Enrique de Diego.
Con el máximo respeto y admiración, he leído tu artículo, Johana Fernández, como cada lunes, donde tienes la valentía y el coraje de contar tus experiencias de la semana, tus luchas denodadas, tu día a día lleno de batallas, para que a otros afectados por las timo vacunas les aleccione y les anima a luchar. Magnífico ejemplo el tuyo, espléndida labor. También para que otros afectados. otros adversos, como tú los llamas, se atrevan a dar la cara y a clamar contra los genocidas.
Veos tus progresos y a mí me animas a vivir y a esforzarme. Pero el artículo de este lunes me ha representado una puntada de dolor. Es cuando escribes que «es durísimo asimilar, aceptar uno mismo que nos hemos inmolado, que nosotros mismos pusimos el brazo para meternos en el buen lío en el que estamos, que muchos no han salido con vida y que otros miles nos hemos jodido para el resto de nuestros días». Y siendo lógica esta reflexión, es una forma de sucumbir a quienes os han hecho daño y han buscado vuestra muerte y vuestro sufrimiento.
Eso es una ficción. La gente se timo vacunó engañada y manipulada, una parte de ella por motivos altruistas y esa horrible palabra de «solidarios»; cuando alguien habla de solidaridad ya se sabe que busca enriquecerse a nuestra costa y tomarnos el pelo soberanamente. Unos, por cuidar la salud de los suyos, por no contagiarles; otros porque les dejaran vivir en libertad con eso de la nueva normalidad. Dice Santo Tomás de Aquino que todo el mundo busca su bien tal y como lo entiende. Tú bien sabes que cómo ibais a pensar que los médicos, y todo el sistema sanitario, os iban a engañar, que todos los políticos estaban en el fraude letal, que el Gobierno en vez de protegeros os iba a asesinar, que en vez de administraron una vacuna por esas enfermeruchas era un veneno letal.
Vosotros, los adversos fuisteis engañado, no pusisteis el hombro para que os hicieran eso, sino que tú lo hiciste por proteger a los tuyos y por volver a dar tus clases de las que eras una apasionada. No conviene en ningún caso confundirse de enemigos y mucho menos auto culparse. Añadir al sufrimiento físico, el sufrimiento psicológico. Eso sería el triunfo completo de vuestros asesinos, que os hicierais daño y a ellos los dejarais tranquilos. Que Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijoó, Isabel Díaz Ayuso y resumiendo todos se fueran de rositas, después de haber creado el teatro, la farsa criminal, y la OMS y Bill Gates como directores de la banda criminal. resultarán ganadores.
Los no vacunados nos sentimos unidos a vosotros, llenos de rabia y de ira contra los culpables, que nunca, nunca sois vosotros, víctimas. Tenemos entre todos que conseguir masa crítica para exigir responsabilidades a toda la cadena de culpables. Esa autoinculpación es lógica pero ha de ser breve. Todos unidos contra el enemigo común de la especie humana y de cada uno de nosotros. Siempre me pregunto qué más podía haber hecho para evitar esta masacre, con mis pocas fuerzas. Yo también me culpó, brevemente, pero luego continuó. El hermano ayudado por el hermano es como una ciudad amurallada. Nos vemos, Johana, en San Sebastián de Garabandal, a los pies del Señor, en Gloria y Majestad, y de su bendita Madre de Dios y Madre nuestra.