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Santiago Prestel: «A Jesucristo y a Sócrates los mató la democracia»

Redacción




Entrevistamos al filósofo y ensayista madrileño Santiago Prestel, autor del polémico libro Contra la democracia: Un manifiesto contra el peor sistema de todos publicado recientemente por la editorial Letras Inquietas.

Tras los resultados de las elecciones autonómicas vascas, en las que el partido proetarra (el que agita el árbol), junto al PNV (el que recoge la nueces), es la formación con más escaños en el parlamento regional, ¿podemos decir que una situación así sólo puede darse en una democracia?

Solamente en un sistema corrupto puede darse el caso de que exista una representación de políticos en un parlamento regional que quieran romper con su nación. La democracia, como uno de los brazos armados del capitalismo, alimenta los separatismos periféricos para destruir a las naciones. Todo ello con un fin: eliminar la soberanía nacional y hacernos dependientes de un gran gobierno mundial. Esto lo podemos observar en la Unión Europea. Hoy en día, las decisiones que afectan a los trabajadores españoles no se toman en España si no en Bruselas. Es absolutamente demencial que decisiones que afectan a un agricultor almeriense las tome un burócrata sentado en su sillon de Bruselas. La democracia, amparada por el traidor y vil régimen del 78, conduce España a su desaparición y a convertirla en un reino de taifas.

En tu libro, un alegato polémico y que creará ampollas entre los sectores bienpensantes, aseguras que nada se ha solucionado en la historia introduciendo un papel en una urna…

A Jesucristo lo mató la democracia. A Sócrates lo mató la democracia. Estos son solo dos ejemplos de lo perniciosa que puede llegar a ser la democracia y los efectos que tiene. Me gustaría que los demócratas se dieran cuenta de una cosa: si de verdad votar sirviera de algo, el sistema lo habría prohibido. Viven en una mentira. ¿De verdad alguien puede llegar a pensar que metiendo un papel en una caja se va a solucionar algún problema? La respuesta es un no rotundo. Los problemas en la historia solo se han solucionado mediante las revoluciones de uno u otro signo. Ningún derecho fundamental se ha conseguido de manera pacífica.

Una vez cae el Muro de Berlín, Francis Fukuyama teoriza su concepto del fin de la historia, en el que todo el mundo acepta como único modelo el de la democracia liberal. ¿No es una forma de totalitarismo el considerar que la democracia es el único sistema político válido?

La democracia es un sistema coercitivo que sirve para imponer castigos que, como son auspiciados por la mayoría, la sociedad los da por válidos sin cuestionarse su moralidad. Toda democracia es coerción y toda coerción es una imposición heterónoma de fuerza. En ese sentido, es un totalitarismo donde una minoría impone un pensamiento a una mayoría. Se suele decir que la democracia es la dictadura de las mayorías y yo en eso no estoy nada de acuerdo. Cuando gana una formación política unas elecciones nunca es mayoritaria respecto al resto del arco parlamentario. La sociedad queda escindida y a una gran parte se le impone la cosmovisión de la otra. Eso es absolutamente gravísimo.

Por otro lado, la historia nos demuestra que han existido gobiernos no demócratas que han creado las condiciones necesarias para que sus ciudadanos puedan desarrollarse en todos los ámbitos de lo bueno y lo justo. El problema de esos sistemas es que eran abiertamente anti-capitalistas premiando el esfuerzo colectivo de la comunidad por encima de la acaparación de bienes y mercancías. Es por ello que el sistema los persiguió y los eliminó, imponiendo las democracias burguesas liberales. La democracia es el gran monstruo en la habitación.

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¿Es, pues, la democracia una forma «soft» de imposición post-moderna?

Es evidente que nos la han ido metiendo poco a poco. En mi libro lo llamo «anestesiamiento democrático» porque ha ido adormeciendo a la sociedad civil lentamente, hasta convertir a los sujetos en meras máquinas de producir, sin que ellos se den cuenta. De esta manera, al ciudadano le han arrebatado algo absolutamente valioso: el ser un sujeto político y con ello, la posibilidad de crear comunidades con sus semejantes. En qué cabeza sana puede llegar a caber que la única decisión que tome un hombre, respecto a la sociedad en la que vive, sea meter un papel en una urna cada cuatro años. Pues eso está pasando ahora mismo. Ese anestesiamiento democrático ha servido para que los seres humanos acepten que su rol en la sociedad capitalista en la era de la post-modernidad es jugar con papeles y cajas.

