Enrique de Diego.
Luchamos en una guerra cruel y cruenta, declarada por nuestros dirigentes al servicio impúdico de la escoria globalista. Esa es nuestra guerra y no la que se libra en Ucrania. Con esa excusa la UE y los dirigentes de las naciones occidentales han tomado postura que por un lado no hace otra cosa que alimentar al complejo militar industrial y por el otro, son decisiones que arruinan a los ciudadanos, pero no tocan a los dirigentes, ni una sola de las medidas representan «solidaridad» con los ciudadanos.
Nuestra guerra es contra el enemigo interior en su genocida decisión de eliminar población. La OTAN ha perdido el norte y no nos defiende. Lo que llamamos Ucrania es la consecuencia de fronteras mal trazadas por la URSS, caprichosamente trazadas, que incluyen territorios de amplia mayoría étnicamente de grandes rusos blancos y ruso parlantes, como Crimea y el Donbass, íntimamente ligados a la historia de Rusia. Lo que llamamos Ucrania es el terreno de juego de los globalistas y de la más execrable corrupción, desde George y Alexandre Soros hasta el altamente degenerado Hunter Biden.
En la guerra entre Rusia y Ucrania no están en juego los valores europeos, tal y como consideran los burócratas de Bruselas. Los valores europeos pasan por los ciudadanos, los grandes sacrificados en esta patraña mentirosa. Ucrania tiene un presidente putrefacto, corrupto y frívolo, Zelenski al que todo Occidente ha rendido grosera pleitesía. Es preciso recordar ese día de infamia con todo el Parlamento español, unánime, aplaudiendo al payaso. El ejército está cometiendo atrocidades con la población civil.
En cualquier caso, se ha puesto en juego nuestra supervivencia en una guerra que ni nos va ni nos viene, y que la escoria globalista aprovecha para proseguir con sus planes de hundimiento de las economías de nuestras sociedades, de España.
Muchos ciudadanos nos damos cuenta con indignación de la mentira y manipulación groseras que se está perpetrando a propósito de Ucrania, y nuestros dirigentes pagarán la traición. El pueblo ya está harto.
En otoño será muy caliente, el invierno será largo y gélido, y en primavera florecerán las guillotinas.
Otrosí: He sentido vergüenza ajena al ver la orden judicial, llena de tachones, para el allanamiento de la vivienda de un ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Otrosí: Anthony Faucí, el gran mentiroso, dimite y se va en diciembre. Es responsable de crímenes contra la humanidad de los que tendrá que responder.
Otrosí: Esther López, de Traspinedo, Valladolid, murió por la timo vacuna en una REPENTINITIS. La Guardia Civil ha hecho simplemente el ridículo, para contentar a los políticos, y ha vuelto loca a la familia que ya ni respeta la presunción de inocencia. No hubo ningún atropello.