Virginia Montes
Figuras destacadas de la ‘alt-right’ condenan a Trump, a quien antes apoyaban, por traicionar su promesa de no iniciar nuevas guerras en el suroeste de Asia.
“¡Queremos muros, no guerra!” y “Basta de guerras por Israel” son algunas de las consignas del “puñado de manifestantes” liderados frente a la Casa Blanca, en Washington (capital de EE.UU.), por Richard Spencer, ideólogo del movimiento alt-right (de “derecha alternativa”, en inglés) que contribuyó al ascenso a la presidencia estadounidense del magnate Donald Trump.
Spencer, creador del término alt-right, había reaccionado ya al giro antisirio de Trump incluso antes del bombardeo de la madrugada del viernes, proclamando su apoyo al presidente del país árabe, Bashar al-Asad, en la red social Twitter, donde señaló también que “una guerra siria sería un acto totalmente innecesario que demostraría que Trump no tiene el control”.
Contra el bombardeo ordenado por Trump se han pronunciado también personalidades influyentes pro-Trump como el activista de radio y televisión por Internet Alexander ‘Alex’ Jones —fundador de la web Infowars.com—, el analista youtuber Paul Joseph Watson, la abogada y columnista republicana Ann Coulter y el filósofo y músico de jazz británico exisraelí Gilad Atzmon.
Más propiamente dentro del movimiento alt-right, han denunciado el ataque de EE.UU. a Siria referencias de esa tendencia como el exrepresentante del estado de Luisiana (sureste) David Duke, el catedrático de Psicología y editor del portal The Occidental Observer Kevin MacDonald y el editor de Counter-Currents, Gregory Johnson.
Algunos de los hasta ahora “trumpistas”, como el mencionado Atzmon, tratan de explicar el bombardeo del viernes como una manera de aplacar con una operación limitada a la corriente de EE.UU. que, aprovechando el incidente químico de dos días antes en Siria, presionaban para provocar el derrocamiento militar del Gobierno de Damasco y un enfrentamiento directo con Moscú. Según ellos, el bombardeo habría sido coordinado en secreto con las autoridades de Rusia.
Otros rechazan sin embargo ese análisis, como Johnson, para quien esa supuesta coordinación no aliviaría la presión sobre Trump por sus supuestos lazos con Rusia, sino que la incrementaría, y en todo caso el cambio de postura de Trump significa que es “un payaso voluble e hipócrita en el que no se puede confiar ni para que cumpla sus promesas fundamentales”, además de poder desencadenar una guerra mundial nuclear.