Enrique de Diego.
Cuando los globalistas desataron las hostilidades con el lacayismo de todos los dirigentes occidentales y de todos los medios de prostitución -apaga la televisión fue la campaña más sensata y más exitosa-, los purasangres -como nos bautizó Fernando López Mirones- nos aprestamos a una lucha desigual, conscientes de que nos asistía la razón, que en estos tiempos tienden a llamar locura, y era una lucha por la supervivencia y por la sacrosanta libertad.
Echamos mano de todos los medios a nuestro alcance, de la heroica y entrañable Rambla Libre, y de nuestra presencia en las llamadas redes sociales. En mi caso, de mis usuarios de Twitter y Facebook. Entendía que sacaba más rédito de mi presencia, y la de todos los usuarios, porque enriqueciendo con contenidos esas redes sociales, gratis, hacían un suculento negocio. Las redes sociales han de ser líneas transmisión, como la red de teléfonos, neutrales, y no medios de comunicación con una línea editorial propia. Subvirtiendo su propio origen y naturaleza, es lo que hicieron con la supuesta moderación, llevada por gente malvada y patentes gilipollas, de una torpeza infinita.
En una acción coordinada, que hace enorme la responsabilidad y culpabilidad de Jack Dorsey y Mark Zuckerberg, como infectos enemigos de la Humanidad y de los más indefensos, como si se tratara de asesinos en serie, empezaron a ahora toda crítica de las timo vacunas, de forma que sólo se podía hablar bien, con furor sodomita, pues en manadas eran estos los que procedían al linchamiento. Lo que digo, vale también para Google y para Youtube. La primera censura aviesa me cayó por escribir «la timo vacuna tiene como finalidad la eliminación de población», lo cual es absolutamente verdad en cada una de sus palabras.
Facebook fue más allá en el liberticidio y en la censura sistémica a fin de dejar desarmada a la gente ante el ataque genocida montando una red de mendaces verificadores, cuya responsabilidad es máxima en la difusión de la mentira asesina. En esa maldita y asquerosa red social se censuraron sin piedad cualquier contenido que cuestionara el crimen globalista, al tiempo, que infame ironía, te advertían que si seguías incumpliendo las normas de la esotérica comunidad ibas a perder tu cuenta.
La resistencia fue buscando nichos desde los que difundir la verdad y dar la batalla, como Telegram y Tiktok, sustituto de youtube. Y si cierran esas, se buscarán otras, pues somos de ese tipo de gente que nunca se rinde.
En Facebook se hizo imposible, pues quitaban y censuraban todas las noticias de la verdad científica relacionas con el coronavirus y con la mortandad producida por los pinchazos letales. Hace tiempo que abandone Facebook mientras el hijo de mala madre del niñato de Zuckerberg seguía repitiéndome que si no hacía caso de las malditas y mendaces normas de su comunidad iba a perder la cuenta. Ahora se la puede meter por donde le quepa.
En twitter fui ganando notoriedad y eso me permitió dar la batalla a brazo partido contra la timo vacunación obligatoria, y sus corifeos como Losantos, del Pino, Risco y Steegmaan, entre otros. También dar a conocer los antídotos y entrar en contacto con víctimas de la timo vacuna, algunas públicamente y otras en mensaje privado. Mantuve, en todo momento, la moral alta de los purasangres, acosados por todas partes. Ante la saña censora, hubo meses en que, básicamente, puse la Oración a San Miguel y a Nuestra Señora de todos los pueblos. Mi cuenta fue suspendida cuando hice un daño tremendo a la inmunda empresa globalista Burger King, de la que es accionista Bill Gates, en su campaña con la mierda de hamburguesa vegana y el mentecato y presuntamente sodomita moderador ya no pudo soportar más y suspendió la cuenta.
La política inmisericorde de la cancelación, propia de los conflictos bélicos, y ésta es una guerra espiritual entre los hijos de las tinieblas y los hijos de la Luz, se cebó en Rambla Libre; buena señal de que estábamos haciendo un daño tremendo al enemigo, y en una decisión sin precedentes la agencia de publicidad de Google, Google Adsense, cancelo nuestra exitosa cuenta publicitaria.
Ahora Facebook, Meta, y Twitter, atraviesan malos momentos que amenazan en poco tiempo llevarlos a la bancarrota y a la insignificancia, signo de la derrota de los globalistas. Facebook se plantea, que risa, tía Felisa, levantar la censura y permitir la difusión de mensajes «falsos» sobre la timo vacuna ahora que ya ha pasado el peligro. ¡Hipócritas! Ojalá se hundan en el abismo, en una ciénaga pestilente. Ante la avalancha de abandonos por su furor censor se han hundido en Bolsa.
A Twitter, Elon Musk le ha hecho un traje, y ha puesto en solfa la enorme cantidad de bots y de trolls, sodomitas y seguidores de Podemos y del partido de demente Biden. Ahora viene el cruce de denuncias en el Estado de Delaware. Hay que comprarse palomitas para ver como se desuellan esta escoria globalista.
Hace años, cuando puse en marcha, Rambla Libre tuve la extraordinaria prudencia, gestionada por el eficaz director comercial, de alojar el servidor en el lugar más respetuoso con la libertad de expresión; en otro caso, Rambla Libre, con su historia de éxito, ya no existiría. Cuando desaparezcan Twitter y Facebook y paguen por su colaboración con el genocidio sus directivos, Rambla Libre seguirá existiendo.
Me queda dar las gracias a Andrew Torba por haber puesto en marcha la exitosa red social Gab.com, donde se respeta la libertad de expresión y los cristianos tenemos un sitio acogedor. Ahí les espero. Es una experiencia gratificante no tener que sortear la censura, no tener que autocensurarse. Rambla Libre surca los mares con bizarra gallardía, seguro el equipo de la victoria y de prestar cada vez un mejor servicio a los lectores, a la búsqueda de la verdad, al Bien. Cada vez son más los lectores que ingresan directamente en ramblalibre.com.
Como dice Andrew Torba, Jesús es el Rey.