¿Qué sentido tiene afirmar que la democracia es el menos malo de los sistemas? Es una frase muy manida pero que esconde una verdad inquietante: ser lo menos malo sigue siendo malo y, desde luego, no te convierte en bueno…

No tiene ningún sentido. Están afirmando que el propio sistema que defienden es malo. Voy hablar del caso español. Tras más de 40 años de sistema democrático, y por lo tanto, después de más de 40 años de educación democrática, han conseguido que el propio ciudadano valide un sistema corrupto, donde una minoría (los políticos) se enriquecen a costa de una mayoría (la ciudadanía). A lo largo y ancho de nuestro país, los casos de corrupción se acumulan por miles, provocando que hayan desaparecido en sus bolsillos millones y millones de euros. Todo ello, con la conveniencia del ciudadano que valida estas conductas mediante el sistema electoral. Pero ya no solo es el hecho de robar en grandes cantidades sino que el propio pueblo acepta que esa minoría antes mencionado los oprima y los reprima salvajamente. La democracia solo sirve para que los ciudadanos elijan qué tirano quiere que les gobierne y qué cadenas quieren llevar.

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Todos somos demócratas pero, a su vez, nadie lo es. Los liberales acusan a los socialistas de «antidemocráticos», los socialistas a los conservadores, los conservadores a los comunistas, los comunistas a los liberales… ¿No es un contrasentido que todos se reivindiquen como demócratas y nieguen tal condición al resto?

En filosofía del lenguaje decimos que si todo es X nada lo es. Es decir, el significado de la palabra queda absolutamente vacío y sin sentido. No pasa solo con la democracia, también pasa con la palabra «facha». Ahora mismo, cualquier persona que no piense ideológicamente como el sistema cree que debes pensar es un «facha”. Vivimos en la época de la reducción al absurdo. La sociedad se ha infantilizado hasta el extremo.

De vez en cuando, se escucha entre el coro mediático y político alguna voz que asegura que España no es una democracia sino una partitocracia. ¿Hay alguna diferencia entre ambos conceptos? A fin de cuentas, todas las democracias actuales se basan en un sistema de partidos.

Desde la implantación del criminal régimen del 78 vivimos en un sistema de turnismo político que gira a izquierda o a derecha segín su conveniencia para que nada cambie. Mismo perro, distinto collar. Además, el sistema se ha encargado de apuntalar el sistema bipartidista cuando este se ha tambaleado debido a las diferentes crisis existentes. ¿Cómo lo ha hecho? Mediante la creación de partidos muletas. Es decir, para canalizar el descontento existente a la izquierda del PSOE primero se creó a Podemos y luego a Sumar. Para canalizar el descontento a la derecha del PP, se creó a Ciudadanos y luego a Vox. Estos partidos son simples herramientas del sistema para apuntalar el régimen. Se equivocan quienes piensen que estos partidos han querido cambiar algo, ya que ni mucho menos ha sido así. Ni va a ser así.

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¿Por qué hay que leer Contra la democracia: Un manifiesto contra el peor sistema de todos?

Creo que por irreverencia. Si sabes que algo falla, que las cosas no van bien, si tienes ese punto de consciencia cuando ves determinadas cosas y dices «esto no funciona», este es tu libro. Si crees que la Constitución, el rey y el régimen del 78 están destruyendo España, este es tu libro. Me gusta escribir para la gente, es decir, que se sientan identificadas con lo que leen. Que se produzca esa «fusión de horizontes» de la que Gadamer nos habla. Este libro no pretende sentar cátedra sino sobre todo ofender a un sistema y a quienes lo sustentan para ver si se dan cuenta de que están llevando a España al desastre.

¿Nos puedes adelantar si habrá una continuación a tu trabajo intelectual iniciado con los ensayos Frente al liberalismo y Contra la democracia, publicados ambos por la editorial Letras Inquietas?

Puede ser el momento oportuno para completar una trilogía. He criticado dos sistemas como son el liberalismo y la democracia. Creo que este cierre se tiene que dar proponiendo algo. Es el momento de crear nuestro propio sistema para que las críticas antes formuladas no se queden vacías. Ha llegado el momento de crear un modelo nuevo para una vieja Europa.

Santiago Prestel: Contra la democracia: Un manifiesto contra el peor sistema de todos. Letras Inquietas (Marzo de 2024)

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