Enrique de Diego.
Había pensado titular El flautista de Hamelin y la magnitud del crimen, pero sería banalizar una situación extremadamente grave, crítica. de supervivencia de nuestra sociedad. Hay gente que no le cabe en la imaginación el crimen que se está perpetrando, que es descomunal y el que se intenta seguir cometiendo, si se vacuna a los niños: la extinción de toda nuestra sociedad. Y se hace «voluntariamente» con algarabía de fin de estado de alarma. Mucha gente quiere volver a la «nueva normalidad» y cree que la timo vacuna es la llave maestra. Otros no perciben el crimen porque no sale en televisión: Goebbels hubiera querido tener tan domesticados a los medios, Y ¿los médicos? Obedecen órdenes como los carceleros de los campos de exterminio.
El abogado alemán que lleva las querellas, Reiner Fuellmich, lo dice con pleno acierto: es un crimen más monstruoso que el del Tercer Reich. Con la proteína Spife difundiéndose por el corriente sanguíneo y alojándose en órganos vitales -bazo, hígado, médula osea, testículos y ovarios, corazón, cerebro- las muertes van a ser innumerables, se producirán enfermedades auto inmunes, el cuerpo se autodestruirá, considera enemigos a órganos vitales. Una gran parte de la población morirá.
Esta aniquilación se hace con el consenso general de la mal llamada democracia: con el rey, el Gobierno, la oposición, todos los partidos políticos, sin la más leve crítica, el poder judicial, la falseada sociedad civil, el sistema sanitario público, los colegios profesionales de médicos y de enfermería, los sindicatos, las grandes empresas, los medios de comunicación, las redes sociales con su censura…hay una general conjura de silencio para llevar a la gente a vacunarse con un producto al que no es suficiente con denominarle experimental porque ya hay evidencia científica de que es tóxico.
En su codicia desmedida las farmacéuticas están empeñadas en timo vacunar a los niños, matando a muchos y dejando estériles a todos. Asumimos las palabras del Dr. Zelenko: «es un crimen contra la Humanidad». El peor crimen contra la humanidad perpetrado hasta ahora. No hay castigo humano para tal crimen, sólo Dios puede castigar esta atrocidad.
El flautista de Hamelin hacer sonar su flauta para extinguirnos, para dejarnos sin niños.
