Michael Boor.
¿Te acuerdas de cuando gastamos un montón de dinero público y privado para que Podemos fuera el partido de moda?
Eso ocurrió hace mucho tiempo atrás, cuando al querido líder norcoreano de la coleta no le llamaban hijo de… En cada esquina del país.
País, sí, porque a estos resentidos les queman algunas palabras. Por ejemplo, el hermoso nombre de nuestra patria.
El caso es que Michael Boor se ha interesado por estos círculos de Podemos desde hace tiempo y ha conseguido demostrar una realidad silenciada: que sus famosos círculos están más vacíos que la mollera de Echenique. Son siempre los mismos los que cogen el teléfono, la tienda online (qué capitalistas) la tienen desactivada y abandonada… Con razón se ponen de lo más contentos cuando llama alguien, interesándose por su pasada gloria, para preguntar cómo afiliarse o cómo hacer esto o lo otro.
En definitiva, no hay nada detrás de ese presunto partido que presuntamente ha ganado las elecciones. ¿Quién se puede creer eso?
Hasta ahora, la constatación de que es un partido vaciado había sido por medio de llamadas telefónicas, pero en estos momentos Michael Boor se encuentra en plena investigación sobre el terreno de lo que queda de esos círculos morados y sus cada vez más escasos habitantes.
Por de pronto, os adelantamos algunas fotos del llenazo total que consiguieron ayer sábado en la sede de Podemos en Santander. Cuatro o cinco charos y dos o tres porretas de edad, los últimos de Filipinas, uno de los cuales parecía que se estaba haciendo un peta en la puerta del local…
¡Con razón hace tiempo que son conocidos como Pudimos!
En pocos sitios se nota tanto el desencanto generalizado con la política como en las sedes de los propios partidos, en especial los de izquierdas, que nadie normal se explica cómo pudieron ganar las elecciones ante semejante apatía de su propio público. Público del que carecen absolutamente, como se pudo apreciar en su acto especial en las Caballerizas del Palacio de la Magdalena, cuando ellos mismos colocaron pancartas muy grandes para tapar la mitad del pequeño auditorio y así y todo dejaron sin tapar la otra mitad… Otro llenazo.
Y sus responsables políticos no quieren ni siquiera atender a la prensa cuando les hacemos preguntas que no les gustan.
Michael Boor: ¿constatáis el fracaso de vuestra trayectoria desde que empezasteis en 2014 hasta ahora?
Mónica Rodero: Bueno, no creo que hayamos fracasado cuando estamos en el gobierno.
Lógicamente, querida compañere, estás en el gobierno porque la falsa derecha se han dejado dar un pucherazo de espanto en 2019 y por dos veces. Y porque antes de eso el gusano Rajoy os entregó el poder sin elecciones ni nada. Porque no es posible que con esta militancia inexistente que tenéis hayáis podido llegar al gobierno en vuestras horas más bajas y sólo después de dos extrañas elecciones generales en 2019 y una lacrimógena votación de investidura en la que se hizo famoso el Teruel Existe y los lloros de una tal Oramas.
Michael Boor: ¿Y qué podemos decir del tema de subvencionar tanto el feminismo mientras soltamos a los violadores por la puerta?
En este caso, la portavoza de Podemos a nivel nacional, María Teresa Pérez, me empieza a contar un rollo sobre lo que no he preguntado, porque del tema de los violadores en la calle no quieren hablar.
Entretanto, el famoso mantero de Podemos, alertado por mis preguntas a sus compañeres, empieza a escabullirse por el reducido local de caballerizas del Palacio de la Magdalena. Es obvio que no quiere un cara a cara conmigo pese a mi insistencia. ¿Por qué? Porque todos estos fantoches que nos pone el sistema son buenos para figurar, para leer sus guiones en el Parlamento y demás, en sus performances ensayadas, pero no para defender sus ideas y sus programas cuando se les confronta de verdad.
¿Por qué has venido a España a buscarte la vida si somos tan racistas?
Éste sólo es bueno para llorar por las esquinas diciendo que la policía racista porque la han registrado un día y ponerse la mascarilla que le indican los sus jefes del NOM con la parida del Black Lives Matter, pero una de las preguntas que te quería hacer y que tú no me dejaste era la siguiente:
¡No me extraña que no te voten ni en tu casa, colega!