Luis Bru.
Iker Jiménez sorprendió ayer a la audiencia tratando la película Sonidos de Libertad -exitazo en taquilla: 196 millones recaudados para un presupuesto de 14,4 millones- y el tráfico de niños. Dos temas tabúes.
También se comprometió a volver sobre la cuestión. Tal y como están las cosas, puede considerarse una bendición la existencia del programa que empezó siendo de esoterismo. Pero dicho esto, y desvelada la argucia de Iker para no mojarse, hacerse el ignorante y llevar a «expertos» que le aclaren las cosas tan polémicas en redes sociales, dejó crudo el tema -demasiada insistencia en QAnon como teoría conspirativa, cuando es estrictamente verdad: el mundo está dominado por seres diabólicos que dominan el partido demócrata- sólo nos queda apuntar la sobreactuación del personaje, que llamo «sabueso» a su coresponsal en Estados Unidos, que sólo ofreció información vieja.
Iker se olvidó de la isla de Epstein. Cierto que ya trató el tema, pero ahora tocaba necesariamente porque se planteaban si había una superestructura en el crimen de la pederastia y la vez anterior, y en esta se silenciaron, nombres tan sonoros como el tarado genocida Bill Gates, un habitual que ha salido impune, el príncipe Andrew y Bill Clinton, entre cientos que la Justicia americana no ha querido encausar. Sí, los poderosos, las celebridades de Hollywood, personajes públicos del partido demócrata, multimillonarios donantes de ese partido, participaban en las orgías con menores.
No sé de dónde se sacan la relación Jim Caviezel y QAnon, que estaría muy bien si existiera, siendo el actor que encarna a Jesucristo en «La Pasión» un hombre que va por libre, un «místico», que no soporta que se toque a los niños, a los hijos de Dios, como mercancía. Iker se supone que es evangélico y debería tener más afinidad en estos temas y no permitir desacreditar a nadie porque sea cristiano.
Con todo, el programa estuvo bien, aporto datos contudenten, como los 8 millones de niños desaparecidos, las violaciones por dinero, los repugnantes pedófilos -se olvidó la asquerosa recomendación de la abyecta ONU de legalizar la pederastia y la posición favorable del cojón del anticristo, Jorge Bergoglio- estadounidenses, el consumo de pornografía infantil e incluso se citó el Adenocromo, que se extrae de los niños en situaciones extremas de stress y terror, provocándoles la muerte, y que las élites consumen para entorpecer su envejecimiento.
Brilló la criminóloga Victoria Pascual que cifró en 2 mil los niños desaparecidos en España y apuntó la tesis que sí hay tramas de delincuentes. Y estuvo magistral, como siempre, Enrique de Vicente desvelando que el artículo de Bloomberg y The New York Times, sobre el que se ha hecho la campaña contra la película, luego repicado por todas las furcias mediáticas, está escrito por un conocido pederasta. También tuvo el acierto de hablar de las granjas niños en Ucrania de Zelenski y Joe Biden, pero dejó que Cabrera desviara el tema.
Estaremos atentos a ver si en efecto el tema es tratado en más programas y si se trata investigando más y con mayor profundidad. Dejamos el beneficio de la duda.