Enrique de Diego.
La doble alma, una satánica y asistencialista, conspirando para el exterminio del hombre blanco, tiene su paradigma en California; otra cristiana, libertariana, que apuesta por el crisol de razas, tiene su paradigma en Florida. California practica la multidiversidad, mientras Florida ejerce el crisol de razas. California llegó a ser la quinta potencia mundial cuando era gobernador Ronald Reagan, pero desde entonces no ha hecho otra cosa que decaer. Florida, sin impuesto sobre la renta, no hace otra cosa que florecer.
California tiene dos poderosas industrias entregadas al mal: Hollywood y Silicon Valey. Toda depravación tiene allí su asiento. Su gobernador Gabin Newson aspira a convertir ese Estado en un «santuario» del aborto. No sólo eso: pretende legalizar el infanticidio, procediendo a un asesinato brutal de bebés semanas, meses o incluso años después de que nazcan. Sus legisladores estudiarán un proyecto de ley horrendo. Según el texto, una “persona no estará sujeta a responsabilidad o sanción civil o penal, ni privada de sus derechos de otro modo, en función de sus acciones u omisiones con respecto a su embarazo o el resultado real, potencial o presunto del embarazo, incluido el aborto espontáneo. , muerte fetal, aborto o muerte perinatal”.
Una ciudad del Norte de California se ha declarado independiente para no obedecer los mandatos por las timo vacunas y las mascarillas del presidente Biden y del gobernador. El Norte de California tiene un fuerte sentimiento a constituirse en Estado. El pueblo se llama Oroville: “Es hora de que nosotros, el pueblo, nos levantemos contra la extralimitación de estos políticos radicalizados hambrientos de poder. El hecho de que algo tenga sentido en las grandes ciudades como (San Francisco), (Los Ángeles) o Sacramento no significa que tenga sentido en la zona rural de Oroville. Lamentablemente, nuestro gobernador no ha estado dispuesto ni abierto a escuchar al estado del norte … Si simplemente escuchara sus comentarios, no estaríamos aquí ”.
San Francisco es una ciudad gay, sin niños. Bastante peor que Sodoma y Gomorra. El asistencialismo ha sido legitimado por el Partido Demócrata. La Universidad de California ha expulsado a profesores por negarse a ser inyectados. El genocidio se ha llevado a sus últimas consecuencias y en el condado de Ventura se ha detectado un aumento exponencial de problemas cardiacos, cerebro vasculares y de coagulación sanguínea.
En Florida no se ha timo vacunado la mayoría de la población y el gobernador, Ron DeSantis se ha negado a inyectar a los niños. Ha decidido prohibir el adoctrinamiento en las escuelas. Varias madres protestaron porque a sus hijos se les había intentado convertir en trans. Disney rechazó esa ley y dijo que la combatiría. Sus planes incluían que el 50% de los personajes de sus películas fueran sodomitas. Ron DeSantis contratacó a la posición de Disney quitándole todos sus privilegios en Orlando, lo que ha sumido en una profunda crisis a la empresa con continuas caídas en Bolsa.
Los habitantes de Florida no son anglosajones pero respetan los principios fundacionales que hicieron grande a Estados Unidos. Abominan del asistencialismo y, por ello, tienen bajos impuestos. Es un modelo exitoso. Un dicho sentencia que si le das un dólar a un cubano americano piensa dónde invertirlo y dónde abrir un negocio; si se los das a un puertorriqueño de Nueva York se lo gasta rápido en alcohol o drogas.
California y Florida son los dos polos opuestos, las dos almas de Estados Unidos. Hay una vieja tradición de emigración entre Estados a la búsqueda de un medio ambiente favorable para la decencia y el sentido religioso. Ese fenómeno se ha detectado también ahora. A raíz del fraude electoral de 2020, empezó la emigración hacia Estados del Medio Oeste, del Círculo de la Biblia. No sólo decisiones individuales o familiares, también empresas están buscando lugares más acogedores para la familias de sus trabajadores y más bajos impuestos para ellas. Es un fenómeno que no hace otra cosa que incrementarse.
Es la huida, el éxodo de unos Estados, como California, o Maryland, donde también va a estudiarse legalizar el infanticidio, cuyo final se atisba en la película de Mad Max, entre el conflicto racial, las tribus urbanas y la más abyecta degeneración moral.