Enrique de Diego.
Y si Jaime del Burgo fuera un patriota…y va a a seguir para delante, cueste lo que cueste. Las motivaciones de su arremetida contra Letizia Ortiz con el famoso selfie con la pashmina, con el mensaje incendiario de Satanizia, y sus revelaciones sobre la infidelidad de la consorte, no fueran -como han interpretado casi todos, republicanos de izquierdas, en primer lugar- mera consecuencia de un despecho y Jaime del Burgo no fuera un caballero que debe callar sus aventuras sexuales con una dama; si ponemos en la balanza su condición de navarro, hijo de Jaime Ignacio del Burgo, un auténtico valladar de la identidad foral y contra las ansias expansionistas sabinianas. Y si estuviera dispuesto a mostrar la hipocresía que domina en las alturas sobre un pueblo de borregos en trance de despertar. Y si fuera sensible a la deriva destructiva del sanchismo sobre España, y sobre Navarra, concretamente, entregada Pamplona a Bildu, con la aquiescencia cómplice borbónica…
Estas suposiciones se basan en su último tuit, en el que indica que va a seguir adelante, que nos esperan más escándalos, a pesar de la tenebrosa conjura de silencio de las furcias mediáticas y los medios lacayos, a pesar de las campañas de desprestigio. Escribe Jaime del Burgo que «la verdad saldrá probada. documentada. A mí me toca contarla y al que se sienta injuriado que acuda a los tribunales, que para eso están. Los españoles tienen derecho a conocer quiénes nos representan por herencia o por elección, que hay detrás de los focos, la escenificación y la actuación».
Viene luego un apunte sobre la limitación presidencial a dos mandatos en USA que suena a propuesta regeneracionista, Y luego que no se puede prosperar «si no perdemos el miedo, cambiamos la Constitución y limitamos firmemente el alcance del Poder expansivo y asfixiante».
Porque «de lo contrario seguiremos siendo esclavos, y la mayoría sin saberlo, que es lo más triste, disfrutando de una apariencia de libertad que se limita al mero entretenimiento. Borregos entretenidos, esto somos, o mejor, esto quieren que seamos…de momento, hasta el día que despertemos».
Suena bien, la música y la letra. El torpedo ha dado de lleno en la línea de flotación de la monarquía, cimiento corroído de un sistema que hace aguas por los cuatro costados.