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Carta del Editor: Los límites de la obediencia ante la gran apostasía

Redacción




Enrique de Diego.

El obispo Josepj Strickland es un buen obispo que defiende la doctrina de siempre, la doctrina de Cristo, y dice que «debemos permanecer descaradamente y verdaderamente católicos». Es obispo de Tyler, Texas. El cojón del anticristo, el compendio de todas las herejías Jorge Bergoglio se la tiene jurada. El mal no soporta al bien. Le ha enviado, como represalia por dar la cara, una visita apostólica para informarle a él y tomar medidas, que han de ser el cese, según los vaticanólogos mediáticos. Los fieles le han escrito una carta al infame Bergoglio pidiendo que mantenga en el puesto al buen obispo. Un periodista ha dicho que Strickland no está dispuesto a dimitir pero que si se lo pide el baboso Bergoglio, que cada día parece más degenerado, le hará caso. El cardenal Múller, un campeón de la fe, le ha reconvenido que no haga caso pues sería una decisión arbitraria y autoritaria contraria al derecho de los obispos, sucesores de los Apóstoles.

Jorge Bergoglio.

Al tiempo el mercachifle de Bergoglio va a poner en marcha la última fase del Sínodo de la apostasía entronizando a unos cardenales que no son más que estómagos agradecidos y heresiarcas modernistas como Bergoglio. Luego habrá una mascarada irenista revestida de conciliábulo ecuménico y más tarde un retiro para los payasos sinodales -no todos, pues participará el Cardenal Múller- predicado, según informa Infovaticana.com que está jugando un papel fundamental, por el dominico presuntamente sodomita Timothy Peter Joseph Radchiffe, del monasterio de Oxford, y por María Ignazia Angelini, del monasterio de Viboldone. que deberái rezar más y ser menos jirovaga. El dominico lejos de dar un retiro al uso les encasquetara sus ideas heréticas sobre la ordenación de mujeres, la admisión de hombres homosexuales al Seminario, demasiados se han admitido y así han atacado a seminaristas y monaguillos, aunque Bergoglio es partidario de la pedofilia, que este satánico no se priva de ningún vicío y pecado. El mercachifle Bergoglio anda cerrando seminarios, pero el dominico -¡dónde han acabado los hijos de Santo Domingo de Guzmán!- sueña en arameo y ha celebrado los aquelarres de las «misas soho», parafernalia sodomita.

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Paul Ricard Gallagher.

Al tiempo, el arzobispo Paul Richard Gallagher, representante ante la ONU, en coherencia con «el acto de amor» del infame Bergoglio, se ha mostrado de acuerdo con la satánica agenda 2030, que quiere reducir población, o sea matar a mogollón de seres humanos, en nombre de viles patrañas como «el cambio climático y la degradación del medio ambiente» y ha califcado a la diabólica agenda 2030 de «importante signo de esperanza» que «lleva al mundo por una senda sostenible y resilente». Ya dijo la Virgen en Akita, Kapón, que la Iglesia se llenaría de estos mamarrachos que aceptan componendas.

Así que el obispo Strickland ha de desobedecer a estos auténticos diablos y mantenerse, contra viento y marea, al frente de su diócesis. Atendiendo a la que dice San Pablo en la I Carta a los Corintios. «Y os digo esto porque cada cual anda diciendo: ‘Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefás, yo soy de Cristo. ¿Está dividido Cristo? ¿Fue Crucificado Pablo pos vosotros? ¿Fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?». Bergoglio ha roto todos los amarres de la obediencia porque no está en Comunión con Cristo, así que el obispo Strickland está obligado a desobedecer, como ese buen obispo puertorriqueño que fue cancelado por predicar la libertad de conciencia ante la timo vacuna, mostrándose así Bergoglio su auténtica figura nazi y totalitaria. Hay que obedecer a Cristo y a quien está en comunión con Él, con la Revelación, con las Escritura y el tarado Bergoglio y su colección de tarados y sacrílegos cardenales es evidente que no lo están. Cuando se cambia una tilde de las Escrituras se niega validez a las Escrituras mismas y carácter divino a Cristo y se debe abandonar la Iglesia. No Strickland, que debe permanecer «descaradamente y verdaderamente» católico, pero sí Bergoglio, cojón del anticristo, que está de más con su culo gordo y su risa impostada y bobalicona.

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No se debe obedecer, sino desobedecer a Bergoglio, hacer todo lo contrario, y a Tucho, chucho. Van, está cantado, a la gran apostasía. Es un camino trillado que ha recrrido la iglesia anglicana, vacía de fieles hasta el bochorno. A la secta bergogliana y al sodomita Thimoty que les dé por culo un pez espada, haciéndoles la rosca, a ser posible. Vade retro satanás y su lacayo Bergoglio.