Enrique de Diego.
No te tuvo Dios de su mano el día que te timo vacunaste, Kiko Rivera, pedazo de carne con ojos, pasto de la telebasura desde que naciste, haciendo la gracia de decir que te inyectaban el 5G haciéndote el científico loco, el borrego chistoso, e indicando, exhibicionista, que te ibas a la playa, como si hubieras cumplido con un ritual personalmente inocente y socialmente obligado. Por seguir la conseja del frívolo y aterrador César Carballo te han pinchado la proteína spike que te ha producido un ictus muy guapo, muy chulo, del que te deseo que te mejores, pero ya te aviso que tu vida va a ser, de ahora en adelante, un calvario, que ya nunca vas a ser el mismo. No es que te hayan hecho Vudú, que también, es que ha caído en la red de mentiras globalistas.
Sólo un inciso para reflexionar qué hubiera sido de nuestra sociedad si hubieran triunfado y se hubieran llevado a la práctica los designios delirantes y totalitarios de Losantos, si todos hubiéramos jugado despreciativamente con la libertad y la verdad de los no vacunados y hubiéramos actuado con tu ceguera, Kiko Rivera.
Se acabaron para ti los días de vino y rosas, de juergas y cocaína, de comer hamburguesas y comida basura, de alcohol hasta tener a tu edad gota. Se acabaron tus días de DJ. Y se acabaron los programas de telebasura. Ya puedes llamar a Sálvame para que te salve, que para esos has muerto, eres un juguete roto. Lo único que puede remitirte es proclamar la verdad: que te han engañado, que te han envenenado con el mejunje que ni tan siquiera Pfizer testó si cortaba la transmisión, testaron que era un arma letal para eliminar población. Tú has sentido una repentintis, hazte un favor a ti a tus semejantes diciendo que no se timo vacunen, que escarmienten en cabeza ajena, en la tuya, cabeza de chorlito. Te han dado el alta, te han enviado a casa, para que no molestes, pero te han quedado graves secuelas. Una parálisis facial parcial y dificultad de movimiento. Incluso necesitas ayuda para realizar actividades elementales de la vida diaria, como andar, comer o asearse.
Luego están las heridas psicológicas. No parece que lo estés pasando nada bien pues te encuentras muy deprimido, lógico. «Buenos días mi gente. Hoy estoy más triste empiezo a asimilar lo que me ha ocurrido y aunque voy mejorando no puedo dejar de estar triste». Se necesita mucha voluntad, mucha fuerza de carácter y mucha humildad para seguir adelante y rehacerse, mucha rehabilitación tediosa, mucha autodisciplina, de la que tú has carecido en toda tu vida de niño mimado de la tonadillera Isabel Pantoja y el torero Paquirri.
Esa voluntad, esa fuerza de carácter, esa dignidad que hace falta a raudales para encararte con el sistema, del que tú vives, y decir que la timo vacunación es una gran mentira, que te ha destrozado la vida, porque con tus problemas de salud, con tu balón gástrico, con tu diabetes, con tu gota, con tu mala vida pasada, eras el último que debías pincharte. La has jodido, Kiko. Por poco no lo cuentas, como decenas de miles de compatriotas, por los que deberías dar la cara y hacer algo digno por una vez en tu vida. No lo harás, te faltan agallas.