Enrique de Diego.
En todos mandan Black Rock y Vanguard; todos obedecen a un único amo, los globalistas; no hay derechas ni izquierdas, en los aspectos fundamentales funcionan arteros consensos de la mentira en los que todos dicen lo mismo produciendo un fuerte hedor unánime.
Piedra de toque es Donald Trump, que les pone literalmente de los nervios. Mientras en USA la pluralidad de medios da una visión más descreída de la versión oficial sobre el allanamiento de la mansión Mar-a-lago, aunque, como si les fuera algo esencial en ello, salvo Rambla Libre, los medios oficialistas, los medios del sistema echan carreras para demoler a Trump. «Numerosos documentos de alto secreto», dice El País, marcando la pauta; no están de acuerdo ni en lo que se ha encontrado, fruto de una filtración averiada a Washington Post. Así Abc titula que «cuatro documentos de alto secreto», mientras La Vanguardia eleva a once los documentos.
Dando un paso más, El Confidencial, globalista entre los globalistas, se pasa siete pueblos titulando que «el FBI investiga por varios crímenes a Donald Trump, como violar la Ley de Espionaje». Crimen es «acción voluntaria de matar o herir gravemente a alguien», y ni que Trump fuera James Bon con licencia para matar, y menos para «violar» la Ley del Espionaje. Es una criminalización de libro. El País, para no quedarse atrás, titula: «estos son los delitos por los que se investiga a Trump y las penas de cárcel que implican». La presunción de inocencia tiembla. Y el Inmundo afirma que «Trump, investigado por la Justicia, por robar secretos de Estado». Vamos como un vulgar chorizo.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis ha declarado que Estados Unidos ha degenerado con el partido demócrata en una «república bananera». España, a la postre, siempre ha sido una mierdocracia con una prensa de octava, la mera voz del amo globalista. Vale aquí aquello, de los muertos que vos matáis, prensa indigna, gozan de buena salud.