que vive bajo su férula lo prefiere a la brutalidad rampante de otros grupos rebeldes, y las mafias y bandidos que siempre surgen en las guerras. El Estado Islámico les impone la sharía más estricta, es verdad, pero les trae también protección y certidumbre. Muchos son los testimonios que así lo reflejan. La violencia es palpable, pero no es un reino del terror irracional”.

Por supuesto, Rafael Bardají no se ha reunido ni con la señora de la limpieza de la Torre Trump. Estos falsarios no tienen límites en sus patrañas. Las ideas abracadabrantes de Bardají son las que con gran clarividencia y fortaleza combate Donald Trump.

Si se tiene en cuenta que Daesh ha perpetrado un genocidio de cristianos en Siria e Irak; que en Alepo de 300.000 cristianos sólo quedan 15.000; que sólo se han salvado cristianos en territorios controlados por Bashar Al-Assad, resulta escandaloso que el tóxico tándem Ariza-Abascal se hagan solidarios de ideas tan desenfocadas y repugnantes. ¿O defiende ahora Ariza a Daesh?

Por favor, que el último militante de Vox apague la luz cuanto antes y que Abascal se ponga a trabajar en vez de inventarse milongas.

Santiago Abascal asistió a la cumbre de Coblenza como periodista de Intereconomía