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Carta del Editor: La secta bergogliana hace el ridículo equivocándose de target

Redacción




Enrique de Diego.

El problema de la secta bergogliana es que una panda de descreídos, la mayoría sodomitas y bastantes pedófilos, que no saben por donde les viene el aire y han equivocado de medio a medio el target de la Iglesia. Repiten como bobos la consigna de la propaganda de en la «Iglesia caben todos, todos» y se lo terminan creyendo.

Vamos a ver, almas de cántaro, como todo el mundo sabe las Iglesias están medio vacías por falta de ejemplaridad y exigencia, pero no se llenan de sodomitas de ambos sexos, por lo general estos no pisan una Iglesia, son promiscuos una buena parte satánicos. De los trans no hablamos porque además de ser una ínfima cantidad no se aclaran, y desde luego no van ni en pintura a una Iglesia.

Está James Martin predicando que los sodomitas van a venir en tropel. Pero bueno de los abusos el 82% tienen carácter homosexual, así que abriendo todavía más la mano no va a quedar un monaguillo sano, porque a estos les da por la pedofilia.

Se pueden ir a la iglesia anglicana donde hay muchos sodomitas e incluso obispas lesbianas, pero no hay fieles. Hablan más los que más tienen que callar porque en Holanda y Bélgica el catolicismo está casi muerto y en Alemania la apostasía produce estragos.

No saben ni tan siquiera de márketing estos herejes modernistas. Los cristianos convirtieron al Imperio Romano a fuerza de coherencia de vida y de confrontación con las perversiones paganas.

Son clérigos mundanizados, obispos y cardenales que no rezan, que no hacen penitencia, que es lo que deben hacer, que llevan una conducta deleznable, con probablemente abusos sexuales, como el mangoneante Cardenal Dannieels, que tomaba por detrás, o el cardenal Karl Lehman que declaró: «yo no creo en la Iglesia católica». Vamos, escoria y verduras de las eras manriqueñas.

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Así que el bueno del cardenal Juan Sandoval se vez forzado a emitir juicio: «La sinodalidad es el Caballo de Troya introducido en la Iglesia para destruirla». Una puntualización, eminencia: el caballo de Troya fue una artimaña para coger a los troyanos desprevenidos, pero a la secta bergogliana se le ve la pezuña de satán desde el minuto 1.

Estos del Sínodo satanista son tan imbéciles que queriendo estar abierto a todos, de boquilla, corren el riesgo de quedarse más solos que la una. Vade retro, secta bergogliana.