Francesca de Villasmundo.
Giorgia Meloni es más de centro que de derecha. Un mensaje que los propios votantes dirigen a las mentiras habituales de la izquierda, las del “gobierno más derechista de la historia republicana”, obviamente subrayadas con un significado negativo.
Meloni es de centro y no de derecha: los electores lo dicen y tienen razón. Además de que sería difícil distinguir las políticas del llamado “gobierno de extrema derecha” de las de cualquier gabinete del Partido Demócrata (centro-izquierda en Italia)
El ejecutivo de centroderecha no es “centroderecha” como se suponía inicialmente sino directamente “de centro”. En el sentido de que sus políticas no hacen ninguna referencia a lo que la llamada “derecha”, al menos en teoría, suele hacer en la agenda política.
La ética se salva débilmente, sobre lo cual el propio gabinete y la mayoría han tenido actitudes ambiguas (por un lado, al hacer del GPA un delito universal, por el otro, con las “garantías” al universo LGBT, sin olvidar las contradictorias “clínicas de la Liga” por el cambio de sexo firmado por Luca Zaia). Pero por lo demás, estamos hablando de copiar y pegar, especialmente en lo que respecta a la inmigración y la guerra en Ucrania.
La investigación de Radar SWG muestra que muchos votantes consideran que Meloni es de centro o, como mucho, de centroderecha. Si al inicio del ejecutivo la mayoría de los encuestados en una encuesta del mismo instituto clasificaban a la Primer Ministro como de derecha o incluso de extrema derecha con un 62%, hoy este porcentaje aumenta al 47%: menos de la mitad en suma.
Los votantes perciben lo que está fuera de toda duda. El 7% incluso lo define como de centro izquierda, y digamos que no es una idea tan absurda. En el fondo, sin embargo, hay una contradicción: Meloni y su gobierno siguen beneficiándose de un consenso bastante amplio, actualmente en torno al 37,5% (una ligera caída respecto a los resultados anteriores, pero pocos cambios).