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César Vidal, al límite del ictus en pleno Consejo de Administración de Libertad Digital SA

Redacción




Publicamos a continuación un capítulo del libro «La gran traición», del que es autor Enrique de Diego, y en el que narran la brutal serie de traiciones que motivaron la salida del gran César Vidal de Es Radio y Libertad Digital:

La tragedia está a punto de alcanzar niveles máximos irreversibles. César Vidal está a punto de caer fulminado en pleno Consejo de Administración de Libertad Digital SA. La tensión y las vejaciones a las que ha sido sometido, la preocupación creciente por la marcha de la empresa que va a la deriva, y sobre la que César Vidal tiene sospechas de presuntas corrupción y administración desleal, toda esa acumulación de stress galopante están a punto de tener un desenlace fatal y cobrarse en sentido pleno la víctima propiciatoria.

Visto desde fuera, el funcionamiento de Libertad Digital SA parece tan caótico como esotérico. Se diría que incluso a un miembro del Consejo de Administración no se le facilita la información suficiente y necesaria para tener una visión clara de la situación empresarial que permita el debate racional y la toma de decisiones adecuada. La contabilidad de Libertad Digital, como veremos, está llena de trampas y tejemanejes. Donde hay oscuridad hay mentira y en la gestión de Libertad Digital hay demasiada oscuridad espesa. Alguien se ha creído que tiene un holding cuando lo que ha alumbrado es un chiringuito. Por los testimonios recogidos y por el paisaje de indicios, da la impresión de que funciona más como una secta, en la que pedir explicaciones se aproxima a los execrables predios de la herejía, que como una empresa y en la que Losantos ocupa el papel emotivo e iracundo del gurú en vez del razonable del empresario. Todo esto encarnado en el paladín retórico del capitalismo patrio resulta extraño y desconcertante. Es de una incoherencia supina.

Porque César Vidal cree en el proyecto y lo hará hasta el último momento su preocupación por la gestión amiguista es, a estas alturas, muy intensa. El Consejo de Administración se pierde por derroteros abracadabrantes y en sí superficiales. Federico Jiménez Losantos insiste en proponer un mejor trato para Ayanta Barilli, siempre Ayanta, esa obsesión por Ayanta tan sospechosa como distorsionante. El barco hace aguas por los cuatro costados pero este hombre bebe los vientos por Ayanta. César palidece y se sulfura: todo podría ir bien y todo va mal. No se toman medidas.

Alberto Recarte, en el juicio de las tarjetas black. /Foto: lavanguardia.com.

Ahí está Alberto Recarte, presidente del Consejo de Administración, altivo y silente, como una esfinge egipcia, puesto de perfil. Ya ha dicho a sus amigos que está “harto de Federico”. Todo el mundo se harta, antes o después, de Federico. Recarte, que pontifica desde el digital Libertad Digital como un genio del libre mercado, como la reencarnación de Friedrich Hayek o de Ludwig von Mises, está sacando buen provecho a la cercanía de la secta losantiana a la magnánima Esperanza Aguirre Gil de Biedma y de las Mercedes. Es consejero de Caja Madrid y Libertad Digital es el órgano oficial de Miguel Blesa. El juez Elpidio Silva afirmará que intoxicaba con “noticias falsas” sobre “la situación de Caja Madrid con artículos en Libertad Digital”.

Recarte será condenado a 10 meses en sentencia firme del Tribunal Supremo en el caso de las tarjetas black: gastó 139.000 euros en ocho años, “en comidas y libros”, dijo. En el momento que nos ocupa era consejero delegado de la tecnológica Vector ITL Group y de Centunión, y sigue siendo de la cerámica Alcalagres, así como consejero de Alimentos Españoles Alsat SL, dedicada a fabricar concentrado de tomate. También es consejero y presidente de la firma familiar Inversiones Loarga SA. Es Recarte quien aparece haciendo las gestiones con Luis Bárcenas que se traducirán en la ‘inversión’ de 400.000 euros de la caja B del PP en la compra de acciones de Libertad Digital, sumario que será pronto juzgado.

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En cualquier caso, Alberto Recarte es economista del Estado, no “es de letras”, peregrina excusa que Losantos le ha dado a César Vidal, accionista y miembro del Consejo de Administración, para no facilitarle información sobre la empresa: tú de esto no sabes o mejor que no te enteres de nada y estés en la ignorancia. ¿Por qué?

El Consejo de Administración sigue su curso estrambótico con la verborrea de Losantos ensalzando a Ayanta Barilli. Parecería que todo el problema de Libertad Digital se reduce a Ayanta. Recarte está más ausente que José Antonio Primo de Rivera. Poco después abandonará la casa echando pestes de Losantos. César Vidal empieza a sentirse mal, muy mal. Suda frío. Cuando se marcha a casa va como si se fuera a desmayar y caerse en cualquier momento. Lo primero que hace es tomarse la tensión. Estaba en 181 (es la medición norteamericana que utiliza Vidal).

A partir de entonces – a causa del stress viendo que aquella gestión amiguista era un desastre – comenzó a tener subidas bruscas de tensión.  En términos generales, su tensión era normal, pero empezó a experimentar subidas bruscas como ésa cada vez que le hacían alguna en Es.Radio. Y eran muchas. Consultó a dos médicos y los dos le dijeron que en la primera subida había estado a punto de sufrir un infarto cerebral y que en una de las subidas no iba a bajar porque se iba a quedar por allá arriba, o impedido o ante el juicio de Dios.

Dado el riesgo de un infarto cerebral, su hija le insistió en 2012 en que no volviera a la radio. No sabía la pobre nada de lo que le sucedía, pero consideraba que tenía que abandonar todo aquello porque no le hacía bien. Ese verano César Vidal se compromete con su preocupada hija a que les iba a dar un año de oportunidad a ver si las cosas cambiaban y que si no era así les plantearía seriamente marcharme.

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César Vidal opta por una salida salomónica que fue irse a tratar a Estados Unidos en el verano del 2012 y reincorporarse más tarde esa temporada. Si bien hacía el editorial diario y entraba también todos los días en el programa en el que le sustituyó Luis Herrero para contar la campaña presidencial americana. Fue una buena jugada porque, en apariencia, César Vidal estaba cubriendo la campaña y nadie tenía por qué saber nada de su estado de salud.

En esa época, Javier Somalo y Dieter Brandau –el dúo de la pelota de las 12- preguntan con frecuencia a las personas del equipo de Vidal por su estado. A todos les da la impresión de que están deseando que no vuelva. Esa sensación es unánime: Somalo y Brandau soñaban con que no volviera, pero volvió y aguantó hasta el final de temporada.

Le dieron muy malos meses, pero, providencialmente, eso le salvó la vida porque adelantó su salida de España en julio de 2013 y eso le salvó de una bomba que iban a lanzar en su piso por tan sólo unos días. Paradojas de la vida, caminos inescrutables de la Providencia divina, si bien se mira, Federico Jiménez Losantos, Javier Somalo y Dieter Brandau le salvaron la vida a César Vidal. Pero eso es ya otra historia, el colofón final. Antes, Vidal enviará un memorándum de diez páginas a Federico Jiménez Losantos con todo lo que va mal en Libertad Digital SA.