Enrique de Diego.
En la Facultad de Periodismo, Letizia Ortiz hizo un trabajo de defensa de la República. Fue uno de las cuestiones que los servicios secretos españoles se encargaron de destruir del pasado de Letizia cundo se anuncio el matrimonio con Felpudo. Letizia era la perfecta coartada para la monarquía: de izquierdas, anticatólica hasta el satanismo, con química con Pedro Sánchez. Pero todo este juego, esta mentira se ha venido al traste con el escándalo del pashminagate que no hace más que crecer y que ya representa un grave deterioro de la institución monárquica y eso que no han salido los documentos más fuertes, como ciertas fotos de Letizia en bolas, en pelota picada en la cama de matrimonio. ¿Pueden las furcias mediáticas mantener el silencio? Sí pueden pero no servirá de nada, será al precio de su definitivo descrédito, de su mentira, de la mentira en que viven y administran para un pueblo de corderos, de súbditos.
Jaime del Burgo lleva 25 años sin votar, pero está amenazada la unidad de España y la identidad de Navarra, con un alcalde de Bildu en Pamplona, y va a degüello, a por todas. «¿Chantaje? La verdad la publicaré le pese a quien le pese. Nada de eso. Pienso que lo que necesito es soltar lastre, poner punto final a un capítulo largo y sacar conclusiones que nos ayuden a mejorar. Y para ello hay que relatar los errores, propios y ajenos. Porque de los errores se aprende». Ha lanzado el primer torpedo, pero están cargados los demás para que se acabe la farsa hipócrita montada por la monarquía: el régimen del 78 que incuba desde el inicio la destrucción de España y la pérdida de Navarra.
A Letizia, cuya fortuna se le calcula en 8 millones de euros, por no hacer nada, por lucir palmito, por ser adicta la cirugía estética, por ser la consorte, sólo se le pedía mantener las formas, cortar con su pulsión a mantener varias relaciones a la vez, y se ha ido a liar con Jaime del Burgo, hijo de Jaime Ignacio del Burgo, firme y férreo defensor de la identidad española de Navarra.
La escena es de 2010 cuando da lugar al embrollo pasional de la hamaca en la misma Zarzuela: «Aquel instante, en la hamaca, fue uno de esos en que la vida da un vuelco. Esa misma noche continuó nuestra relación amorosa, interrumpida años antes, porque el amor siempre estuvo desde nuestro primer viaje a Venecia en 2002». La relación carnal tiene lugar en el habitat conyugal, en la misma Zarzuela. ¡El escándalo es mayúsculo, imparable! No sirven silencios lacayos porque eso sólo hace que agrandar el estallido.
Letizia, republicana, mira por dónde va ayudar a traer la III República, la de verdad, la República Constitucional, con la bandera rojigualda. No estamos ante cuestión de menor enjundia, sino de alto calado político. Y pido a los lectores de Rambla Libre que amplifiquen el estruendo en las redes sociales y en sus conversaciones familiares y con amigos, a ver si de una vez despiertan de la realidad distópica en que les han sumido y que llevó a la timo vacunación letal y mendaz. La partidocracia nos lleva hacia la ruina y ese colapso económico dará al traste con el régimen del 78, pero este episodio del adulterio de Letizia Satinizia será el detonante, el principio del fin de la mentira borbónica. Al tiempo, más pronto que tarde.