Enrique de Diego.
Hay una ley inexorable que se cumple a rajatabla: todo el que se mete conmigo, las termina pagando y yéndole fatal. Desde que me pusiste una querella, cosa algo estrambótico e inusual en ti, por injurias y calumnias, demostrando tener una piel fina cuando te creíamos de rinoceronte, a mí, que tú presumías que no era nada a tu lado, mira por donde no te has podido aguantar, y ley inexorable ha empezado a cumplirse: en la Audiencia Provincial de Madrid, esa que presumes de tenerla controlada, que te vas de la lengua, y tu abogada, María Dolores Márquez de Prado, de ser ahí una persona influyente, para sorpresa de propios y extraños ordena al Juzgado de Instrucción número 8 de Madrid, que te había absuelto, que te mande a juicio oral, y el juez te pone una fianza de 100.000 euros, que los depredarás de Libertad Digital SA, seguro, a la que dejarás temblando. Es una quinta parte de lo que me pedías, 500.000 euros, en el acto de conciliación, como una humorada. A tu procuradora le dije que sí entre risas y se lo creyó. No hay que perder el sentido del humor con los fatuos, y prepotentes.
Lo cierto y verdad es que esa resolución judicial es injusta. La libertad de expresión, que tú no me concedes, es para todos, reside en el público, es para ti también, Federico. El periodismo es contrapoder frente a la arbitrariedad y el abuso de los políticos y es notorio que el caso de José Luis Abalos en la misteriosa visita aeroportuaria de Delcy Rodríguez no está clara, está llena de puntos oscuros y es al político, como manda la jurisprudencia, de la que aquí parecen haber hecho mangas y capirotes, al que toca tener un plus de transparencia y actuar con luz y taquígrafos. En ese encuentro secreto, lleno de aristas, toda especulación está legitimada, al margen que el delito de injurias y calumnias se ha demostrado como una caza de brujas contra los pocos periodistas independientes que quedamos y contra la libertad de expresión, que es un principio a proteger. Lamento la resolución judicial, en cuanto a ella me solidarizo contigo, a pesar de que te has convertido, conmigo, en un liberticida. Espero que ganes en segunda instancia, porque cuando se cercena la libertad de expresión es el principio el que padece y la libertad se resiente.
Pero como lo cortés no quita lo valiente, me voy a seguir oponiendo a tu degradación totalitaria vacunazi, porque nos va en ello a todos mucho, no sólo la libertad, sino nuestro futuro como sociedad. Mira, tienes una demanda por delito de odio de la que absolvió la Audiencia, pero que está recurrida al Tribunal Supremo, y la que te he presentado por delito de coacciones como empresario, no como periodista, en el Juzgado de Guardia a reparto. Todos los frentes abiertos. Así que, Federico, ríndete, te tengo rodeado.
Mira, tú y Libertad Digital estáis ocultando -manipulando la información- el debate en el Parlamento Europeo en el que la número 2 de Pfizer afirmó que no se había probado la transmisión, el informe de la FDA sobre los terribles efectos cardiológicos de la timo vacuna Pfizer, el informe de Pfizer con los 1.538 efectos adversos, muchos de ellos letales, y todos los abundantes estudios que contradicen la narrativa genocida.
Cuando tú, en su degradación moral, llamabas ‘asesinos’ a los padres que protegían a sus hijos de la muerte y los terribles efectos adversos de las timo vacunas, ¿te proyectabas o actuabas como sicario a sueldo de la mafia farmacéutica? Porque, claro, presumes que de la publicidad de Libertad Digital SA «el 80% es de la agenda 2030», y, la verdad, haces méritos denodados a ver si te cae más.
Estás acabado, estás muerto periodísticamente. Porque ¿te parece la postura de un liberal, so maoísta, la frase que salía de tu boca: «En esta empresa no entra nadie que no esté vacunado»? ¡Anda que ves con Dios para haber llegado a calificar de «milagro del capitalismo» estás terapias génicas, este veneno de muerte! El problema no es que uno se crea Napoleón, sino que los demás se lo crean; a ti te han creído algo demasiado tiempo, cuando eres una nulidad. A ti te viene al pelo lo que dijo Abraham Lincoln: No puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo. Globalista, mentiroso, pobre hombre, tu farsa se ha acabado, no eres más que un tigre de papel mojado.
A Losantos le cambia la suerte: ¡al banquillo y 100.000 euros de fianza!