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El rey de Bárbara rey (2): El mayor chorizo del reino

Redacción




Manuel Prado Colón de Carvajal, el del maletín. Foto: unidadcivicaporlarepublica.es.
Manuel Prado Colón de Carvajal, el del maletín. Foto: unidadcivicaporlarepublica.es.

Enrique de Diego

Este personaje deleznable, al que durante cuarenta años se le adulado sin límites y se ha perseguido cualquier crítica, ha arrastrado España por los lupanares y por las jaimas de los beduinos integristas. Este indecente que no ha sido capaz, con su inmensa fortuna amasada mediante el sablazo y la coima, de comprar una casa a sus hijas pero sí de regalársela a su última barragana, se tomó la inmunidad parlamentaria como una patente de corso para robar y lo ha hecho en gran escala sin importarle entrar de lleno en el terreno de la alta traición: en 2.300 millones de dólares calcula su fortuna el The New York Times y se queda muy corto.

Conviene recordar, y ya lo haré más adelante con detenimiento, que este felón ya quiso darle la independencia a Vascongadas nada más asentar sus sucias posaderas en el trono.

Una última cosa sobre Bárbara Rey: no sólo se la ha pagado en Luxemburgo, también en especie que, durante tiempo, cuando su tren de vida y su afición al juego la dejaba tiesa como la mojama había que darle un programa en TVE, e incluso tuvo uno de gastronomía en Canal 9, detalle de Eduardo Zaplana con la corona gorrona.

Gerardo Díaz Ferrán, Jaume Matas, Juan Carlos de Borbón y Arturo Fernández.
Gerardo Díaz Ferrán, Jaume Matas, Juan Carlos de Borbón y Arturo Fernández.

Juan Carlos –el gran error de Franco– ha sido un vulgar chorizo tempranero. Nadie lo corrompió, él ha sido el gran corruptor de España, pues la corrupción de las sociedades como la de los peces empieza por la cabeza. El 25 de marzo de 1974, cuando Henry Ford II viajó a España para colocar la primera piedra de la factoría de Almusafes, ya había recibido una carta del Borbón recomendándole los servicios de Manuel Prado y Colón de Carvajal como la persona adecuada para facilitar todos los trámites legales necesarios; como el conseguidor.

El mismo día que tomó posesión, la casta monárquica decidió que Juan Carlos cobrara un porcentaje de todo el crudo importado desde las petromonarquías del Golfo, de modo que los españoles han pagado siempre la gasolina algo más cara para financiar a este degenerado canalla. Con el holding Trébol, ha traficado con carne, con petróleo y con armas.

El Borbón ha tenido un conseguidor oficial: Manuel Prado y Colón de Carvajal, hasta que a su muerte, fue sustituido en tal menester, con servicios de alcoba añadidos, por Corinna zun Sayn-Wittgentein (los polvos y los lodos le representaron a la barragana 30 millones de euros limpios, depredados a los españoles). Alfredo Prado, director de flora de CEPSA, tuvo que suspender un viaje a Kuwait para firmar un contrato de adquisición de crudo, porque eso era monopolio de Manuel Prado y Colón de Carvajal, o sea de Juan Carlos de Borbón. Lo mismo le sucedió a Roberto Centeno, en sus tiempos de director de CAMPSA.

Juan Carlos de Borbón ha robado a toda hora, en toda ocasión, y en las reuniones oficiales. Con tosca y descarada técnica de sablista, el Borbón abordaba al empresario, le preguntaba por la marcha de su negocio, por su cuenta de resultados, y cuando el incauto pensaba que era un interés desinteresado del jefe del Estado, éste le espetaba que iba a ser visitado por Manuel Prado y Colón de Carvajal. Así le pasó a Pedro Trapote, empresario de la noche madrileña, de la emblemática discoteca Pachá.

Con mucho, el negocio más escandaloso de esta pareja de truhanes, fue el timo-estafa a Kuwait Investment Office (KIO). Invasión de Kuwait por medio, desplegada la Tormenta del Desierto, el tándem Manuel Prado Colón de Carvajal-Juan Carlos de Borbón estafaron 55.000 millones de pesetas a la familia real kuwaití, con la excusa de que eran necesarios para que los aviones norteamericanos pudieran utilizar las bases norteamericanas sitas en España. Mientras había soldados entregando sus vidas, este par de canallas se dedicaban a hacer negocio sobre la sangre honorable de los militares. Estallado el escándalo, tras el final de la guerra, Manuel Prado y Colón de Carvajal se dedicó a llamar a la familia real kuwaití, que le grabaron seis horas de conversación, en las que afirma que Juan Carlos tiene su dinero en el paraíso fiscal de Liechtenstein, dando sus números de cuenta.

Para poder robar mejor y moverse con más facilidad, Manuel Prado y Colón de Carvajal, que no era diplomático de carrera, fue nombrado embajador at large, es decir, sin embajada, pero con pasaporte diplomático que le permitía viajar libremente con valija diplomática. Nunca Al Capone pudo soñar con ese eficaz privilegio.

La relación de personajes que se han movido en el entorno de Zarzuela, los amigos del Borbón, componen un elenco, casi un cuadro de honor, de las malas prácticas y la mordida en España. Esta lista es tan sonora como escandalosa: el citado Manuel Prado y Colón de Carvajal, Javier de la Rosa, el príncipe georgiano Zourab Tchokotua (se conocieron en el internado suizo), Mario Conde, Alberto Cortina, Alberto Alcocer…Tres de ellos han pasado por la cárcel; dos (Cortina y Alcocer) la evitaron in extremis por las maniobras del Borbón ante la Justicia lacaya.

Quien debía haber estado en prisión es el rey de Bárbara Rey, el mayor chorizo del reino.

El rey de Bárbara Rey (1): Chorizo, lascivo y felón

http://ramblalibre.com/2016/07/07/el-dia-d-de-la-corrupcion-a-gran-escala-de-juan-carlos-de-borbon/

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