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El PP de San Luis

Redacción




Luis Bru-

En 1902 en la Universidad de Cambridge se formó un grupo secreto que se hizo llamar en tono blasfemo los «apóstoles» que dio lugar al grupo Bloomsbury. Eligieron a un joven llamado Lyton Strachey, que era hijo de un general de la India pero cuya formación intelectual y moral se lo había dado su madre, un baluarte agnóstico del Movimiento Feminista Progresista. Este grupo fue muy influyente en la demolción de los valores tradicionales y exhibía un discreto y militante tono sodomita. Lyton Strachey, quien decía que «todos físicamente somos demasiado débiles para servir de algo»- escribió a John Maynard Keynes, un influyente miembro del grupo, padre de la socialdemocracia, que tanto tiene de homosexualidad entreverada, que «no podemos contentarnos con decir la verdad, debemos decir la verdad entera, y la verdad entera es el demonio. Sería absurda que soñáramos de que las viudas comprendan que los sentimientos son buenos cuando decimos en la misma frase que los mejores tienen un carácter sodomita. Nuestro tiempo llegará dentro de cien años».

Ese tiempo ha llegado. La distopía de una sociedad sodomita, llamada a extinguir la especie, ha llegado, arropada con su pretendida superioridad moral. El 23 de junio de 2023, la cloaca globalista El Mundo publico un reportaje con cuatro cargos del PP gays cuyo título signifcativo es: «El PP es el partido donde más gays hay»; todos señalan que su partido cometió un error al recurrir el matrimonio entre sodomitas, que tienen la decisión personal de no reproducirse, aunque en el reportaje abundan las referencias personales a una promiscuidad habitual y militante, su partido lo recurrió en base a que el derecho a que los hijos tuvieran padre y madre. Algunas frases relevantes de la crónica son «Carlos Mazón es un tío moderno, un tío abierto a todos», o del murciano Fernando López Miras en cuya boca se pone el dicho «no me importa a quien ames ni a quién reces», supuesto irenismo -herejía que en el catolicismo se dicen de Ireneo, según el cual daban igual todas las religiones- que parece que sólo le importan los langostinos del Mediterráneo. Nada nuevo bajo el sol, que dice el Eclesiastés: Mariano Rajoy, perseguido por rumores malintencionados de sus tiempos en Pontevedra, ya oficializó la apuesta gay del PP asistiendo a la boda sodomita de Javier Maroto, quien ha declarado también que son numerosos los gays y lesbianas en su partido. Incluso se ha hablado de un loby sodomita en Nuevas Generaciones.

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Esta presencia altamente significativa en un partido pretendidamente liberalocnsevador hubiera hecho las delicias del diabólico Lyton Strachey. Ocurre, sin embargo, que como colectivo, con la destacada excepción de Miguel Bosé, tan denostado, ha sido muy fervoroso y sectario a favor de las timo vacunas. En twiter la bandera arcoiris la ostentaban los que hablaban en nombre de la «ciencia» para anametizar a quienes consideraban «negacionistas».

Todos los cuatro del reportaje estàn de acuerdo en la necesidad de una ley trans aunque no la de Irene Montero, nuevo diablo cojuelo. Una ley como la que tienen en Madrid Isabel Díaz Ayuso o en Galicia Alberto Núñez Feijoó. Estas utopías distópicas de ingeniería social conviene verlas en otros sociedades para saber a qué atenerse, aunque no por ello hay que darle la espalda al PP.

Por ejemplo, en Estados Unidos las posiciones son muy claras: los demócrtas están fervientemente a favor de estas posiciones de la ideologóa woke y los republicanos están diametralmente en contra, de forma que el transgenerismo, como disolución de los géneros, con cirugías en adolescentes y hormonándoles, recibe el rehazo de los republicanos, con ellos diametralmente en contra del Estado de Flórida del candidato presidencial Ron DeSantis y otros muchos estados del círculo de la biblia y Texas, donde están tomando medidas como que hombres biológicos no puedan competir en deportes femeninos; una corriente en la que están de acuerdo las feministas clásicas y en España está el ejemplo representativo de Lucía Etxebarría.

En fechas recientes se han promvido boicots muy exitosos a la cerveza Bud Light por hacerse piblicidad con una trasgénero y a las grandes superficies Target por comercializar ropas y libros para niños de guardería de abierto contenido sodomita. La oposición ha llegado a la satánica Disney y a la satánica Netflix, sumiéndolas en una crisis, pues son rechazadas por los famlias. Además, los padres conservadores y libertarios consideran que esos contenidos en la escuela es un adoctrimaiento contrario a los valores de sus familias, con sus impuestos, y una corriente muy fuerte se opone a esta línea y a los espectáculos drag queen para menores, que son habituales en algunos estados gobernados por los demócratas, de donde se ha detectado un exilio interior de familias hacia otros republicanos.

Es decir, el sodomismo no se queda ahí sino condyce en la extraña ideología woke, que es repudiada por un número creciente de padres conservadores y libertarianos que consideran que son destructivos para la sociedad y que incluyen las tesis de Black lives matter o la pseudo ideología de la raza. Todos estos criterios woke, que han sido y van a ser muy financiados por el hijo abiertamente sodomita de George Soros, Alex, quien ha prometido erradicar de Internet a los «negacionistas», han sido puestos en práctica en San Luis, la ciudad más sodomita y woke de Californicación y de todo Estados Unidos, en lo que Joe Biden habla de la lucha por el «alma» de los Estados Unidos.

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El resultado no es muy alentador ni ejemplar. San Luis ha sido definida como una ciudad zombi, criticada por Elon Musk como invivible, con altas tasas delincuencia, de forma que los grandes almacenes están blindados y los pequeños comercios sufren una oleada de atracos, con la drogadicción campando por sus respetos. Algunas empresas han abandonado San Luis por estos problemas de seguridad, favorecidos por fiscales Soros que tienden a considerar benignamente a los delincuentes.

No se ha tenido en cuenta que Irene Montero y sus asesores de la ley del sí es sí que ha favorecido a gran cantidad de violadores, lejos de ser un error, buscaba eso precisamente, por cuanto la violencia de género, que alimenta con elevadas subvenciones a la izquierda, resulta favorecida con delincuentes sexuales en la calle.

Teniendo en cuenta que «el PP es el partido en que más gay hay», como dicen los protagonistas del reportaje de la letrina globalista que es El Mundo o el inmundo, hay que considerar a dicho partido infectado del germen woke y podría aspirar al Ayuntamiento de San Luis pero no, ciertamente, al de Miami o Housto, y tendría muy pocas probabilidades en Utah, Idaho, Carolina del Sur o Virgnia Occidental. Lo raro y grave es cuando tratan de llegar a un acuerdo en Extemadura una desorejada globalista marcadamente woke como María Guardiola -quizás debería haberse cambiado el nombre- con Vox, en vez de dejar gobernar a Guillermo Fernández Vara, que es además la lista más votada, y tiene más afinidad con el PP.

Aquí, en España, todavía no hay boicots al adoctrinamiento porque en otro caso el PP y Alberto Núñez Feijoó podían pasarlo muy mal, ya que representa a San Luis y no a Miami. Y se encontraría con que no le votan los que les gusta más Miami, como a Messi, que los que les gusta la ciudad zombi de San Luis.