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REPENTINITIS: Fallece en su restaurante José Luis Cordera, dueño del Mare Salata de La Ñora

Redacción




Según publica El Comercio, luto en La Mariña. Los vecinos de Quintueles y Quintes terminaron el día de ayer consternados por la muerte repentina de José Luis Cordera Miranda, hostelero propietario del restaurante Mare Salata, situado sobre la playa de La Ñora. Fue encontrado muerto en la cama de su vivienda, donde también estaba su negocio, y podría llevar varias horas sin vida.

Según pudo saber este periódico, personas que paseaban por la zona intuyeron la muerte al divisar al finado en su domicilio y dieron la alerta desde el lugar donde se encontraban, por lo que hasta el lugar se desplazó un equipo de emergencias que tras realizar prácticas de reanimación no lograron hacer nada más que certificar el óbito. En un principio, la muerte parece responder a causas naturales.

Luis Cordera tenía 53 años, estaba soltero, no tenía hijos y contaba con un hermano y una hermana política, además de su madre Carolina, residente en Quintes.

Uno de los vecinos de la zona, quizás de los últimos que lo hayan visto con vida, relataba a EL COMERCIO que el viernes, sobre las ocho de la tarde, se habían cruzado en el coche mientras uno subía y otro bajaba y se habían saludado desde sus vehículos. Este mismo vecino, cliente habitual de la barra del restaurante Mare Salata, manifestó que José Luis Cordera era un hombre con el que solía charlar de vez en cuando, «apacible y tranquilo». Otro vecino de Quintueles con quien trataba apostilló que era un hombre «muy afable, extrovertido, alegre» y, sobre todo, «una excelente persona».

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José Luis Cordera había inaugurado su propia temporada de verano hace apenas unos treinta días, para afrontar los próximos meses con uno o dos camareros que solía contratar a estas alturas. El resto del año, el restaurante permaneeía cerrado.

Con su muerte, queda en entredicho la continuidad del Mare Salata, abierto hace unos diez años. Este local, que regentaba en alquiler, vino a sustituir a otro anterior llamado Polainu.

Pegado a pie de playa, con una terraza exterior desde la que se contempla en su espledor la playa de La Ñora y sus maravillosos atardeceres, este establecimiento ofrecía comidas y cenas, a la parrilla o a la plancha, con una cocina basada, principalmente, en el pescado y marisco.

El funeral, mañana

Cordera Miranda trabajó de pescador en Merca Manolo, establecimiento de alimentación y bebidas, y posteriormente, en una pescadería en Gijón. Por eso no es de extrañar que su especialidad fuera el pescado, en sus múltiples presentaciones, en especial la parrilla y la plancha. Pese a mantener una fachada correspondiente al típico chiringuito de playa, tanto la carta como el diseño del menaje daban un toque de distinción al negocio. Los vecinos lamentaban su muerte, a última hora de ayer y lo recordaban con cariño.

La celebración de la Palabra será mañana lunes al mediodía, en la capilla del tanatorio Gijón-Cabueñes. A continuación sus restos mortales será incinerados.