Enrique de Diego.
Le doy la enhorabuena por la manifestación de Bilbao, por la organización, por la asistencia multitudinaria, y no me la acepta porque esperaba más. Le digo: «Tú mismo, horas antes, me dijiste que si asistían mil personas lo considerarías un fracaso y que si iban cuatro o cinco mil sería un éxito». No da su brazo a torcer: «Sí lo dije pero con la esperanza de que hubiera más». Touché.
Le preguntó ¿por que está tan despierto el País Vasco, por qué hay tanto despierto? «Es lo propio del pueblo vasco que siempre ha andado buscando algo», y siempre ha desconfiado del poder. «Mira, en Bizitza casi todos provienen de la extrema izquierda y están enfadadísimos. Yo no, yo soy de no votar porque hace tiempo que todo era una farsa y una estafa. Pero ellos no entienden cómo se han plegado a los globalistas y no han defendido al pueblo».
Yo tampoco lo entiendo. Veamos, en teoría los dos nacionalismos surgen de Sabino Arana que contempla una comunidad racial. Es posible que haya mutado a una multiétnica y lingüística, pero, en teoría, están para defender a la comunidad vasca. «Han resultado ser unos vendidos al globalismo como todo. Arnaldo Otegi dijo que ‘vacunar, vacunar, vacunar’ y en cuanto al PNV, ya sabemos, estuvo por la (timo) vacunación obligatoria y con el pasaporte covid fue muy duro, junto con la Galicia de Feijoó, el País Vasco fue el territorio más duro. Han demostrado todos ser unos vendidos».
«Luego está -me dice- que toda la tecnología de esas mierdas de ARNm se está instalando aquí, en Donosti, y todo eso de los insectos también».
El nacionalismo vasco es una gran mentira, como todo; es lacayo del globalismo.