Luis Bru.
El hundimiento en el abismo moral de Federico Jiménez Losantos vino precedido por la serie de reportajes delirantes de la mandada Yésica Sánchez en la cloaca que es Libertad Digital, con el que intentó aislar a los no tomo vacunados. El 6 de junio de 2021 echó mano de dos expertos, curiosamente del «Dr. Pilgrim» Alejandro Pascual Iglesias, quien mintió sobre el trabajo que le valió el Premio Syva 2021, que realmente fue sobre “virus de diarrea epidémica porcina patogénesis y protección”. Nada que ver con el coronavirus para presentarse como especilista. El «Dr. Pilgrim» encabeza un grupo dedicado a perseguir en las redes sociales disidentes y afectados por las timo vacunas. Y otro, José Manuel Jiménez Guardeño, también de su cuerda, del sector más radical por veneno de muerte.
El artículo, titulado «Desarmando a los antivacunas contra la covid: bulo a bulo», es una colección de mentiras peligrosas. Su autora era, porque ya no escribe, antes especialista en música actual, y llegó a decir, de la mano de este tipo de «expertos» que la proteína Spike era inocua e incluso beneficiosa. Federico Jiménez Losantos cita la serie de reportajes de Yésica Sánchez como documentadísimos, cuando eran realizados por personas a sueldo de las farmacéuticas, lo que da que pensar si Losantos no es también una vocero de la farmafia.
Normalmente, en los medios de comunicación se coge a una meritoria dispuesta a todo, para que haga este tipo de trabajos sucios, de publirreportajes pagados, con «expertos» viciados, comprometidos con el pelotazo de Hipra, de la vacuna ‘española’ a través de Eduardo López Collazo y Luis Enjuanes. Este pelotazo, al que al parecer se resiste la EMA, se considera el pago al separatismo por parte de Pedro Sánchez. Con lo que Losantos ha colaborado en la intentona, por codicia.
De hecho, el abismo moral empezó ahí, con la serie de reportajes de Yésica Sánchez, luego vino la posición totalitaria adoptada por Losantos quien llegó a calificar de asesinos a los padres que no tino vacunan a sus hijos, protegiéndoles de la terapia génica, del veneno de muerte, y a los no timo vacunados los consideró, en su tosca mentalidad, como un sector de Vox a los que denomina «colección de psicópatas», «cucarachas», como un vocero hutu, y «ratas», a las que «eliminarlas» y matarlas.