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La Guardia Civil vuelve a meter la enésima pata con Esther López

Redacción




Luis Bru.

Siempre se ha dicho que el criminal siempre vuelve al lugar del crimen. En este caso, es la Guardia Civil la que da vueltas y más vueltas en el caso de Esther López. Ha iniciado un registro, hasta diez agentes con atuendo blanco, de policía científica, en el número 4 de la calle Uno en la urbanización El Romeral, de Traspinedo, Valladolid, donde vive Óscar, el último que la vio con vida. «Puede que el registro dure varios días», ha comentado un número de la ex Benemérita.

Tal y como explica Nacho Abad en COPE, “las últimas novedades son: el indicio contra Óscar es que al día siguiente la Guardia Civil ha podido confirmar que lavó su vehículo al día siguiente con profusión; hay contradicciones en su declaración, tiene tres versiones diferentes; el móvil de Esther indica que a las 6 de la mañana el móvil de él y el de ella estarían muy cercanos; el móvil de Esther pudo haber sido limpiado, no hay ninguna huella en el móvil”, comenta.

Además, y esta es una de las últimas piezas clave, los agentes están examinando el vehículo, desmontando la parte frontal buscando posibles pelos… “También están analizando la centralita del coche por si ha habido frenazos o ha saltado el airbag”. Pero lo más importante, “hay ADN de Esther en el maletero, pero no en el interior, si no en el borde. No se sabe si es sudor, sangre o saliva”.

Poca cosa a lo que se ve. Parece enteramente normal que haya ADN de Esther López en el maletero. Esther López no tenía sangre en su cuerpo, sino que murió por una hemorragia interna. Es decir, que no puede ser sangre. Lavar el coche da idea de limpieza y nada más, pues la muerte de Esther López no se produjo en el coche.

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La Guardia Civil, en su obsesión por descubrir a un criminal, de un crimen que no existe, ya detuvo a Rafael «El Manitas», antes de que apareciera el cadáver, ya que la Guardia Civil no tuvo la prudencia de recorrer la carretera, le detuvo 72 horas como a un terrorista, y por orden de una juez todavía no puede abandonar España, hecho que para él tiene manifiesta transcendencia pues se iba a casar con una moza cubana.

Dos guardias civiles piden la identificación a todos los vecinos de la urbanización El Romeral.

Que estén próximos los móviles sólo le puede parecer sospechoso a un urbanícola, porque Traspinedo no es Nueva York. Ya aventuró Enrique de Diego que no entrar en una muerte por Repentinitis dejaba el terreno propicio a la lesión de derechos personales, como es el caso, y a sembrar dudas sobre los vecinos de Traspinedo. Esperemos a ver en que queda el nuevo traspiés de la Guardia Civil empeñada en que sea un crimen de «violencia de género» del heteropatriarcado, para hacer méritos ante el Gobierno.